Viii

Te recé más de una vez,
alcé mis brazos al cielo en buscas de perdón
(aunque no sé que he hecho mal).
Mi religión eres tú:
mi Judas y Salvador.
Conté las cuencas de tu rosario cada noche
y te lavé los pies con mi agua bendita,
simplemente te quiero a mi lado. Y tú,
me ha vendido por vente besos.
Crucifícame con tus excusas,
cada clavo será una mentira,
la corona de espinas se clava en mi pecho.
Seré tu mártir, pero no la primera
ni la última.​

 

Intenso poema en el que se mezcla el amor intenso y la amargura de haberlo perdido

 

Triste, dictado por el sufrimiento, escrito con amargura.
Pero hermoso y genial tu poema, amiga, ExtremayDura.