1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Viejecito

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por KimBertranCanut, 3 de Octubre de 2007. Respuestas: 0 | Visitas: 637

  1. KimBertranCanut

    KimBertranCanut Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    1 de Octubre de 2007
    Mensajes:
    5
    Me gusta recibidos:
    0
    Brillaba la noche en el camposanto. Tierra
    De pasados enterrados. Nacían los recuerdos
    Donde no había más cielo que el suelo que
    Pisaban los pensamientos, a la busca de la
    Inmortal ausencia. Huesos y crisantemos,
    Oraciones y depresiones, ¡qué lugar tan eterno!
    Daba miedo caminar por la espesura y la Luna bañaba la negrura.
    Corría la lágrima sincera por la mejilla
    De mármol de la escultura.
    La Dama lloraba tanto, leyendo arrodillada
    La pequeña esquela inscrita en la sepultura.
    Sombras claroscuros, el vagabundo come el
    Aire sentado sobre una fresca losa, al cobijo
    Del tiempo, de la inmensa soledad y del silencio
    Espacial. Espera tranquilo mirando los edificios
    Ficticios de los duendes invisibles, que respiran
    En sus tumbas cerradas.
    Duerme al amparo de unos brazos ancestrales,
    Fantasmales pero queridos, amigos conocidos.
    Ángeles de los vagones de trenes que compar-
    tieron largos recorridos de aliento y peligro.
    Sueña en lluvias de ayeres, en nieves y atardeceres,
    En aquellos horizontes que jamás llegó a alcanzar
    Fuera de su luminosa imaginación.
    Se retiró del mundo, huyó de su olvido y tembló
    Emocionado, comenzando a andar, excitado,
    Por el influjo de una senda que le llevaría hacia
    Un viaje sin lastres y a un entendimiento universal
    Del conocimiento.
    Se fusionó con los dioses del mar, formó parte de la naturaleza. Anduvo por ecos que le transmitieron
    Sus propias palabras.
    Aprendió del cansancio de las plantas inmóviles.
    Al final dejó la carretera y refugió su pobreza,
    Perdida en alguna alcantarilla, cerró con llaves
    De acero las puertas de la calle.
    Sus pasos callaron y le sedujo el llanto del
    Cementerio.
    Por la mañana no despertó, el frío le mató,
    Su alma se fue con el viento.
    Nadie lloró por el indigente, una leve plegaria
    Bastó para volver a la realidad cotidiana de la
    Que el anciano escapaba satisfecho.
    La hierba y las flores de nuevo crecieron, las
    Estaciones siguieron su curso.
    ¿Y a quién le importa la Historia sin nombre
    De un desconocido parásito de la sociedad,
    Fría como la losa de una tumba cerrada?

    -1996-
     
    #1

Comparte esta página