1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Clínicamente seguimos estando vivos.
    Físicamente nos acompañamos.
    Sicológicamente que dios nos ampare.
    Me gusta sonreír cuando las guerras
    son un fracaso y no salen de los despachos,
    y cuando me despacho a gusto también.
    Socialmente nos desenvolvemos.
    Espiritualmente todo es humo.
    Realmente más de lo mismo.
    Pero sigo sonriendo cuando la leña arde
    y calienta mi hogar.
    Políticamente el plan es no tener planes.
    Religiosamente es que los credos sean creíbles.
    Normalmente es buscar la normalidad.
    Ya sé que de normal tenemos poco,
    que de religiosos solo un rato,
    que de políticos lo que atañe a la Poli,
    que de espiritual dos momentos,
    que de social lo que interese,
    que de sicológico los sueños.
    …Y que clínicamente
    seguimos estando vivos,
    ya te dije.
    A bristy, Eratalia y Alde les gusta esto.
  2. Cuando los escenarios recuerdan los cipreses,
    cuando el bar no nos cure las urgencias,
    pediremos un doble de nada porque sí.
    Hacer mutis por el forro
    de unos pies curtidos por la acera
    que afónica registra cada paso
    aunque se calle.
    Me gusta la orquesta de los pájaros
    que arriesgan su vuelo por cantar,
    sintiéndolo mucho.
    Apostaste por un suicidio a largo plazo,
    aplaudo,
    soy de los tuyos.
    A Alde le gusta esto.
  3. Cuando hables de los ríos
    no olvides los rápidos,
    los remolinos,
    las orillas resbaladizas;
    no creas que los cursos
    transcurren sobre papel mojado
    ni que el agua tenga que ser tu salvación
    cuando nadas a contracorriente.
    Pero, por supuesto,
    puedes centrar tu pensamiento
    en ese discurrir eterno
    que es el meandro de la vida;
    digamos un simple poema.

    Cuando hables del campo
    siente los putos riñones,
    las manos a la intemperie,
    las piernas de largo recorrido,
    la sequía, la lluvia,
    los pies mojados o encendidos;
    piensa en un poema realista.

    Cuando hables de la montaña
    no olvides las tormentas,
    ni los riscos, ni las piedras;
    pero sí que puedes olvidar la distancia
    hasta un falso espacio de confort.
    Intégrate, invéntate y, libre,
    adapta tu mente.
    Puedes pensar en un haiku interminable
    sin reglas y con( )sentido.

    Cuando hables de los dioses
    (esos que no entienden
    de las penurias del pueblo)
    no creas a pies juntillas
    todo lo que te dicen,
    ni que están en todas partes.
    Ellos, posiblemente,
    también estén únicamente de paso
    y recen para que la palabra
    no sea mal interpretada,
    ni sean los hechos cohechos;
    otro juego sucio y al escondite.
    Creo que aquí no cabría
    un poema místico.

    Pero ahí están los ríos,
    los campos, las montañas
    y los dioses (si los hubiera)
    para aportar sus certezas
    y sus interrogantes,
    y pasar o ver cómo pasamos
    por este laberinto
    qué justamente queda
    entre la tierra y el cielo
    y en el que, no más,
    (en verso o en prosa)
    nos encontramos.
    A bristy, Robsalz, Alde y 2 otros les gusta esto.
  4. LUNES

    Los lunes no salgo de mi asombro,
    todo sigue en su sitio menos mi ánimo;
    arrimo el hombro y me descubro a la intemperie
    al tiempo que emprendo otro viaje.
    Suele ocurrir que los lunes
    empiezan el domingo por la tarde
    cuando nos invade un abismo de esos
    de como si el martes no existiera.
    Pero los lunes, los transeúntes
    también pueblan las aceras
    y corren a compartir su pesadilla
    con los demás usuarios
    por la estrecha frontera en que los sueños
    lindan con las peores realidades.
    Los lunes cae herido un argumento
    y convalece el optimismo y la esperanza.


    MARTES

    Prefiero un martes cualquiera
    aunque se presente en trece,
    me va despertando y crece
    la ilusión, si es que la hubiera.

    Sin desplazar la cadera
    permítanme que bostece,
    después veré qué se cuece
    tanto adentro como afuera.

    Tengo los días contados,
    siete son, llevamos dos
    para cumplir la semana.

    Me regalo unos bocados,
    almuerzo, contras y pros,
    y a por la nueva jornada.


    MIÉRCOLES

    Llevo una doble vida en el trabajo;
    se curte al sol mi cuerpo mas la mente
    se escapa, huye, sube y es ausente
    para hacer más liviano mi destajo.

    Ya después, cuando vuelvo, me relajo,
    me amoldo a la rutina que, solvente,
    permite que patine por mi frente
    el sudor que por siempre fue y me atrajo.

    No le cuentes a nadie que me escribo
    ni que soy, cuando puedo, un viajero
    atado a su caballo y a su estribo.

    Que quede entre nosotros, compañero,
    que parto, me reparto y me suscribo
    sin olvidar que soy un jornalero.


    JUEVES

    El cuarto día de la semana,
    en mi caso el quinto
    (porque necesito empezar en domingo
    para recargar las pilas),
    me encomiendo a los astros,
    al más grande y a sus lunas.
    Su frío me refresca,
    su luz me refleja,
    sus nubes me gasifican.

    La noche me despierta entumecido.
    El amanecer, con sus guiños,
    no me sorprende;
    llevo ya mi dosis de bar y carretera,
    y un ayuno roto y remendado.

    A mediodía, improviso una silla y una mesa
    con cajones reciclados,
    enciendo la hoguera de las ilusiones
    y brindamos con un vino de la tierra
    (o del supermercado)
    los compañeros.
    Carne con pan,
    músculos y fatigas,
    fruta, huesos,
    postres, artrosis,
    y un café frío y espirituoso.
    ¡Por Zeus que acabo la semana!

    Aúllan los lobos al atardecer
    antes de cumplir otro diminuto ciclo
    sin haber sido devorados por las tiranías.
    Qué suerte la mía
    cuando al aullar mantengo a raya
    a los demás depredadores.


    VIERNES

    El mar que veía desde mi ventana
    de primaveras y veranos
    queda tan cerca hoy que los árboles
    impiden que pueda ver sus olas.
    Sin embargo, en la distancia de hace unos meses
    cobraba su azul cielo
    y un horizonte de aventuras.
    El sur tenía su peña y sus cabras,
    el norte una nube de contaminación lumínica
    tan lejana que era prácticamente imperceptible,
    el oeste era una puesta de sol incomparable,
    y el este un Mediterráneo
    visible en los días claros.
    Quizás por eso
    sigo confiando en una isla
    que me salga al paso en cada tempestad.
    Sigo salvándome de los naufragios
    por agallas
    y el tiempo, como la respiración,
    es el mecánico arte de dejarse flotar
    hasta hacer pie e impulsarse
    desde el fondo.
    Cada vez queda más cerca el paraíso
    para decir las soledades y entenderse
    con un interlocutor de esperas y esperanzas.
    Puede ser que se acerque el fin
    (de semana),
    que las horas sean una futura promesa,
    que los días se repitan
    y tú hayas llegado a mí selva de cansancios
    para escuchar mis oquedades
    o interpretar mis gestos,
    para compartir amaneceres y ocasos.
    Te llamaré Viernes.


    SÁBADO

    Sábado tarde (fin de semana)

    Le doy gracias a este cuerpo
    que consciente o inconsciente
    siente
    que se acabó la semana,
    en el mejor sentido de la palabra.
    Ahora, si acaso, me aseo,
    paseo
    mi cuerpo y mi alma,
    con calma;
    para salir de copas, oros o bastos
    me basto.
    La baraja anda servida
    y, con mida,
    en la noche me disuelvo
    y vuelvo
    a soñar como solía.


    Sábado noche (cena de empresa)

    No sé qué hora será, perdí el señuelo.
    Otra cena de empresa con engorro,
    y lo único que queda es el socorro
    de saber que en las letras me consuelo.

    Pasé la juventud, ¿seré un abuelo?
    Ya no me agobio; cuando no ando corro
    como buen perro viejo, como zorro,
    conscientemente, sin armar revuelo.

    La gente baila en unas pistas llenas:
    tropieza, se disculpa, se respira,
    se ahoga, flota (nada) dulcemente.

    Y a mí me dio por aparcar las penas,
    por sacar un papel, poner la mira
    y escribir el soneto pertinente.


    DOMINGO

    Un día me di cuenta de que tenía rostro
    y me dio por escuchar la nieve;
    todo un gusto y un regalo,
    ¡qué bien huele!
    Me inventé una casa a ojos vista,
    un techo a quilómetros de altura
    y una relación que cupiera
    en un mínimo espacio.
    Uno nunca supo de espacios sin coberturas;
    en un metro cuadrado, ¡cuánta vida!
    Hace tiempo que mi mundo no es España,
    ni Europa, ni el mundo;
    solo es un lugar que huele a azahar
    y a romeros,
    y sabe que su espacio es mi espacio:
    un regreso, una huida, un encuentro.
    Fuera de la ley, la ley cobra sentido.
    Uno se refugia sin dejar rastro,
    aunque el viento intuya un recorrido,
    aunque deje alguna pista el aliento,
    aunque la voz derrita la escarcha
    y nos delate el silencio.
    Pero qué importa.
    Un día fue otro día.
    Hoy escucho los pájaros,
    es domingo,
    descanso.
    A bristy, Alde, Eratalia y 2 otros les gusta esto.
  5. LO QUE SOY Y LO QUE ESPERO

    Del campo el aroma libo,
    y vivo.
    Del cielo espero mesura,
    ventura.
    Del agua algún entretiempo,
    a tiempo.
    A fuerza de sol soy lempo,
    por necesidad calmado,
    por carácter recatado.
    Y vivo, ventura, a tiempo.



    POR SI ACASO

    El día que yo me muera,
    pues fuera.
    Si veo que me aletargo,
    me largo.
    Espero no gritar S.O.S.
    Adiós.
    Lo digo por mí, por vos,
    que morir no es para tanto.
    Cuando se rompa el encanto,
    pues fuera, me largo, adiós.


    MANIFIESTO

    Si imaginamos ser jueces,
    a veces
    nos sorprende la partida,
    la vida.
    Por ello andar predispuesto
    es esto:
    Escribir un manifiesto
    que diga que el mundo es leve
    y que es nuestra estancia breve;
    a veces la vida es esto.



    AZUCAR

    Este postre, este pastel
    de miel,
    parece un azucarero;
    prefiero,
    entre juegos y embelesos,
    tus besos.
    No quieren dulces mis huesos
    ni azucarados pasteles,
    no quiero que me consueles;
    de miel prefiero tus besos.



    SAL

    ¿Qué quiere mi ser mortal?
    Tu sal.
    Tu salero mi persona
    Sazona;
    que siempre fuiste con mida
    mi vida.
    Eres tú mi consentida
    y me subes la tensión.
    No hay lugar a confusión;
    tu sal sazona mi vida.



    ACECHA EL VIENTO

    ¿Qué es lo que en mi rostro siento?
    El viento.
    ¿Y si su fuerza no aplaca?
    Ataca.
    ¿Quién en el fragor lo nombra?
    Mi sombra.
    Me sacude hasta la alfombra
    cuando escala cordilleras
    y acechando mis laderas
    el viento ataca mi sombra.




    MASCARILLA

    Casi me causa dolor,
    amor,
    que los labios sigan presos
    sin besos.
    Este bozal nos recluye,
    no fluye.

    Me lo quito y se diluye
    entre los dos la distancia,
    que nuestra privada estancia,
    amor, sin besos no fluye.



    LEPANTO

    ¿Quién no recuerda Lepanto?
    ¡Qué espanto!
    Por ganar fue menester
    perder,
    por culpa del otomano,
    la mano.
    Pero cuenta el escribano
    que fue batalla confusa;
    no me vale a mí la excusa.
    ¡Qué espanto perder la mano!



    PEDO

    “Díjole Don Quijote a su escudero
    después de ventearse el intestino
    frente a las recias aspas de un molino
    que transformó su mente en cruel guerrero.”



    -¿Quién no echa lo malo afuera?
    Cualquiera.
    ¿Qué hacer con lo que transpira?
    Se tira.
    ¿Qué hueles, qué te da miedo?
    ¿Un pedo?.
    El aire no tiene credo
    ni dueño han los olores,
    que no te suban calores,
    cualquiera se tira un pedo.



    OVILLEJO PARA MANU

    Te estás haciendo mayor,
    cantor,
    a la vera del buen arte
    que, en parte,
    es la labor que en entrega
    nos llega.
    En comité un estratega,
    de la vida un estudiante,
    buen amigo, buen amante...
    Cantor que en parte nos llega.



    OVILLEJO PARA ROCÍO

    Anteayer saqué la cuenta,
    cincuenta.
    Son, entre flautas y pitos,
    añitos
    que cumpliste algo asustada,
    ¡no es nada!
    Media vuelta a la Tostada
    y a llenar de contenido
    lo que creías perdido;
    ¡cincuenta añitos, no es nada!



    MI TRAJE

    Siempre reparo en el fondo,
    no escondo
    en una horma el mensaje;
    el traje,
    si puedo, me lo acomodo
    del todo.
    Es verdad que tengo un modo,
    una forma, un disparate;
    procuro un buen acicate,
    no escondo el traje del todo.



    DE MOMENTO

    De momento aún seguimos,
    vivimos
    transitando por doquiera.
    La espera,
    aunque haga frío o nos nieve,
    es leve.
    El corazón late y mueve
    el ansia de seguir siendo
    sin prisas. Y resumiendo,
    vivimos, la espera es leve.



    MI HIJO, A GOZAR VINIMOS

    Fue mi madre quien me dijo
    -mi hijo,
    no te debieras casar;
    gozar,
    para eso fue que, con mimos,
    vinimos.
    Desde entonces los dos fuimos,
    mi mujer y yo, sin madre;
    que la vida es un "des-madre",
    ¡mi hijo, a gozar vinimos!



    ¿PADRE?

    -¿Tú eres hijo de tu padre?
    -¡Mi madre!
    -¿Te explico tomando un té?
    -Yo sé.
    -¿No te tienta saber hoy
    quién soy?
    -Pues no. Ni quiero ni voy
    a perderme en tu pasado,
    nunca estuviste a mi lado;
    ¡Mi madre!, yo sé quién soy.



    AUSENCIA

    El presente se somete,
    promete.
    Sale el sol y me acompaña,
    engaña.
    Es un gran día sentencio,
    silencio.
    Aunque lo bueno potencio,
    en mi vida falta algo,
    entre la ausencia cabalgo:
    promete, engaña... silencio.
  6. DESPEDIDAS I

    Me voy de donde nunca estuve,
    regreso a donde nunca me he encontrado,
    me escondo de mí mismo,
    sólo será un trago;
    otro trago amargo.
    Recojo mi bagaje como a tientas,
    aireo el sentir desnudo,
    luego lo plancho,
    doblo la ropa,
    la regalo;
    habrá que cambiar de look...
    por hacer algo.
    Y ahora me espera un viaje
    con rumbo fijo a ningún lado;
    no ansío compañía
    ni espero lo esperado.
    "Me voy de donde nunca estuve",
    me quedo con lo que no me han dado.
    Con lo que no pido
    me marcho.



    DESPEDIDAS II

    Decir adiós
    no llena de lirismos un poema…
    ¡Por Dios!
    Habría que inventar alegres despedidas,
    “hasta luegos” que endulcen las distancias,
    gestos con interrogantes
    y posturas firmes y exclamativas.



    DESPEDIDAS III

    Voy a morirme un rato,
    perdona.
    Después vuelvo y te cuento, o me callo
    como hago siempre que entiendo
    pero no comparto
    mi dolor.
    Y no es que me duela nada en particular,
    ni que mi voz no tenga el timbre ni la fuerza;
    ese mismo timbre y esa misma fuerza
    que me acompaña en la ducha cuando me arranco.
    No llueve, no está nublado...
    luce el sol pero no lo quiero;
    ni luz ni calor aguanto.
    Quiero sombra y dejarme,
    dejarme de lado.
    Después vendré como si nada,
    porque es nada y nada soy,
    y nos contamos.
    A José Valverde Yuste, ropittella y Anamer les gusta esto.
  7. Te presté un corazón y sus latidos,
    sin fianzas ni embargos ni otras gaitas;
    me regalaste un mundo sin fronteras
    y una presencia en cuerpo, vivo, y alma.
    Las perspectivas, desde entonces, miran
    a la puesta del sol la noche clara;
    la luz de luna nos invita, y forja
    un nuevo despertar cada mañana.
    Un limpio amanecer con credenciales,
    un tiempo compartido que no acaba
    hoy, que refuerza sus raíces, tiempo
    y futuro, y se arraiga y afianza.
    Me prestaste una vida, la utilizo,
    me tienta el interés que sigue al alza
    y los módicos plazos de tus créditos
    en mutua economía derrochada.
    A ti, a José Valverde Yuste, a Anamer y a 1 otra persona les gusta esto.
  8. EL CERO

    No se asuste caballero,
    el cero
    es como un hueso cachondo,
    redondo,
    pero sin tibia ni húmero,
    el número.
    Y no crea que es sinnúmero
    la redondez que lo habita,
    que aunque a la izquierda no pita,
    el cero, redondo el número.
    A ropittella, Anamer, bristy y 1 persona más les gusta esto.
  9. MARTES
    Sentenciado que "los martes
    ni te cases ni te embarques";
    apuntes del refranero.
    Pero el martes amanece
    como los lunes o miércoles;
    otro día pasajero.
    Si no te casas con nadie,
    si no navegas los mares,
    ¿para qué naves o puertos...
    o corazones?
    A ropittella, Anamer y bristy les gusta esto.
  10. AMANECER

    Amanece en los campos
    a la hora en que se retienen los sueños,
    la luna aún es testigo
    del entretiempo
    en que empiezan y terminan los astros.
    Estamos siguiendo la línea
    que tiende al finito del día,
    de los días;
    nacemos de nuevo
    como nace la claridad
    de lo más profundo del suelo,
    pero por el aire,
    por el viento,
    por la tierra.
    Nos vamos diluyendo
    y queda de lo que fuimos
    lo que somos;
    de lo que seremos,
    sólo un rastro
    que se pierde con el tiempo.
    A ropittella, Anamer y bristy les gusta esto.
  11. IGNORANTE

    Hace tiempo que soy un ignorante
    y, por todos los dioses,
    nada me apetece más
    que seguir siéndolo.
    Mis mejores tiempos pasados
    siguen siendo los perdidos;
    ¡Cuánto me acuerdo de ellos!

    De futuros no sé nada,
    del presente, lo que me trae,
    de las despedidas, el mientras tanto,
    de los olvidos no me acuerdo.
    A ropittella, Anamer y bristy les gusta esto.
  12. SIESTAS Y ATARDECERES

    Se duerme el gato
    después de haber cazado,
    huye el ratón.

    El perro ladra,
    el gato se despierta,
    hambre y calor.

    El ratón corre
    por latidos y patas,
    se salvó hoy.

    La noche espera
    otros lances nocturnos,
    se esconde el sol.
    A ropittella, Anamer y bristy les gusta esto.
  13. BALAS PERDIDAS

    Cuando crees que lo tienes todo perdido, atacas;
    a ciegas.
    Cuando piensas que ganaste la batalla, ¡ten cuidado!
    …y piensa.
    Cuando tu ombligo no te deja ver el mundo
    y tus ojos te delatan,
    mantente alerta.
    El mundo sigue su curso y poco o nada le importan
    las pequeñeces.
    Los daños colaterales no entienden de egocentrismos,
    ni de salvaciones.
    En toda guerra queda alguna bala perdida,
    y puede que lleve tu nombre.
    A ropittella, Anamer, bristy y 1 persona más les gusta esto.
  14. DE MOMENTO

    De momento aún seguimos,
    vivimos
    transitando por doquiera.
    La espera,
    aunque haga frío o nos nieve,
    es leve.

    El corazón late y mueve
    el ansia de seguir siendo
    sin prisas. Y resumiendo,
    vivimos, la espera es leve.
    A ropittella, Anamer, MASTER LY 22 y 2 otros les gusta esto.
  15. LAS MANCHAS DE MI PIEL MORENA

    Llevo en la piel las manchas de mi tierra,
    los rigores de un sol que a la intemperie
    se empeña en recordarme que me aterra
    el reporte final, cutánea serie.

    Tengo el cansancio acumulado en huesos
    de los que ignoro el nombre y que no uso,
    conscientemente al menos, y son esos
    que me tienen y traen inconcluso.

    Tengo puestos los pies a la fatiga,
    los dedos correosos como garras
    que se aferran al suelo que castiga
    y al horizonte sueltan sus amarras.

    Llevo un reloj que atrasa y adelanta
    las horas, el momento y circunstancia,
    y un cristal con arena que decanta
    el frío y el calor de la arrogancia.

    Traigo conmigo el sobrante y sudor
    de un día trabajado entre puñales;
    son los árboles vida en derredor
    y un derroche continuo de frutales.

    Otoño llega y vive por mis venas,
    una nueva cosecha, cinco meses,
    seis a lo sumo, y luego tres verbenas
    que confunden el trigo con las mieses.

    Llega el invierno y uno persevera,
    castiga y se castiga por si acaso
    fuera el castigo flor en primavera...
    Y por dios, que no llegue con retraso.

    Esta mente se sabe en estaciones,
    irracionalidad de lo sentido,
    y mira en ventanillas y balcones
    las vistas, entre tiempos, de lo ido.

    Después llegar, no importa, a cualquier lado,
    pero llegar con ilusión y a tiempo
    al destiempo final de lo acordado;
    blanco llegué y me voy cansado y lempo.
    A ropittella, bristy, Eratalia y 1 persona más les gusta esto.