Zona de confort

Hace tiempo que dejó de chocarnos el oír hablar de la expresión, “zona de confort”.

Como concepto, a mí, ni fu ni fa pero, en lo que se refiere a sus pretensiones y, sobre todo, al modo de cómo nos ha sido presentado, confieso que es algo que me j… mucho

Se puso de moda incitándonos a experimentar, a introducir novedades y situaciones vitales diferentes a las que realizamos en nuestro día a día, con la intención de probar nuestros límites, de abrirnos a experiencias nuevas… en definitiva,- aunque su intencionalidad sea positiva- a remover, a desequilibrar nuestra existencia. Esa a la que llevamos desde siempre con ella y nos cuesta infinito procurar que no se nos vaya de las manos, casi siempre al borde de esa novedosa “zona de confort”, intentando, sin apenas descanso, que no se nos vaya de las manos, procurando ser lo más felices posible.

Supongo que casi todo, por no decir todo lo que conlleva esta nueva oferta que nos han planteado de salir de nuestra zona de confort, pretenden que la experimenten cuantos más mejor. Para algo está el mercado que todo lo puede. Afortunadamente, desde mi punto de vista, no me veo metido en este “fregao” Yo me considero más bien como Pío Baroja. No soy hombre de acción, de los que pisan el ruedo, Soy de los que están protegidos tras la barrera, de los que podéis decirlo así, se esconden tras ella disfrutando del espectáculo. Espectáculo que, día a día , la verdad, cada vez me gusta menos… mucho menos.

Los humanos tenemos muy diferentes formas de ser, de comportamientos. Soy consciente de ser incapaz de enumerarlas todas, de tantas que son pero, ¡por qué no!, sí que me atrevo a resaltar algunas,- no con su definición académica correcta-. Advierto que, seguro, todas tienen múltiples “subdivisiones”, pero es que, para nada, soy especialista en la materia. Simplemente soy alguien que no deja de hacerse preguntas.

Así, estaría “el macho alfa”, necesitado de protagonismo y del reconocimiento de los demás; el grupal o social, necesitado de la interacción con los demás; el solitario, el triste, el falto de autoestima, el buenazo, el cruel, el malvado, el inocente…

De entre todos estos” tipos de personas”, supongo que, unos más y otros menos, se dejarán o no, influir por el mensaje relativo a la “zona de confort” sobre la que aquí estoy reflexionando.

Todos tenemos un poco de cada conducta. Por ello no me veo capacitado para hacer una clasificación, una separación tajante de nuestros aspectos conductivos.

En fin, decir que mi intención con estas líneas es, simplemente, despertar, de alguna manera llamar la atención sobre lo fácilmente manejables que podemos llegar a ser al nivel que sea.

Despertemos por favor. Aún estamos a tiempo.

 

¡Bravo!, y lo reitero. A mi me encantan los cambios, en contraposición al protagonista de la historia pero no concibo que nadie tenga que insistir en cambiar la vida o los hábitos de los demás. El respeto a la vida que cada uno decide o tiene que vivir es fundamental.

Saludos,

Palmira