¡Ya no te temo hilandera!

Yo te ví por vez primera,
junto al lecho de mi abuelo
seductora y traicionera,
vida eterna fue el señuelo.

Pero fue en mi adolescencia,
que de envidia corroída,
me robaste sin clemencia,
al gran amor de mi vida.


Mis miedos apacentaste,
cortejas todo lo amado,
tal temor acrecentaste
que al amor he renunciado.


Te llames Atropo o Parca,
ya no te temo hilandera,
ni a Caronte con su barca,
ni al vagar por la rivera.


Miraré del otro lado,
la última luz que destella,
como del camino andado
se va borrando mi huella.​

 

Excelente serventesios le dedicas a esa dama oscura que nos acecha, estimado Libélula.
Mis felicitaciones.

 

Apreciado Antonio: Un placer tu visita y la generosidad de tu comentario. Gracias
Saludos.

 

Jajaja Pues no se...¿Seguro que es de la Parca de la que hablas?
Gracias amigo mio es un gustazo saber que estás al otro lado de mis humildes poemas.
Un abrazo.

 

Gracias querida Lourdes por estar presente siempre en mis letras; para mi también son gratas tus visitas. En cuanto a la señora esta, no es tan fácil; ya se ocupa ella de que no la olvidemos.
Un abrazo,

 

Hola Epimeteo, ¡Qué alegría tu visita amigo! Si es lo que yo digo, eso es que ya sabía que eras de los mejores, pero lo que no sabía es ya ya venías aprendido y que ya sabías hacer esa señal para romper sus intenciones jaja Tú por si acaso sigue haciéndolo Pues voy a releer tu soneto...
Un saludo muy cordial.

 

El placer es mio querida Tere, gracias por tu agradable visita y tu comentario.
Un fuerte abrazo.

 

¡Danie, una alegría tu visita! gracias por tu comentario.
Un abrazo.

 

Querida Mariluz me alegra mucho de encontrar tu comentario en mi poema, gracias amiga.
Besos.