Visiòn prefacica del Caballero andante

Prefacio

Vengo de una estrella muy lejana,
que apenas y se puede ver en el cielo
como un puntito muy fugaz en la inmensidad cósmica,
vengo de un día donde todo empezó para mi,
de una fecha ni tan lejana ni tan cercana,
estoy en un punto medio, en el punto exacto de mi paréntesis
en el rodar de la gran piedra deambulante,
al mismo tiempo en que llovían aerolitos y una estrella explotaba en el silencio,
estaba yo naciendo del vientre materno,
este seria mi primer alumbramiento según mi edad biológica,
mi primera estancia en una mancha conurbana bipolar,
mis nacimientos posteriores seguirían después y mis edades paralelas
vendrían cumpliendo aniversarios luego.
Desde mi infancia temprana vislumbraba el color de otro color y el mundo me era maravilloso en todo su enigma y su misterio,
tenia ya mis propios monstruos y mis propias creencias de fe,
pocas veces no imaginaba un dragón o una piedra que hablara hasta la lagrima,
las montañas me parecían grandes reptiles prehistóricos,
desde entonces me fui haciendo de mis hábitos nocturnos con las cobijas tapándome la cara desafiando a la madrugada,
mi madre era una ama de casa en estado de énfasis o lo sigue siendo,
mi padre era un impresor en estado de énfasis o lo sigue siendo,
los dos eran voces con movimiento o lo siguen siendo,
tengo dos hermanos que son una extensión de mi,
una secuencia de mis hechos y mis pasos,
tengo una familia de lo mas normal, un aforismo en un país de lo mas normal.
Alce la voz de mi mirada al cielo cuando un cometa de papel en las manos de mi abuelo trasgredía el viento,
ahí me enamore de las alturas, de lo prodigioso que era volar y evadir la gravedad, pasar por encima de los techos era mi afición.
Ya mientras crecía las cosas se me iban revelando según su tonalidad verdadera o mas bien esa tonalidad que todos ven a simple vista,
el mundo ahora no me era una simple piedra,
ahora si lloraba con angustia y miedo,
mis creencias iban desapareciendo según mi desarrollo,
mis manos podían robar al igual que matar o prenderle fuego a un libro,
empezaba a correr tras mi vida, tras mi ser que ardía, tras algo que no se que sea, me había vuelto ya un vampiro noctámbulo,
solo que ahora las cobijas no estaban tapándome la cara,
me iba maleando día con día al ver los periódicos y los noticieros de media tarde, mi grado de lo sublime estaba dando muestras de que ahí estaba
escondido en la maleza de mi espíritu, turbado con el fin de mi infancia,
pero estaba presente en mis manos, en algunas cosas que estas hacían con el objeto de ser excepcionales, un estilo de poesía muy temprana,
siempre me ha desafiado la veracidad de mi imaginación,
nunca me ha dejado de sorprender el mundo,
soy un sujeto sorprendible con una imaginación que va mas allá de la verdad,
una simple piedra puede transformarse desde mi punto de vista en un
insecto volador o en un convertidor de voces,
puedo hacer que una mirada o unas manos se conviertan en una canción,
por ello de mi imaginación irreductible, de mi daltonismo,
puedo hacer historias complejas de los hechos mas insignificantes y recónditos,
hacer inolvidable lo olvidable, duradero lo que no dura,
entonces empecé a voltear a mis costados y vi a la mujer cuando creía ver el cielo, pensé en las constelaciones que por las noches me tapaban con su luz,
en los astros que me bañaban con su hermosa agua brillante, en la luna y su inusual brillo plateado cubriéndome la frente,
conocí de frente la poesía, sus ojos de belleza y sus labios de dulzura sublime,
nacía mi lado sublime que se gestaba en mi interior,
hice un equilibrio entre el mundo y yo,
entonces volvía a nacer y empezarían mis otras edades con mis otros nacimientos póstumos a mi primera etapa,
y es que la mujer es una constelación propia,
un punto de ebullición muy alto,
es el viento entre los árboles de un bosque,
es el nombre en la costilla de los libros de poesía,
una verdadera bala muy veloz y ágil,
es una cama y una noche para pensar por horas,
es un tratado sobre estética y equilibrio de la raza humana masculina,
el fulgor del fuego,
la vida del agua,
el informe de las flores en primavera,
el cenit y el nadir,
una pluma y un pincel,
la salvación mas que terrenal,
algo mas parecido a una entidad celestial,
o una oración muy palpable,
es una guitarra que cuelga en la pared,
una orquesta entera,
o una canción en la voz,
es música, !!!es música¡¡¡
por eso vengo de su centro a su inentendible circunscripción etérea,
plegadiza y muy anestésica,
por eso no necesitaba ver hacia arriba para ver el cielo,
creo en la mujer y en mi,
en su inestabilidad que parece lapida y que a veces mata,
en todo lo que no logro entender,
porque se puede creer en algo aunque nada este a favor,
con un fervor casi de ciego sin pies ni manos,
porque se puede morir creyendo sin nunca haber encontrado nada,
y sin nunca haber cambiado nada,
entonces eso quiere decir que también he muerto varias veces en mis propias manos, que desde mi nacimiento a la fecha todo ha transcurrido fuera de lo anormal dentro de todo parangón común, en una vida común, en un tiempo nada común, eso también indica entonces que todos mis nacimientos son años en los cuales he vertido tinta y llenado papeles en los que he sido excepcional,
en los que a cada muerte llega un funeral de un poeta apoeta,
por eso tengo la poesía viva a varias lapidas atrás,
volando en la atmósfera del campo santo,
durmiendo en la noche constelada de la necrópolis,
ahora estoy en esta época, en un año mas con mi pluma escribiendo y en otra edad mas esperando callado, con mis creencias en el bolsillo, mi próximo funeral donde yo mismo asistiré con un papel en la mano.

 

Excelente nacer con el corazón, lengua y ojos circuncidados. Te felicito para siempre. Un abrazo.

 

Es un gran trabajo, grandioso, enorme, magnífico, todo leído, una belleza, perfecto, excelente.