Y aún sigues aquí.

Ya sin pasar un día me encuentro,
desesperada,
buscando algún vagabuando olor,
que recuerde el tenúe pasar
de la alegría inverosimil
que se posa frente a mi puerta.
Se ríe, me mira y me dice: Sonríe.
Le hago caso, parece una idea absurda,
no tiene sentido. El mar
comienza a rugir al igual que una
extraña sensación que me llena.. que me va llenando.
Pasan las horas, los minutos, se vuelven insólita
agonía, rezo una algarabía, los dioses no me
protegen, busco una salida, un pensamiento
absurdo, una roca en movimiento, un sueño sin romper,
una canción sin sentido... Nada aparece
La sensación se va, todo vuelve a la normalidad...
los segundos comienzan a rondar mi cabeza,
miro un punto fijo, más no me devuelve la mirada.
Miro el frío de las sombras, se disipa y desaparece,
miro la luna rondando algún alma, no es la mía,
miro el fuego de una idea, se extingue de la nada.
Pasa miles de letras sobre mi mente, ninguna se detiene.
Un blanco indecoroso se detiene ante mi
ausencia de pensamiento.
Llega un minuto de blando aguante... se va,
regresa, desaparece, se hace real.
Llegan esos ojos de insertidumbre, esas palabras
vagas que se las lleva el viento, que una estrella
fugaz hizo que se estrecharan con las mías....
Pasa espiritus impetuosos, con aires de grandeza,
pasan almas riendose de nuestro sufrimiento,
pasan paisajes ocultos, sombras de realidad...
Pasa el tiempo, el sol y la luna.
Te veo, te desapareces.
Te hablo, me responde el silencio
Te observo y una luz aparece.
Pasan los rosarios, las misas y las plegarías del alma.
Nada es real, pero tampoco es un sueño.
Han pasado muchas lunas, y sigues ahí,
soportando retos y maldiciones de los
santos paganos, risas e idioteces,
alegrías y peticiones de perdón..
Pero aún sigues ahí, aún estás conmigo
y yo, yo también.