Viernes por la noche (del café... )

Viernes por la noche.

Con las luces apagadas, y apenas iluminado por el monitor.

Reviso varios archivos... en estos tiempos ya no hay viejas fotos amarillentas, ni papeles arrugados, planchados por lágrimas y retaceados en momentos de rabia. Son tiempos nuevos de jpg, pdf y gifs.

Una compañía electrónica que mitiga la soledad de las sombras.

Una pena que un corte de luz borró miles de ellos, y se mantienen apenas destellos de esas imágenes en la memoria.

Sobre el silencio las neuronas mueven agitando olas de recuerdos, despertando imposibles esperanzas...

¿Cómo pudo ser nuestra vida juntos?

De seguro los días apurados por marcar las tarjetas y tratando de cumplir las cuotas para despedirnos pronto de la rutina.

Más apuro al ir y volver, gritando al "chofer" que mueva esa lata de sardinas.

Caminar apenas respirando para que nuestras exhalaciones no nos frenen.

Distraídos de todo el mundo, concentrados en un encuentro íntimo.

Los gatos saltan de techo en techo, peleando sus calenturas, y yo acá buscando agitado un llavero que no abre.

La puerta gira sobre sus goznes, y te veo a contraluz, esbelta y desnuda de pudor.

La primera ocasión que te vi me asusté, y sentía un manto de frío recorrer mi espalda.

Pero luego cada visita tuya era poco a poco, más y más deseada, con un miedo interno de llegar a saber cuándo podría ser la última vez.
Tus manos me desataban cada angustia, con la paz de la espera cierta de que tendríamos un final.

Tu cuerpo sometiendo cada espacio de cordura, y entregando placeres que cada vez me acercaban al precipicio.

Envueltos en jadeos, sudando erotismo... insertados en la profundidad de una piel estirada a reventar... impulsados en un frenético vaivén de choques sonoros con quejidos y mordiscos... las uñas destrozando espaldas... para luego dejarme de nuevo solo, esperando ansioso por encontrarte de nuevo...

Las memorias no son las de antes, ya no hay objetos a tocar y oler, sino solo pantallas en un monitor, y este sentimiento que envuelve de soledad lo que deseo hacerte otra vez...

Al final vendrás a recogerme, y quién sabe, puede que entonces nos amemos por siempre.



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