¡y tÚ lo hubieras defendido!

La muerte parece ser el único consuelo, pero solo es como si obscureciera noche a noche.
Tu muerte reducida a un beso, no satisface la sed de sangre en mi acero, aquella venganza me hace volver con una febril e infinita ira y solo puedo acercar mis labios a tus labios escarchados de muerte, para llénate de vida.

Si pudieras despertar de ese letargo para nunca mas, volver a dormir, pero no puedo hacer que caigas en un infierno en vida, a mi lado.

A veces me gustaría morir contigo y ser feliz.

Te amo tanto, como nadie te pudo haber amado, siendo este un amor tan grande, que tu verdugo pagara la osadía de haberte tocado.

Acaricias mi llanto sin tocarme y velas mi cansancio sin despertar, cuesta mucho entender que ya estas lejos, sueño despierto que volverás a mirarme.

Te sostengo en mis brazos, aun así no logro tocarte, si mis palabras te dieran un aliento de vida.

Eres tan bella que la sombra de muerte se ilumina para ti y el color de tu piel opacara al arcoíris.

Ni siquiera la mano que corto tu vida, pudo arrancar el amor que siempre tendré por ti, aun así, me mata la tristeza, me enloquece la ira, pero tu inocencia me da una salida.

Deseo desfundar mi espada y hundirla en el corazón de aquel demonio, ¡y, tú lo hubieras defendido!, si, ahora tú lo defiendes, porque no me dejas morir.