Y fue ella, vestida de escondite.

Se pintó de transparencia y,
como una gota en el océano,
pasó desapercibida.
A la vez, en mis ojos,
pues todo está en los ojos del que mira,
pasó distante y suspendida,
sembrando en mí despojos....
Despojos de barrotes
que apilados fueron altos,
muros de ladrillos
que frenaron nuestros fuegos.

Fue sembrando despojos,
fueron deshaciéndose uno a uno.
Cayeron,
pesados y rugientes,
contra la tierra chamuscada
que impregnada florecía.

Fue el curso de un año sobre un campo,
el paso del tiempo sobre cenizas,
la resurrección de un nosotros tras palizas,
tras las tizas que tapaban
la pizarra que hoy levanto.

 

daniel ...bello poema nos dejas...te dejo estrellas .

Cariños

 

Interesante y bello...

Abrazos en la distancia,

 

Gracias Caballo Negro, un abrazo.

 

Te agradezco el cumplido y el comentario, un abrazo.