MI PATRIA Es la casa del cerro, donde el barranco asienta su alto vuelo y comparto los aires que me rozan. Es la casa de piedra que acoge los espíritus con cuerpo y regala su estancia a mi persona. Es allí donde suelo acomodar mis carnes y mis huesos, y se curten mis pies entre las rocas que son en sí camino; allí donde me escuchan los silencios leyendo de mis labios las estrofas. En los muchos senderos abiertos por las cabras me requiebro, los sigo, las persigo y me demora lo furtivo del paso y la dificultad de los trayectos que elijo, que me eligen y acomodan. Allá me llevo el verso y me voy con los ojos bien abiertos, entre algarrobos, pinos y coscojas, para oír los latidos que el verano propaga con el viento de la tierra que escribo en cada hoja. Pronto me iré al encierro, dejaré el pueblo, el mundo y sus linderos, mas hoy vengo a contaros esta historia; mi coartada perfecta, esa que ha de ocupar mis entretiempos en la casa del cerro que me nombra. MON PAYS Mon pays est tout petit, Il y a une seule maison Mais avec deux bâtiments Pour accueillir un peu tout le monde Que ce soit pour un week-end ; Ça ne fait rien à personne. Il se compose de montagnes, De pins, d’oliviers, de vallons, De chênes et de caroubiers, De terre, de pierres et d’eau. Là y habitent des aigles, Des renards, des sangliers et des oiseaux Qui au-dessus des chèvres Accompagnent mes vols. Il y a aussi de minuscules: rampants, ailés, qui sautent. Il est un libre domaine Où la maxime c’est le nord; Le nord que chacun garde Dedans, pas dehors. Qu’on nous foute la paix Parce que nous y sommes, Ensembles, Sous la loi de la raison.
I Mi locura no es otra que la de vivir en un mundo de locos, y entre locos seguir, y querer saberlo todo de los locos y de mí. Mi locura no es otra que despertar de un sueño y olvidarlo despierto, como olvida el pájaro el nido ya seco. Mi locura no es otra que pararme en el tiempo y no creer en nada; Sólo en el viento que pasa, que deja su aroma y se marcha. Mi locura no es otra que vivir el presente, soñar, cantar, llorar y morir de repente después, con mi alma, solo, entre tanta gente. 1981 II Ser libre no sólo es volar y andar los caminos, recorrer el tiempo o atravesar el mar, jugar a vivir y luego parar bajo un cielo azul a contemplar el amanecer, amar, jugar al amor y contar, con una sonrisa, lo que cierto día pasó; Luego reír o llorar y querer enamorar un corazón. 1981 III Yo quise un día volar y, enamorado de un amor, quedar como un beso creado entre los dos, en el mundo de mis sueños. ……………………… Pero es difícil encontrar un amor, un cuento o una flor que no pierda su aroma. Es difícil llorar por nada o soñar sin alma. 1981 MI MUNDO Mi mundo es una gran cárcel donde como, visto y duermo, y donde a veces descanso imaginándome dentro. Mi vida es, como tantas, una historia mal contada: una mentira vivida, una realidad soñada, una suerte, una desgracia y un mirar que se termina y un creer que nunca acaba. Mi tierra es la de todos, por desconocida extraña. Me suena a fosa entreabierta por donde la dicha escapa; la dicha de sentirme afuera hoy; quizás mañana me entierren por efusivo. ¡Lástima! Mi amor Mi dios mi yo. el sol, Perdonadme. cuando sale. Mi amigo, Mi enemigo, sinceramente yo... nadie. Y ya os vale. 1984 VOLUNTADES Quiero una relación diferente en un carácter usual que despierte mi mirada y mis sentidos, fácil de llevar y de conducirme. Quiero algo íntimo para el dominio público, algo sencillo e intencionado que atraiga vuestra miradas sin molestarme. Quiero un trozo de cuerpo ajeno para privatizarlo, que se muestre tal cual: con su carne, con sus huesos y con su piel morena en verano. Quiero un trozo de cielo en el que descansar y una sombra fresca en la que reponer mi aliento. Quiero notas para la hora del silencio, su calor para sentirme vivo, para poder resumirme y ampliarme, para saber que estoy contento, tan contento. Quiero, en la noche oscura, luz en los ojos que me miran, voz en los labios que me besan, susurros de entreacto abiertos a la fantasía. Y también quiero la locura necesaria para ser feliz y la cordura que conlleva. 1984
SONETO POSTRERO DEL AÑO No pido ni el favor ni la tortura, ni un cielo más azul del que ya existe; me miro en el espejo de lo triste sin perder del reflejo la cordura. Pienso aún, y lo hago con soltura, me ajusto el sobretodo que desviste, me asomo a lo que veo y que no viste y siento cómo aprieta mi atadura. No es el mundo un hogar cuando se pierde ni somos más allá de la batalla ni fuimos si el recuerdo nos traiciona. No es la boca una boca si no muerde ni es labio el labio que al besar no calla cuando con otros labios colisiona. NACÍ EN UNA REPÚBLICA DE BESOS. Nací en una república de besos, en un estado libre y solidario; crecí en puertas con luna y sin armario y en ventanas que huían de sus presos. Al aire me curé de los decesos, me empapé del sabor a vecindario, me acomodé el papel y el escenario y compartí mis carnes y mis huesos. A la carne agradezco mil placeres, a los huesos les debo un gran apoyo, al vecindario poco, pero gracias. Al escenario subo por poderes, para la sed me agencio un buen arroyo; lo demás, unos saltos y acrobacias. SI TIENES QUE DEJARME. No me dejes exento de tu boca ni preso de un color que sepa a labio pintado con la tinta del agravio en que el paso del tiempo desemboca. Si tienes que dejarme recoloca el carmín invisible que es el sabio, el que no disimula lo que rabio por haberte sentido en lo que toca. No me dejes del todo abandonado en mitad de la nada que no encuentro ni me des por perdido o encontrado. O aún mejor; secuéstrame por dentro el recuerdo de haberte acaparado y déjame salir de tu epicentro. SONETO A LA LLUVIA EN LOS CRISTALES Y EN MI ALFOMBRA. El día es gris como si el alma fuera parte cortante de un fatal acero, y de tus ojos el azul que espero anclara cielos sobre un mar de cera. Llueve en la alfombra de la casa austera que te albergó del torrencial enero, que cobijó con delicado esmero tu transcurrir y mi paciente espera. Como de lágrimas que sé perdidas, en los cristales martillean gotas faltas de ritmos y de bellas notas. Trae la lluvia al socavón que anidas un mar de lodo que mantiene asidas a ras de suelo mis mojadas botas. SUPÓN QUE ESCRIBO EN MARTES TRECE ESTE SONETO Supón que escribo en martes trece este soneto después de un lunes casi inexistente y frío; supón que ya no existe nada, ni el vacío de verse impar, y falta, íntegro, mi asueto. Nadie me espera a la salida de un prometo, ni me calienta el borde airoso de un estío que la sequía dibujó en lienzo baldío para borrar después su trazo y mi boceto. Pasó la nube y la locura del que empeña a largo plazo la ilusión y su camino; quedó el aval, sin firma, dueña ni destino. Llegó la hora del balance y, a la greña, un despropósito partido y sin medida; llegó la noche, con su insomnio y resentida. ROSA Ando cicatrizando treinta años y aún sangra la herida por mi piel; nos dieron a beber de nuestra miel; después cielo e infierno, dos extraños. El tiempo no curó mis cumpleaños ni fue el abrazo de la muerte fiel al compartido espacio que un garniel brindó a la adolescencia con engaños. Una cosa falló, que fue yo mismo; una motocicleta acelerada, una pizca de más de egocentrismo. Dieciocho; maldición en mi morada, precipitada toda en un abismo. Pudimos serlo todo y fuimos nada. QUIERO DEDICARLE A NANCYSANT ESTE SONETO. Poeta que al amor le cante el verso como lo hace "my Nancy" no hay ninguno, y lo digo, señores, por si alguno en sus propias ideas anda inmerso. De su palabra soy un buen converso y a su timbre de voz mi voz aúno; no vayan a creer que soy un tuno, si acaso un escritor casi perverso. Sabemos que decir siempre hay quien diga y también que cantar siempre hay quien cante rimando con los pies o en disonante. Pero con Nancysant el verso liga la estrofa, el sentimiento y el instante; ¡Menuda amiga tengo! ¡Qué talante! MARGINADA Con su vestido de colores viene la triste niña que olvidó el futuro, huérfana, sola y adosada a un muro que en su pequeña espalda se sostiene. Ya puede hacer calor, que llueva o truene, o que le lancen el peor conjuro; es el color de su vestido puro reflejo fiel del alma que contiene. Llega a mi altura y reconozco el paso leve, presente, frágil, dulce; ido. Sigue y se pierde, sombra de su sombra. Vaga soñando en alas de un Pegaso que rescató de entre su propio olvido. Vive y subsiste en lo que no se nombra. SOMOS Eres con mucho el fulgor que me ciega, soy el espejo del ojo que mira, ciegos los dos por amor en la pira, fuego candente que en sangre se riega. Todo se pierde con gusto, y se niega otro futuro, otra huella, otra lira; otra mirada, poema o mentira libre de culpa y propensa a la entrega. Dos principiantes cosidos a besos, dulce en los labios el labio que asoma, fuerte el instinto al saberse traviesos. Somos con creces el máximo axioma, suma de carnes, de sueños y huesos, resta que ignora del tiempo la broma. ¿QUÉ ES EL AMOR? (soneto blanco) ¿Qué es el amor sino una dulce guerra en la que intiman los vocablos sordos. ¿Qué es, pues, sino el saberse preso, adicto a un movimiento ciego y virginal? ¿Y qué decir de la anestesia propia y de la ajena, del sentirse dos, uno con otro, uno simplemente entre los astros, sin pisar el suelo? Que es para siempre dicen, luego callan; para lo bueno a medias y en lo malo un frente unido para más poder. Que hasta la muerte todo es un vivir aunque se muera cada día un mundo. Que es el amor una mudanza dicen.
TE LEVANTAS UNA MAÑANA. Original(Primer soneto y con muchos fallos) Te levantas una mañana y sientes más cerca que nunca tus soledades. El gentío que llena las ciudades te alejan del río y sus corrientes. Y en vez de amanecer a tempestades, bebes de tu cuerpo y de sus fuentes, mal nutres de tu vida los orientes y te centras en ti y tus heredades. Reniegas del rugido de las fieras, del insistente olor a podredumbre, de mártires quemados en la hoguera, de perjuros tomados por costumbre, y piensas que no eran éstas maneras Ni formas de alcanzar ninguna cumbre. ...Y pides que te alumbre otra luz, otro sol, otra mirada. Ya sabes que tuyo es todo y nada. Revisado Al levantarte una mañana sientes el amparo que dan las soledades y que el gentío llena las ciudades huérfanas de tus ríos y corrientes. Y en vez de amanecer con tempestades alimentas el cuerpo de tus fuentes, mal nutres de tu vida los orientes y te centras en ti y tus heredades. Reniegas del rugido de las fieras, del insistente olor a podredumbre, de mártires quemados en hogueras, de perjuros tomados por costumbre y piensas que éstas no eran pues maneras ni formas de alcanzar ninguna cumbre. ...y pides que te alumbre otra luz, otro sol, otra mirada, y entiendes que lo tuyo es todo y nada. UN ANHELO PROVOCAS EN MI MENTE. Un anhelo provocas en mi mente, un soplo en la mejor de las edades, un sueño que es deseo en soledades y un gris amanecer que no me miente. Me dejo deslizar por tu pendiente, reniego de mis otras amistades, me salvas de mis propias tempestades, para alejar después tu alma inclemente. Con sentimiento das lo que no pido, con gran pasión te entregas en mis brazos, me robas tu presencia y desvalido pruebo a atrapar luceros a plumazos, quedando roto, triste y descosido cuando al vacío caen mis abrazos. COMO UN PRESENTE. Como un presente vine al mundo, huido de maternales vientres y gimiendo, y vivo en armonía conviviendo con un gerundio siempre compartido. A un futuro, quizás sea el olvido, no empeño mi existencia si no entiendo la razón de mi empeño persiguiendo lo que en condicional deseo pido. Sujeto soy, en parte, de un momento y predicado en claras alusiones a la espera de un simple complemento. Declino a mi manera el pensamiento y conjugo mis torpes emociones para intentar mostrar mi sentimiento. A LA GRUPA DE MIS NUBES A la grupa de nubes la adivino blanca, serena en la distancia, pura, acariciando el cielo con soltura, libre para seguir cualquier camino. Burlando con sus ondas al destino con el agua pegada a su cintura, trasluce su reflejo y su frescura en ríos y veredas que imagino. Montado en una racha de su viento, surfeando las olas de mi infancia reencuentro mi memoria y sentimiento. Todo me huele a libertad, la siento, camina hoy conmigo su fragancia y la brisa que escapa de su aliento. ESTA NOCHE DESCANSÉ DEL PASADO. Esta noche he dormido muy arrimado al cielo, mi mente a las estrellas ligada y confundida, mi cuerpo en la distancia lunar que comedida regaló la quietud que lo elevó del suelo. El murmullo del viento corrió un ligero velo traslúcido en el bosque que protegió mi huída hacia el pleno satélite, y su luz compartida alumbró la odisea convertida en consuelo. Esta noche, tranquilo, descansé del pasado, la oscuridad nocturna envolvió mi presente y volatilizó a su gusto mi estado. Soñé por la mañana mil noches en mi mente y me quedó el recuerdo de todo lo soñado y el ansia de volver de nuevo a estar ausente. ZARPÓ MI VIDA. Zarpó mi vida y fui su polizón en ríos, mares, lagos y arroyuelos, prendida la ilusión de unos ojuelos quise robarle al mundo la razón. Primero tuve que aprender el son y pintarme de tonto cuatro pelos para quitar de mi antifaz los velos que entorpecían harto la visión. Cuando lidié mi vida fui torero, anti taurino, al natural y fino en las faenas exigidas, pero con armas de juguete y un buen vino asalté los fortines con esmero y compartí el botín con el destino. UN DÍA GRIS. Aquí me allego hoy con la simpleza de un cielo gris que de repente trajo un chaparrón de penas y tristeza, un hacha brota de su propio tajo. Recubre el aguacero mi bajeza y empieza a laborarme con destajo, a buscar en mi falta o su destreza cubrirme la salida o un atajo. Una simple tormenta nos derrama el alma por el suelo que nos pisa apagando del fuego nuestra llama. Y un sol espera afuera en la cornisa que pase el nubarrón que nos encama trayendo en cada rayo una sonrisa. MI DOCUMENTO. Un nombre, ocho cifras y un te quiero en el carnet de identidad que avalo, y una letra que dice poco, pero que marca el documento con tu halo. Desde la redondez firme del cero en tu cartera, corazón, lo instalo; deja latir su banda gris de acero que entre sus magnetismos me intercalo. Con mi firma te ofrezco aquí el papel para que selles con tu boca el labio que prolongue tu cuerpo hasta mi piel. No me creas ni estúpido ni sabio, sólo pretendo que le des cuartel sin temer de mi rúbrica el agravio. HOY QUIERO DEDICARLE A MI MORADA EL VERSO. Hoy quiero dedicarle a mi morada el verso, a sus muros de piedra, sus techos de cañizo, sus vigas de madera, su sótano plomizo húmedo en sus cimientos, escondido e inmerso. No me asustan las almas que viven en su anverso; fue cementerio el patio, muerto queda el hechizo de enterrados sin vida: caballero, mestizo, cristiano arrepentido o judío converso. La iglesia, con su torre, vigila nuestro espacio abriendo dos ventanas, cerradas por los años, que no saben del mundo, que ignoran sus engaños. Mi casa es mi refugio, que no es ningún palacio, y se llena a menudo de seres muy extraños que piensan que a mi hogar le faltan cuatro apaños. HOY QUIERO DEDICARLE A MI “MORADO” EL VERSO. Hoy quiero dedicarle a mi “Morado” el verso; Elena por más señas, de sexo femenino, residente en su tierra, que como un torbellino arrasa mis poemas leyéndome el anverso, dejándome desnudo pero compuesto y terso de palabra y espíritu. Que me importa un comino y parte de la parte de otro, que aún no domino, que me tiendan al sol si en sombras me disperso. Ahora sí, te dedico toditas las vocales y alguna consonante que se me acalla, “loka”, que sin pasar de pobres gozamos los panales de rica miel al aire que menos nos sofoca. Tráeme tu escayola, te espero en los trigales, que tibia y peroné firmo, que ya me toca. TORMENTA. Del cielo huyo como al cielo imploro, estallo en lo profundo de mi sino y me disuelvo en esa luz airada de lo gris, de lo negro y de las nubes. Parto el silencio, el blanco pentagrama se quiebra en líneas de energía hueca, atona el sístole en la densa noche de un corazón furioso y exaltado. Siento el temor de los que escuchan sordos, de los que ven en su ceguera el miedo, de quien corre por dentro y no se mueve. Soy la explosión del equilibrio frágil que trae tras de sí la recia calma y entre dos calmas soy un intervalo. UNA HISTORIA SORDA. Amanece el silencio y gesticula, se adivina su voz, yo la hago mía; no se escucha el nacer de un nuevo día pero se ve, se huele y estimula. La sombra de los labios, casi nula, deletrea el instante y es la vía que comunica al mundo la alegría que en el cuerpo y los ojos se acumula. Las pequeñas historias necesitan de la complicidad de la sordera. De los cinco sentidos cuatro habitan en la profundidad que nos libera del tono que mal suena y que nos gritan… y afloran aunque uno no lo quiera. AL PALADAR ME ASOMO DE TU SUEÑO. Al paladar me asomo de tu sueño para que albergues en tu boca el mundo y en tu cama estos labios que confundo con tus labios de noche con mi empeño. Cuando amanece frunzo al sol mi ceño y en mi ventana me cobijo, y hundo mis ojos en tus vistas tan profundo que me vuelvo ante ti lo más pequeño. Por las noches te sueño, por el día me acobardo al pensarte tan cercana y ver que muere toda mi alegría. Sin embargo este hoy, aún mañana, sigue siendo un ayer y un todavía cuando huelo a futuro y a manzana. POR SI NO ME DESPIDO DENTRO DE TREINTA AÑOS. Es duro despedirse, yo lo hago, me adelanto a los tiempos y a la espera, que no sé si será por primavera pero ha de ser morir el fin del pago. Dudo que para entonces ese trago me permita ajustarme la chorrera y que salga mi voz, febril o entera, para decirte adiós sin empalago. Por si acaso ese día no me centro y no acudo a la cita para verte, me disculpo y despido para dentro de treinta lustros más, si es que la suerte me acompaña y de bruces no me encuentro con la amarga compaña de la muerte. SONETO DESPRENDIDO. Se me corta el aliento si suspiro y una lágrima asoma por mis ojos, y escapan de mi vida los arrojos por las gotas del aire que deliro. La oscuridad de un pozo gris transpiro, océano profundo de rastrojos, y los golpes de sangre rojos, rojos, enturbian el color de lo que miro. Que no es noche la noche sin su luna aunque renazca el día tras la espera, ni ha de ser el dolor que nos aúna ninguna penitencia. Ni siquiera existe, que yo sepa, la vacuna que cure la pasión de primavera. ME ENSEÑARON LO JUSTO. Me enseñaron lo justo y me subí a horcajadas en una bicicleta sin vergüenza ninguna, que paseó mis tardes y me curó la hambruna de saber lo no escrito entre dos pedaladas. A favor de la adversa corriente, en las bajadas, encontré desengaños y también su vacuna, e intentando aliarme con mi buena fortuna acometí subidas de lo más arriesgadas. Fui aprendiendo, sin prisas, el quid de la cuestión, llenándome el bolsillo y en parte el corazón de lo que buenamente pude y quise aprender. Conseguí combinar un cuarto de razón, otro de buena fe y un tercio de ilusión; del resto no me acuerdo. ¡Qué le vamos a hacer! VIENTO. I Aúlla tras la calma de un segundo nacido en el desorden de este cielo, acomete al viandante con su celo deformando la sombra de su mundo. Trastorna la ordenanza y me confundo por el amor al aire, ¡qué canguelo! Revienta las barreras, me desvelo cuando esparce los restos que circundo. No respeta oquedad ni un par de ojos, y embota los oídos con su canto; son espanto y chirrido sus enojos. ¡Maldito viento!, eco que no aguanto cuando traspasa airado mis cerrojos. ¡El día que te pille te asonanto! II Aúlla tras la calma de un segundo nacido en el desorden de los cielos, acomete al viandante y a su sombra, escondida en rinconessu silueta. Trastorna la ordenanza de lo fijo por el amor al aire que lo nutre, revienta las barreras, las asica, esparciendo sus restos y mis sumas. No respeta oquedad ni un par de ojos y embota los oídos con su canto que en espanto y chirrido desemboca. Maldito viento que a deshoras vienes para enfrontarnos a la vez que tornas. ¡Te he de cazar un día!, tengo espera. III Trastocó el sosiego en solo un segundo, nació del desorden cruel de los cielos que atacó mis pasos hoy, mis anhelos; dos formas que fácilmente confundo. Por amor al aire sigo en el mundo y por su ordenanza vuelven desvelos; este viento ruge fuerte sus celos aunque servidor se muestre rotundo. Yo que siempre quise calma y no enojos, mis oídos tiene sordos su canto y ciega la vista fiel de mis ojos. Maldigo el fenómeno, no lo aguanto, que siempre traspasa mudos cerrojos. ¡Tú quieres joderme, yo me agiganto!
PARA AMY WINEHOUSE Oh, "my god", que el baile no fue tu fuerte, pero te movías que daba gusto; siempre tan, tan ida, y qué bueno el busto; el "busto" fue mío siempre de verte. Fue quizá el azar, o la mala suerte, lo que nos dejó el amargo regusto, "my honey", que enorme fue mi disgusto al saberte amante de una tal muerte. Al soñar tu voz me bailan las piernas, al verte tan fría me desespero entre tus cien muecas y tus desplantes. Deja que me esconda... ¿ya dije piernas?... que beba contigo del aguacero de un ritmo que sabe a “narcotizantes”.
VIS SIN VIS Propongo que no pares los relojes de tu vida, que no mires atrás por la mañana si te siguen, que rompas a reír a trote y moche si te animas y que sigas jugando con tus cartas los envites. Te prohíbo que sufras por amores cuando quieras, aunque sé que es difícil si se ama de verdad; en las historias sobran los actores de comedias y en las tragedias nadie nos aclara cómo amar. Te pido, poca cosa, un par de noches con su insomnio, un día que acomode nuestras almas en sus huecos, tres palabras que rimen con el borde de tus ojos y un pañuelo bordado con la palma de tus dedos. Te ofrezco el resto de tu vida, el norte de tu brújula, horizontes que capten tu mirada, los encuentros que puedas abarcar desde tu escote y una duda, razonable, adosada a tus espaldas… …y el recuerdo. MAÑANA DIOS MENGUANTE No le llames mañana, dios menguante, si la noche te apura por creciente; no le pidas por dar, ni des, contente, que es el día la luz y el sol su amante. Soy el ojo que dice que adelante, que amanezca, ¡Señor!, y que caliente tibio el rayo de invierno confidente tras un techo que ciega lo apremiante. Ponle ritmo y acento a los vestidos, corre, escapa del tedio o el engorro que te impide amoldarte a los sentidos. Salta el muro que aleja del socorro, firma en blanco tu hoja de despidos y empieza hoy, de cero, un plan de ahorro.
CANCIONES DE AMOR Y GUERRA I La pasión enciende… II Te miro y un destello… III Soy feliz cuando estoy solo… IV Te cuento lo conveniente… V Quizás, amor, no te interese… VI Ódiame, por favor, a media tarde… VII Aprendí la caligrafía del amor… VIII Estás pendiente de un hilo… IX Con mis patas de gato… X Cuando mis ventanas abusen… XI Concédeme el beneficio de la duda… XII Si alguna vez me pierdo… XIII Veo tu expresión, tu cara, tus gestos… XIV Ábreme las venas… XV Fuerte… I La pasión enciende los besos que se dan y quema. El amor calienta los rincones del invierno y pasa. El orgullo mata las horas muertas y duele. El sufrimiento huele a guerra, a derrota y a nada. II Te miro y un destello me ciega en el instante de mirarte. Te rozo y siento escalofríos simplemente por rozarte. Te beso y me enveneno, te toco y me contagio, y sin embargo quiero tus besos y tu tacto. III Soy feliz cuando estoy solo y te tengo en la distancia. Soy feliz cuando te añoro y busco en mi ignorancia ese pedacito mío que echo en falta. IV Te cuento lo conveniente, sin preguntar demasiado; escucho a medias tus quejas porque aún no me he quejado y mis silencios, en parte, ahogan lo que tú me vas contando. V Quizás, amor, no te interese ser la costilla de mis huesos; no soy perfecto ni normal, de tantos cosas adolezco que se me olvida el equipaje siempre que parto hasta tu encuentro. Hasta desnudo salgo a veces para cubrirme con tus besos y que tus labios me acaricien con el calor de tus adentros. Llegué un agosto caluroso, nací sin ropa y persevero, nada traía cuando vine y aquí me encuentro con lo puesto. No soy ardiente si me apago pero al arder busco mi fuego y entre las llamas soy feliz cuando me encuentro con tu incendio. No soy perfecto, ya te dije, pero no dudes, soy sincero. VI Ódiame, por favor, a media tarde, cuando los sueños están al caer y la espera es menos angustiosa. Quiéreme, sobre todo, al alba, cuando despierta mi cuerpo confundido por la nada. VII Aprendí la caligrafía del amor con la letra más bonita que pude imaginarme. Después vino el rallón, la tinta china y esta goma de borrar que rasga los papeles. VIII Estás pendiente de un hilo, de un hilo pendiente estamos, cuando el suelo es movedizo me resbala y me resbalo, pero al mínimo latido yo me acudo y te rescato, quiero mojarme contigo y secarme en tu regazo. Solo espero una llamada y reflejarme en tus ojos; si me miras no soy nada y todo soy con tu todo, compartiendo tus enaguas, desgarrándome los forros. Soy agua cuando eres agua y si me mojo, me mojo. IX Con mis patas de gato me aferro a tu vida y a la mía, mis arrugas me sostienen, mis huesos no piensan en despedidas. Mi luz y mi entorno me vigilan cuando hago novillos en tu escuela, cuando el pájaro que me anida no puede soñar y vuela. X Cuando mis ventanas abusen de este orgasmo de primaveras y asombradas sus hojas miren los vaivenes de tus caderas, abre tus puertas a la casa con alas y correderas, que deje de correr el aire entre nuestras bocas austeras . XI Concédeme el beneficio de la duda y dudaré a grandes rasgos de mis emociones y de las tuyas. XII Si alguna vez me pierdo, no me busques en las autopistas del ombligo del mundo. Búscame a ser posible en los llanos de tu pensamiento, si no es pedir mucho. Y si no me encuentras, no te preocupes cariño; posiblemente esté instalado en una cortina de humo para poder ver sin ser visto y escuchar bien mis lamentos… y los tuyos. XIII Veo tu cara, tu expresión, tus gestos; tu vulnerabilidad. Siento tus preocupaciones y sé que no puedo decir nada porque al confundirse entre las mías transforman el problema. Y qué mayor problema que tener una razón para preocuparse. XIV Ábreme las venas y verás que es sangre lo que corre por ellas. Córtame las piernas y comprobarás que es imposible que me crezcan otras nuevas. Sácame los ojos y no veré nada, pero lo harás tú por nosotros. Arráncame el corazón y observarás que late, con o sin razón. Pero si me abres las venas y me arrancas el corazón, los ojos y las piernas, posiblemente no sea a mí a quien quieras, sino a algo que está enterrado y no ha de volver a ser ni ojos ni piernas, ni corazón ni sangre, ni cuerpo ni alma donde agarrarte. XV Fuerte, como el aspa del molino cuando el viento no sopla. Decidido, a aguantar el empuje del viento si ese viento es una brisa. Despierto, si la brisa me despeja y aguza mis sentidos. Alerta, cuando en la palma de tu mano me veo tan perdido. Confiado a ratos, y a ratos confundido.
A JOAQUÍN SABINA POR EL MORRO. I "No se me mueran nunca", nos dijiste y aquí seguimos dándole al resuello, que sólo llega el agua a ras de cuello y el maquillaje cubre lo que viste. Mojarnos por mojarnos, por despiste; besarnos por besar, estoy en ello; escribir por amor al arte aquello que por escrito queda y que subsiste. Cantar hasta en la ducha, ¡ya te digo! Beber, si hay sed y a mano un buen amigo. Vivir; espérame que te acompaño. Bailar con todo el cuerpo o una silla, jugar a seguir siendo el cabecilla de un complot que no acepta el desengaño. II Haz que sufra, que espere la fulana de frío beso y parca boca negra, que deje que sigamos de jarana, que se alíe si quiere con su suegra. Nos quedan dos muñecas y un mañana, mil "ayeres" y un hoy que nos integra en el tira y afloja, en la ventana, de la ropa interior que siempre alegra. Desnúdate las canas, dale fuego a esta explosión de abriles por el morro, que por pasar, pasar hasta sin forro. Pero si hay que quedar, mejor en viernes, en la calle o el bar de los alternes, para tomarse las de Villadiego. III Sigue atracando al delincuente a versos, aborda a los piratas que es tu fuerte, muérete por amor y por perderte entre dos senos pecadores, tersos. Padre de los agnósticos conversos, viudo de tantas, novio de la muerte; la voz rasgada ayuda a componerte descolgada de un cuerpo y sus reversos. ¡Qué bueno, flaco, que entre tanta pena, me tenga sin... contigo a la deriva en este cascarón que me adjetiva. Ayer mismo me dijo mi Jimena, ¡deja ya de viajar por los perjuros de letras y compases y futuros... ...para salir de apuros, despéiname la falda , barre el suelo, airéame la ropa y mi desvelo!