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"Ya lo entenderás"

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Nat Guttlein, 12 de Abril de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 329

  1. Nat Guttlein

    Nat Guttlein アカリ

    Se incorporó:
    5 de Septiembre de 2018
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    Género:
    Mujer
    La niñita despierta, mira el cielo oscuro y luego siente sus manos a sus costados. Abre grande sus ojos, esos color café, los cuales se interesan por todo.
    La niñita siente que las cadenas que decoraban sus pies, caen.
    Las escucha dar contra el frío suelo.
    Endereza su espalda, siente como la tela de las sábanas se despegan de su torso, pero ve aún y de reojo su ropa manchada.
    La niñita toma las cadenas, intenta volver a colocarlas en sus pies y manos, pero caen.
    Ella se asusta y se pone de pie.
    En el umbral de su puerta cree verla a ella.
    Su cabello rizado y bañado en lágrimas doradas.
    La niñita corre y siente como a medida que llega, su pecho se cierra.
    La ve mirarla, con aquel par de ojos que le mostraban universos enteros.
    Sus manos ahora están cerradas, ella en cambio, siente a las suyas prenderse fuego.
    La niñita siente que varias agujas se clavan en sus dedos cuando camina,
    ignora el rastro rojo carmesí que dejan sus pisadas.
    Ella consigue llegar luego de varios jadeos colapsados y una daga que se clava en su nuca. Siente todas las heridas.
    Percibe las infecciones haciéndose con sus brazos, su piel y sus ya muchas ampollas amontonadas.

    La niñita abre los ojos y no la ve.
    Procura mirar donde está, ya que el piso no existe y las paredes se fueron quien sabe dónde.
    Mira los restos del cabello de su amada, estan pegados a un corazón que sigue latente.
    Toma aquel órgano en sus manos y vislumbra su reflejo de pie, entre el espejo del charco de sangre que se halla frente a éstos.
    Entre los restos de su sangre, un agujero negro en su pecho ahora le hace sentir frío.
    Lo siente porque es aquel mismo frío, quien siempre le contaba cuentos de cuna en las noches.
    La niñita ahora mismo recoje los pedazos que se cayeron,
    sus uñas, su nariz y hasta su boca.
    Mira hacia adelante sonriendo,
    entiende que aquel mismo milagro no fue suyo.
    Comprende y se encarga de usar aquellas lagrimas que salen de sus ojos, para coser la herida en su pecho.
    Las agujas del reloj le susurran al oído,
    que su amor ya se fue, y que aquel acto valiente de irse,
    es algo natural en el ser humano.
    "Ya lo entenderás..." me dice.
     
    #1
    A Alizée le gusta esto.

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