Vivir la vida

No has vivido la vida
si nunca leíste una mísera obra de Charles Bukowski,
si nunca estuviste en una orgía africana
“no hay nadie mejor para tirarte la goma
que un par de negras con primacías de furor uterino”,
si nunca tuviste un sueño,
de esos de los que te despiertas todo mojado,
con Luciana Salazar,
¿para qué queremos a Pamela Anderson,
Gabriella Foxx, Carmen Luvana, Lisa Ann
si el mejor porno está en la Argentina?

Realmente no has vivido la vida
y eres un reverendo desdichado
si no probaste todos los tipos de lluvias
del sadomasoquismo,
y esto incluye también a las marrones.

Nos has vivido, un carajo, la vida
si no anduviste con tu mano izquierda
hurgando al ganso
y con tu cabeza metida dentro del refrigerador
buscando el último porrón
de cerveza.

Pero, sobre todo, no sabes nada de la vida
si nunca te rompieron el culo
o, mejor dicho, te lo abrieron como una flor
y que la penetradora domínate haya sido,
en lo posible, un conejita de playboy
con lencería de cuero.

A todos esos hombres que se la dan de grandes machos
les puedo decir que esto no es ser gay
sino vivir la vida.

También debería agregar
que no se termina por completo de vivir la vida
si no logras darle el polvo del siglo
al puto ángel que guarda las entradas del cielo
antes que te den la noticia que te vas a morir
por una enfermedad venérea
o de cáncer
por la mierda del cigarrillo,
de este manera también te aseguras
una estadía placentera en el más allá.

 

Cuestión de preferencias.
Grata lectura.

 

Bellas letras, asombrosa inspiración de notable escrito.