Ya no quiero ser luna en esta historia

Aquí, en este momento del presente
quiero vivir consciente de quien soy.
No puedo predecir a donde voy,
espero que la vida aún me tiente.
Al observar la luna, que valiente,
al reino de la noche se aventura
siento que merodea la locura.
Ya no quiero ser luna en esta historia,
ni tampoco seguir su trayectoria
de eterna soledad en noche oscura.​

 

Mi querida Camy, tu siempre entras en el corazón y en la piel de mis letras, y eso ya sabes que es a lo máximo que podemos aspirar los que escribimos. La luna tiene muchos matices, cuando esta en su mejor momento es clara y diáfana, pero hay día que uno siente pena de verla tan sola en la noche, ella es profunda, puede albergar todas la penas de un poeta, los miedos, las pasiones, y es digna compañera de nuestras noches
de insomnio. Creo que existen pocas cosas que superen, a la luna, o al mar en los poemas, quizás las rosas y las mariposas. La realidad de nuestros días parece que estamos condenados al miedo perpetuo. Te aseguro que hay días en que descubro maravillas con mi cámara, y otros en que descubro maravillas hasta en el remolino del viento que hace bailar a las hojas secas...Cuando salí tras en confinamiento, descubrí el poder de las cosas pequeñas...y empecé a enamorarme de ellas. Pero cada día me cuesta más transmitirlo. Uno necesita almas cómplices, y tú lo eres. Eso esperaba de este espacio nuestro, quizás cuando yo ya no esté surja el milagro. Y si no es así, aquí queda la huella de muchas poetas olvidadas y nuestra humilde huella.
Un gran abrazo, querida Camy y gracias por cuanto nos aportas en tus magníficos comentarios y en tus poemas.
con cariño
Isabel

 

No estaría mal, así con esa melena de luz al viento.
Un abrazo, Sergio,
Gracias por el brillo de tu huella.