Ya no estás.

Ya no estás

Fue una tarde de octubre cuando partiste
Fue la tarde más negra, fue la tarde más triste.
Me quedé vacía, me quedé sin ti.
¡Te fuiste madre, te fuiste!
Sentí desgarrarse mi pecho del vacío que quedó
Me sentía tan incompleta pues me faltaba tu amor.
¿A donde partiste madre? ¿A dónde?
Cuando te di el último beso
Sabía que ya no habría más
Sabría que tu partida
No tendría marcha atrás.
¡Te fuiste madre, te fuiste!
Añoro tenerte cerca
Que aquí pudieras estar
Y siempre lloró al recordarte.
Porque aunque implore, reze o lloré
Tu ya no estarás jamás.
¡Te fuiste madre, te fuiste!

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Conmovedor, triste ( no podía ser de otro modo) pero bello poema gracias a tu sensibilidad y a tu hermosa manera de escribir, cuando un ser querido se va una gran parte de nosotros se va con él y como lo irremediable no tiene vuelta de hoja nos quedamos con los recuerdos que nos dio y con nuestro amor infinito que jamás morirá. Te mando un abrazo muy grande con todo mi cariño amiga Eliana. Paco.

 

El dolor intenso, inevitable, ante el que solo queda llorar, como último recurso humano ante las emociones que desbordan.

 

Perder al ser que nos dio la vida es el dolor más terrible que podemos sentir,
lamentablemente la muerte es inevitable y sólo nos toca abrazar la resignación
y recordar con todo el amor a nuestra madre...bellos y sensibles versos, grato leerle, saludos!!

 

Conozco ese dolor.
Hermosas letras, un placer leerte