Vii.

Un sendero
bajo los árboles negros
ramas desnudas
se retuercen
en la helada luz.

Un gran roble,
más allá.
Su profunda sombra
sobre el camino
es irrevocable.

Ella me mira
desde ese bosque
como
en
una
fotografía,
como si la vida
fuera un estado fijo.

Soy una sucesión
de inmovilidades,
la intolerable
continuidad del mundo,
los espacios negros
anhelados.

Nos besamos como amantes,
pero por debajo del pensamiento consciente,
el ojo ve,
y la mente saborea,
la oscura fluctuación
de la soledad.

 

Debería estar en poemas melancólicos porque carga una profunda tristeza, que es muy real... Me llegó.
Un abrazo.
.
.
.

 

Otro abrazo para ti.

Slds.

Aguijonmagico.

 

Muy bueno, realmente melancólico

Leelo