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  1. Lo que inicio, lo hago con el permiso de mis queridos chicos, quienes, para mi sorpresa, lo propusieron y aceptaron en su totalidad formar parte de este mini proyecto. Voy a registrar parte de una sesión privada con cada uno de ellos, de manera que podamos hablar de forma algo natural, uno por uno. ¡Qué emoción! Iniciemos, espero que al final, la experiencia sea del agrado para todos y sirva de algo este pequeño ejercicio.

    Había entrado a la consulta con cara de inocencia, con la misma cara inocente con que llegó en su primer día de trabajo, hace un par de meses. Pero la inocencia es una capucha que sirve para esconder quienes somos en realidad. Debe ser esa mirada que esconde, o el cuerpo que lo delata como el más joven de todo el equipo.

    - Buenos días, Nicolás, ¿cómo le ha ido?

    - Buenos días, muy bien, ¿y usted?

    - Bien, gracias por querer participar en este mini proyecto, me encantó el gif con el que aceptó, me encanta que usted sea una persona ganadora, ¿siempre fue así?

    Cuando le propuse la idea de dar a conocer una sesión, Nicolás no había mostrado la menor duda, parecía que, en el fondo, estaba esperando una oportunidad, me había enviado un gif sobre la película Ted (no precisamente una película sobre los pasos de la inocencia), en el fondo todos queremos que nos conozcan un poco.

    - La actitud siempre, pero no siempre se puede ganar.

    - Por supuesto, nadie en el mundo gana siempre, ocupamos perder para forjar nuestro carácter, ¿recuerda la última vez que perdió? estoy segura de que eso le ayudó a reaccionar con respecto a alguna situación.

    Acomodó su cabello, su chaqueta de mezclilla y puso cara de disgusto.

    - Justo ayer, jugando Nintendo -y lo sé, yo también estuve jugando, además, pude comprobar que tiene tendencias suicidas en los videojuegos-.

    - Y, aun así, yo que estuve ahí envidié su determinación y concentración, pero en la vida, no siempre jugamos, se nos presentan momentos complicados, si usted asume todos sus retos con esa determinación, vivir se hace más fácil.

    - Yo soy más, de que pase lo que tenga que pasar.

    En sus ojos intuí que decía la verdad, que este chico era fiel amigo de la determinación, de las cosas que se consiguen luchando, aunque también pude notar que es un poco más abierto de lo que regularmente parece durante sus horas de labores. ¡Sabrá Dios como es en la intimidad de su vida personal!

    - ¿Cree en el destino?

    - Yo creo que sí, pero también soy de la idea que uno forja su propio destino con cada acción buena o mala.

    El destino no es lo mío, nunca he tenido creencias en él, lo mío es dejar que los días avancen, sin la sensación de que exista algo o alguien que sepa todo lo que nos pasará. Entonces traté de sacarlo de su zona de confort.

    - Hay un pajarito que dice que usted, es más terrible de lo que parece, todos somos terribles en algo, lo importante es trabajar en ello para ser mejores, ¿hay alguna versión suya, que quiera y que aún no ha logrado?

    - Dicen eso por ahí, -se sonrió- parte de eso que dicen es cierto, pero en el trabajo hay que comportarse. Ahorita me siento bien con la persona que soy, claro que, siempre hay cosas por mejorar.

    - El día que no nos quede nada por mejorar, vamos a dejar de apreciar el mundo, no voy a robarle mucho tiempo, ¿le parece si le regalo algo?

    - Sí, claro.

    Es contagioso el entusiasmo de este muchacho. Sin embargo, es de pocas palabras.

    - De estas tres palabras, una la relaciono con lo que conozco de usted, y las otras dos, son trampa, avíseme cuando escoja una, no me diga la que escoge: recelo, timidez, delirio.

    No ocupó pensarlo mucho.

    - Listo.

    - Gracias, siga con el empeño que le noto, el que se esfuerza está siempre más cerca de lograr sus metas. Hasta luego.

    - Gracias a usted.

    Salió por la puerta con un estado de relajación que envidio, en lo poco que lo conozco no he visto que el tiempo lo altere, la juventud tiene sus propios privilegios.
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  2. Contextos, justo lo que me faltaba. Dice Vinicio (y siento un no sé ni qué, pero sí sé dónde), que, ahora resulta que yo distorsiono los contextos en los que él dirige sus comentarios. No logro describir lo increíble que me ha parecido este punto de vista y el apoyo de Sandra y Nicolás para esta observación. Sandra, bueno, en dos semanas que vaya de viaje a Cartagena con Vinicio, sé que me dará material de sobra para establecer mi propia enciclopedia. Ya me la puedo imaginar, llenando su maleta con perfumes afrodisíacos y con lencería fina, atrincherada de encajes y transparencias para que el Río Amazonas bañe el imaginario colectivo.

    - ¡No, doc!, vieras el material que le tengo, como para diez sesiones - me dice Isabel, señalando a Sandra con su dedo índice.

    - ¡Ella juró!

    El viaje a Cartagena es conversación de abolengo, al final Enrique no se ha sumado a la aventura, parece que un cruce de fechas dio al traste con su oportunidad de ir a darse un taco de ojo con las reinas de la belleza colombiana y pasará esas fechas en compañía de sus labores diarias, fuera de las tentaciones de la carne sudamericana.

    - Doctora, si espera quince días, puedo traerle todos los chismes de lo que Vinicio haga allá en Cartagena.

    - Lo siento Sandrita, pero yo ya negocié con la doctora - se apresura a aclarar Vinicio.

    - Cierto Sandra - le aclaro yo - Vinicio va a ser mis ojos y oídos en Cartagena.

    - Pero doc..

    - Lo siento Sandra.

    Enrique anda muy risueño, el viernes tenemos sesión y se lo recordé, para que vaya preparando el estimulante para beberlo cuando hablemos a solas.

    Y no pensaba escribir hoy, estaba yo tratando de canalizar mis energías, de acomodar mis focos de tensión, pero esa esquina ha estado terrible el día de hoy. Parecen muchachos de colegio, héroes del rock después de una fiesta en deshoras de la noche. Isabel celebrando aquellas locuras con risas multiusonidos, Sandra esperando que yo mejore su reputación, como si yo fuese un alquimista capaz de convertir el plomo en oro, ¡qué ingenuidad!

    Y Fabián, demasiado silencio, demasiado callado, tanto mensaje en el celular no puede ser con su madre. Pronto averiguaré si las tentaciones o las zonas bajas del amor, están haciendo trecho en Fabián. Nadie pasa tanto tiempo sin pensar en alguien más.

    En tres días, se despide Rebeca de la oficina y si esto no fueran observaciones serias de carácter profesional, yo la habría despedido con una escena épica. Como Thelma y Louise, saltando por un barranco a toda velocidad, tal vez la hubiera puesto en las vías de un tren, atada, clamando piedad mientras su amor trata inútilmente de liberarla, o encerrada en un edificio donde se ha colocado una bomba que explotará en diez minutos. Algo sencillo y romántico. Pero dado el carácter serio de lo que escribo, sólo la despido con aplausos, con la gratificación de haber hecho bien su labor y quién sabe, tal vez en una dimensión muy, muy lejana, vuelva yo a encontrarla para recordarle que formó parte de este humilde universo.
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  3. - Me contaron aquello y vine a corroborarlo con usted – le dijo Mateo a Paolo, mientras este se encontraba almorzando. Paolo lo miró, asintiendo con la mirada.

    Mateo calentó el almuerzo en el microondas y luego se dirigió a Amalia.

    - No entendí el chisme.

    A mí me sorprendió el comentario, dado que la capacidad intelectual de Mateo se acentúa cuando de chisme se trata, es un don innato con el que nació y del que hace alarde a diestra y siniestra. También había llegado Romeo, con ropa más casual, porque un día que le hice un comentario sobre su ropa, consideró que yo le había puesto la meta muy alta. Así son los hombres.

    - Menos mal que no había otros presentes, porque el comentario puede darse para mal entendidos – y luego rio Isabel ante su propio comentario, venido luego de que Amalia dijese que aún conservaba un pedacito para su disfrute personal (de pastel), hay gente que ve el doble sentido en todo, ¡Dios se apiade de ellos!

    A los videojuegos se nos había unido Nicolás, pero ese muchacho no respeta las canas, luego de jugar el primer nivel, se concentró de una manera que nos mandaba a silenciar a Evangeline y a mí, tratando de sincronizar sus manos con el cerebro y el televisor. Un par de risas se le escapaban a Isabel, quien estaba como espectadora de aquella escena, recostada en un sillón, con su teléfono en una mano y los ojos en la tarde de videojuegos.

    Evangeline se había indignado con los noticieros, luego de que pasara otro bloque deportivo sin que hicieran alusión a su querida arquería, o al rugby, deporte que seguía con afán, pero que los medios televisivos ticos, no conocen, puesto que sus periodistas son fanáticos al deporte de Maradona y Pelé.

    Al almuerzo no se unió Fabián, decidió almorzar solo, cuando todos habían regresado a sus lugares de trabajo, ocupaba estar en paz, en armonía consigo mismo y prefería almorzar sin nadie, cuando todos estuvieran trabajando, almorzaría él. Ya llevaba un par de semanas de realizar la práctica de almorzar acompañado de sus pensamientos. El amor no se sintió en el aire, el día no había querido que saliera el sol y el mes está por llegar a la mitad de su ciclo de vida.

    Se viene el ‘Employment Day” en la empresa, y para el juego de buscar tesoros, estábamos de acuerdo en hacer equipo, Amalia, Evangeline y mi persona. Invitamos a Nicolás, pero se volvió con aires de realeza y nos preguntó si nosotros éramos personas ganadoras, porque él no se apuntaba a jugar con perdedores, su ADN no le permite denigrarse de esa manera. A Fabián no le consultamos, dado que solo se une con personas guapas y no quisimos preguntar nuestro estatus, para no desalentarnos como Evangeline.

    Hoy no llegaron Vinicio, Enrique ni Sandra, el fin de semana o el simple gusto por presentarse en la oficina en días intermedios de la semana, no les permitieron llegar a trabajar un lunes, que estaba tan lleno de lluvia como el firmamento de estrellas. Los lunes que ni las gallinas ponen, los lunes que son el preámbulo de lo que nos espera durante los siguientes días.
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  4. - ¡Chiquillas, me muero! – les dijo Sandra a Vinicio y Nicolás, cuando Nicolás le habló de una aplicación para ver películas y series, de la cual Sandra desconocía su existencia, aunque le tardó tres o cuatro intentos a Sandra entenderle el nombre de dicha aplicación a Nicolás, aun no agarraba las fuerzas del desayuno. Ya antes habían discutido Sandra y Vinicio sobre si lo importante es el tamaño o el uso, Vinicio dijo que lo importante era saberlo usar, pero Sandra hizo hincapié en la necesidad del grosor, la experiencia conoce cosas de más.

    Fabián había vuelto a sus escapes emocionales, a sus frustraciones. El intento de libertad le había durado un par de semanas, mucho más tiempo del que él mismo pudo imaginarse, ya tenía recaídas otra vez, pensamientos que llegaban al amanecer y no se iban hasta entrada la noche, cuando el alma es más frágil.

    Llegó Amalia con cara de felicidad, como quien empieza a escalar su propio Everest, se paró a mi lado, me dio una palmadita suave en el hombro derecho y con las manos en los bolsillos me dijo:

    - Lo logré, ya me di de alta de mis problemas psicológicos.
    - Me parece muy sano – le respondí con el rostro lleno de serenidad, luego se dio media vuelta y volvió a su asiento. Por dentro no supe qué responderme, no la veo dándose de alta, si es posible que alguien se dé de alta por sí mismo.

    Hoy, Sandra tuvo visitas en el trabajo, sin que la alzaran a ver, sin siquiera un saludo, una visita que le alivió un poco el cimbronazo que se llevó en la boca cuando se rompió una de sus ligas, un cimbronazo distinto al que hubiera querido para sí.

    El Virreinato de Nueva España empezaba a derrumbarse, las guerras de independencia se instalaban en las colonias inglesas, pero pasaba algo más grande, más importante. Los chicos empezaban a ir de manera independiente al baño, de uno en uno, sin acudir a la misma hora. Era noticia de primera plana en el New York Times, bueno, quizás no, pero podría haber sido (me ilusioné en balde, volvieron a la normalidad durante la tarde). Y Vinicio, pobrecito, el sonrojo le llegó cuando supo que las altas esferas podían darse cuenta de Cartagena, como si el bronceado, las carcajadas y el conversar, no bastasen para delatar la “Livin la vida loca” que vivió allá y que Sandra anhela disfrutar, si como parece, viajan juntos. La soltería es un logro del que se gratifican por igual Vinicio y Sandra, otros también en este lugar, pero ellos lo llevan al siguiente nivel.

    Haciendo un comentario con Vinicio, se sonrojó y me dijo que él no manosea mucho, sólo lo necesario, y al verle la sonrisa que lo traicionaba, le dije que mi pregunta iba por cuestiones técnicas, nada personal ni íntimo, que pareció ser lo que entendía al respecto.

    Para fortuna de Vinicio y el resto de mi equipo, estas letras nunca van a salir a la luz pública, no tengo la intención de que alguien que no sea yo, se entere de las cosas que llevo relatadas para mi exclusividad.

    Ya habían caído el Imperio Romano y el Otomano, los incas, los aztecas… también caía la imagen de timidez que tuvo Vinicio cuando ingresó en la oficina, se había quedado en el letargo, dando paso a una imagen más liberada, más él, recargada con las figuras de Sandra y de Enrique, que le servían de guía en medio de las luces de neón.

    A la salida, cuando fui a lavarme los dientes, estaban Vinicio y Sandra junto al escritorio del pobre Paolo, Sandra hincada como pidiendo a La Virgen y Vinicio en posición de futbolista que pone atención a su entrenador y Paolo, dichoso que tiene el don de la paciencia.
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  5. - ¿Usted cree eso, doctora?
    - Sí, pero no se preocupe, la verdad es que varios acá tienen la misma impresión sobre ellos mismos y así se los he hecho saber – le pedí disculpas a Romeo, me acababan de llamar y tomé mi teléfono para ponerlo en silencio.
    - Es que me parece que usted ve cosas sobre mí, que yo no veo, posibilidades de algo que yo no tengo claro. Todos tenemos demonios.
    - Y de eso se trata – le di una palmada en el hombro izquierdo y lo dejé irse. Luego tomé mis auriculares, quedaban diez minutos antes de que entrara Enrique, me daba tiempo de escuchar dos canciones, y sonaron ‘Mentiras piadosas” de Joaquín Sabina y “Tu silencio” de Bebe. Era mi primera sesión oficial con Romeo, y sí, también presenta síntomas infundados de problemas con su autoestima (lo cual parece una plaga en este sitio).

    Entonces entró Enrique, con cara de entierro, con espasmos, con agravios por esas cosas que se salen de control en su vida, por los fantasmas a los que teme enfrentarse cara a cara, porque hay quienes tratan de escapar del amor y el deseo, como si ser humano fuera un delito. Como si acaso Dios pudiera juzgarnos, ya había prometido no volver a acabar con la humanidad (Génesis 9,11) y es por su nombre, que se han cometido la mayor cantidad de crímenes (pregúntale a la Santa Inquisición). Enrique dice que le doy bofetadas de realidad y tiene razón, lo hago con plena conciencia, porque las cosas a veces necesitan entrar sí o sí.

    - Sandra, ese reporte suyo, es pequeño, pero complicado.
    - Por eso no me gustan las cosas chiquitas, nunca funcionan – le dijo Sandra a Isabel, quien desertó de la conversación antes de meterse en cosas de adultos.

    El pobre Nicolás hizo acto de presencia de manera solitaria en la esquina, junto al silencio imperialista. Sandra, Vinicio y Enrique, decidieron cambiar sus días, Vinicio vino ayer, Sandra y Enrique vendrán en días posteriores de la semana. Nicolás acudió como abanderado de una fracción que parece destinada a caer, como un viejo partido político. Con Fabián como legionario, acompañando a Evangeline e Isabel, en un área menos ruidosa, no por eso, más normal. Anoche mientras terminaba de acomodar mis cobijas, me escribió Amalia, consultando por una opinión que extendí y le dio curiosidad, dichosa que aún la impulsa la voluntad de acostarse a deshoras de la noche.

    Evangeline había llegado con un corte nuevo de cabello y guapa o no, Fabián se sentó junto a ella, para aprender las enseñanzas atrasadas, como un pupilo que acepta que hay cosas que no se pueden aprender en soledad. Lo bonito y lo feo, no tienen cabida cuando la realidad nos toca la puerta de la habitación.

    Vinicio también había recordado algo, a la alemana y la venezolana de Cartagena, monumentos dignos de mención, que aquella mañana habían vuelto a su cabeza, en medio de los números que no le cerraban por ningún lado, sentado frente a su computadora desde la comodidad de su casa, hoy tocaba teletrabajo.

    Isabel y Evangeline, le recomendaron a Fabián el ejercicio, sacarle sudor al cuerpo, después de los treinta, el cuerpo requiere ciertos cuidados, años atrás Fabián asistía a spinning, pero esos tiempos ahora se miraban remotos, con esperanzas muy leves de volver. Y comenzó luego Fabián a ver el paso del tiempo a través de fotografías, tan ingratas como alentadoras consigo mismo.

    Así, en dos días, tuve cuatro consultas virtuales, con Amalia, Enrique, Romeo y Sandra, siendo las más profundas, emocionalmente hablando, con Romeo y Enrique.

    También recibí una noticia que me entristeció. Rebeca puso la renuncia, se irá al cabo de dos semanas. Si no te veo en estos días, espero que lo que hagas en la vida, te salga bien, gente como tú, da gusto conocerla.
  6. Si de algo me puedo sentir orgullosa, es de que hasta el momento no he obligado a ninguno de mis chicos a decir las cosas, cada uno me ha contado sus cosas por propia voluntad, por la necesidad humana de sacar eso que nos pesa en el alma y que nos aflige el corazón.

    Decía mi bisabuela, que la gente que siempre sonríe ocupa algo, o a alguien, - mira a Cantinflas y a Chaplin – me decía mientras preparaba las tortillas. Pero no creo que sea el caso de Romeo, aunque, a diferencia del resto, no le conozco pareja, nunca lo he escuchado mencionar a alguien, mantiene ciertos enigmas para sí, esa ambigüedad, ese hermetismo, esa picardía para saber esconder los detalles, me atrae de las personas, porque te pone en la cabeza pensamientos, y entonces tratas de ver las cosas mínimas, son gente que sabe guardar sus secretos, esa gente, tiende a guardar muchas cosas, como si de un tesoro se tratara, pero también tienen flaquezas, cosas que a ojos de un buen espectador, no se le escapan, aunque del mismísimo Houdini se tratara (como la adrenalina, el coqueteo, y algunas emociones palpables).

    - Evangeline, podría enseñarme a hacer los reportes.
    - ¿Ahora sí me ve guapa? – le contestó Evangeline a Fabián, con cierta ironía.
    - ¡No!, pero igual podría enseñarme – y aunque Fabián sonrió al responder, Evangeline se colocó los auriculares, a volumen alto, para escuchar a Black Sabbath y a Iron Maiden.

    Hoy se celebró el “Engagement Day”, y contrario a lo que creí, no hubo mariachis, ni anillos, ni serenata. Se trataba de una serie de actividades para unificar los lazos en la oficina. Y empezó de buena manera, con una presentación, video motivacional y luego un divertido juego de “Stop”. La encargada de la actividad nos pidió presentarnos y mencionar una palabra que nos describiera, Fabián se describió con la palabra “ansiedad’, Enrique se definió a sí mismo como “reservado”, y así fuimos haciéndolo cada uno de los presentes, algunas definiciones me parecieron más acorde que otras, pero no estoy para dar opinión personal al respecto.

    Donato se encargó de dividir a todos en grupos de cinco o seis personas, yo aterricé en el grupo cinco, junto a Enrique, Paolo y otros dos chicos. Luego de agruparnos, repartió hojas blancas, lapiceros y comenzamos el juego de “Stop”. Empezamos con fuerza hasta que Rebeca, afligida porque su equipo andaba de capa caída, inició una serie de ataques sin fundamento, reclamando todo, demostrando su tendencia a emociones negativas cuando saborea el amargo sabor de la derrota. ¡Qué mal te queda eso Rebe!... el colmo llegó cuando se paró sobre uno de los sillones y acusó a mi equipo llamándonos “tramposos”, sentí pena ajena.

    Isabel también notó la ausencia de Fabián en la esquina caliente durante las últimas dos semanas, antes de escuchar mi historia sobre el mensaje con Evangeline, de boca de ambas... “ese programa de contabilidad es tan malo como aquél equipo de futbol”, soltó la risa y comentó para nosotras, otras anécdotas sobre mensajes que le vinieron a la mente, en tanto Nicolás, Vinicio y Sandra hacían fiesta de chismología en la esquina, sosteniendo sus estómagos al momento de reír.

    Tenía una lista de mis chicos en la mesa de comedor de mi casa, con una palabra que los describía a cada uno, pero temo que la perdí, luego de que por accidente le cayera un trago de brandy encima, cuando caí dormida, aun así, logré recuperar su información, la cual mal detallo de la siguiente manera. Lista de los Capuleto: Enrique, Fabián, Vinicio, Sandra, Nicolás, Evangeline, Isabel, Rebeca, Amalia, Donato, Romeo, Paolo, Mateo y Regina (aunque no la he atendido, decidí incluirla en lista, dada su tendencia a estar en modo somnoliento en la oficina). Lista de los Montesco: simpatía, lascivia, timidez, cobardía, análisis, empatía, empoderamiento, dualidad, sexualidad, recelo, dependencia, incontrolable, delirio, alucinaciones.

    Nota personal: la lista de Capuletos y Montescos no presenta ningún orden específico, y cada Montesco define a un Capuleto.
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  7. - El grupito de atrás – les dijo Donato y allá estaban, Vinicio y Sandra, sentados al lado, abrazados cada uno a un almohadón, muertos de la risa en media reunión laboral.

    Nadie le ha dicho todavía a Vinicio, que el bronceado con el que vino de Cartagena, aún no se le iba de la piel, impidiéndole el regresar a su tono natural. Tampoco iba a decírselo yo, porque una mujer puede pecar de cualquier cosa, menos de indiscreción.

    Hay gente que ambiciona dinero, propiedades, automóviles último modelo, otros como Vinicio que ambicionan fiestas y diversión, personas como Sandra que ambicionan llegar vivas al próximo cumpleaños y luego, están las gentes como Enrique y Fabián. Esas personas que cargan el carnaval por dentro, que se quedan calladas cuando todos ríen a carcajadas y que ambicionan un amor, tan simple como eso. Una persona que los encuentre y descubra esas imperfecciones que ellos creen ver en sí mismos y que no es otra cosa que la inseguridad de sentirse deseados, el oscurantismo que les produce ese temor a amar incondicionalmente y no ser correspondidos de la misma manera, con la misma fuerza, con la misma desesperación, con la misma necesidad. Pero, porque siempre hay un, pero, cuando esa persona está al frente de nuestras narices, nos da por estornudar.

    Y creo, que es la minoría de la población mundial la que vive ese amor, a lo mucho un uno o dos por ciento, algunos se meten en las iglesias para buscar en los altares lo que no encuentran en el planeta, otros se van por bebidas energéticas para canalizar sus gritos internos; el groso de la población simplemente vive el amor a cómo puede, mal que bien. Los dioses son dioses desde que la humanidad tuvo tantas preguntas sin contestar, que tuvo que buscar algo más, que tampoco se las contesta, pero que es la respuesta para todo.

    Lo de la reunión había sido culpa mía, le puse un mensaje a Evangeline, sin recordar que estaba compartiendo la pantalla, de inmediato me entró un mensaje por privado y luego, las disculpas del caso con Donato. – Casi me orino de la risa – me dijo, en medio de mi crisis emocional por el desafortunado dedazo. A Sandra no le había dado tiempo de leerlo, le escribí el contenido por privado y reaccionó riéndose, la verdad es que no lo había hecho con mala intención, a veces, creo que a mí también me pasan factura las ausencias con profesionales que velen mi cordura. De momento, parece que Sandra perdió la idea del matrimonio, impulsada por considerarse una mujer de negocios, papeleos, clientes y dar órdenes: formalmente le propusieron matrimonio y al mejor estilo de Hollywood lo rechazó.

    En todo grupo hace falta un cable que una las piezas y creo que Isabel desempeña un poco ese papel, cuando ella está en la oficina, se levanta de su asiento, mira a los escritorios, hace un escrutinio visual y luego con una risa, manda un mensaje a alguno de sus compañeros y une los escritorios en una conversación. También debo felicitar a Amalia, Sandra, Enrique y Fabián, quienes ya se animan a escribirme por privado y cuestionarme sobre mis puntos de vista en las consultas, por privado, puedo ver cosas diferentes.

    Nos sentamos a almorzar como de costumbre, Evangeline y yo, cuarto para mediodía, porque a la una de la tarde tenía programada una reunión con la jefatura. Fallé en el intento de calentar primero mi almuerzo en el microondas, y tuve que esperar los cinco minutos que se tarda Evangeline en calentar su comida, porque nunca está lo suficientemente caliente para ella (pobrecitos los hombres).

    - Ven, ven cómo son – nos dijo Amalia desde su escritorio – con tal de no almorzar conmigo, almuerzan quince minutos antes de mediodía, mejor me dijeran que no quieren que almuerce con ustedes.
    - Pero Amalia, de por sí no estás haciendo nada – le dijo Evangeline sosteniendo la cuchara – venga y almuerza con nosotras.
    - No puedo – contestó agachando la cabeza – tengo horario fijo para mis cosas, no puedo desocuparme a cada rato como ustedes.
    - Lo importante de estar dentro de la jerarquía – le respondió Evangeline.
    - Nosotras, como somos empleadas y no de gerencia, almorzamos antes – me volví para contestarle, mientras mordía un trozo de la carne ahumada que había preparado la noche anterior.

    A mediodía se sumó al almuerzo y nos agradeció el gesto que habíamos tenido por esperarla para terminar de almorzar. Fabián me recomendó escuchar “Me enamoro de ti” de David Bisbal, yo le recomendé “Tinta y tiempo” de Jorge Drexler, hay maneras de educarse, musicalmente hablando, y Drexler es una de esas.
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  8. Anoche caí en eso, después de servirme un jugo de naranja y una galleta de cereal, recostada en la comodidad de mi cama, con Nerón rondando por la alfombra. Tiene razón Mateo y por eso me confieso culpable. Ya lo había considerado, pero no la he atendido aún. Lo más frustrante, es que se trata de un caso que está a la altura de Sandra y Fabián. Se trata de Regina, es de las más antiguas en esta oficina, consume relajantes, es adicta a la ropa de animé, al café y de su boca he oído que no asiste a fiestas o reuniones luego de las seis de la tarde, sus cuarenta y cinco años ya no se lo permiten. Creo que se encarga de conversar con procesadores o algo así, si pagan por conversar, varios conocidos míos serían millonarios. Pero debo sentarme con ella antes, para conocer a fondo sus crisis existenciales, sus epidemias, los fantasmas que duermen sentados junto a su cama, en las noches.

    Hasta risa me causó Isabel, cuando ayer me dijo que la esquina se resquebrajaba, pero hoy creo que tiene algo de razón, porque al llegar Fabián a la oficina, se fue directo a su escritorio, en otro tiempo, hubiera ido a saludar a Nicolás y a Vinicio, quienes estaban charlando en los campos de la esquina, pero no, se sentó frente a Evangeline, por segundo día consecutivo, si es cierto que puede ocurrir un apocalipsis zombi, me temo que está más cerca de lo que creí.

    Aun así, le dio tiempo el día a Isabel, de notar el entorno de Barbie que había creado Vinicio a su alrededor. En tono palo de rosa, logró combinar el pantalón con sus audífonos y su vaso personal. Le hizo falta Ken, que pudieron haber sido Nicolás o Enrique que estaban a su lado, pero la sonrisa no se hizo presente el día de hoy en Enrique y los colores que llevaba puestos Nicolás tenían más el colorido de Tim Burton, que de la estrella de Mattel.

    Le pidieron a toda la oficina apuntar entre otros datos en Excel, su fecha de nacimiento y me di cuenta de un dato curioso, Vinicio tiene la mitad de mi edad y calculo que ha consumido la cantidad de alcohol que yo nunca consumiré en mi vida, Nicolás soltó la risa al escuchar mi comentario y Vinicio me aseguró que yo no podía dar fe de eso, hay cosas que se saben a simple vista. También me di cuenta que Nicolás y Fabián cumplen en la misma fecha, con la curiosidad, de que Nicolás nació en aurora boreal y Fabián en eclipse de sol, porque no es tanta la diferencia de años, comparada con la diferencia visual.

    - ¡Nos dieron el defectuoso! – gritó Romeo luego de no ganar en una actividad de destreza manual que hicieron – ese equipo hizo trampa – siguió diciendo, había pasado todo el juego alegando porque los otros equipos hacían trampa. La realidad era, que el equipo de él, con Isabel, Amalia y Fabián, quedaba debiendo en destrezas manuales. Paolo pasó como un miembro militar inspeccionando el accionar de los jugadores, imponiendo disciplina. Donato hizo el intento de cantarle cumpleaños feliz a Amalia, que había cumplido durante el fin de semana, pero finalmente se le olvidó, confundido por dar una serie de anuncios a los compañeros.

    Luego vino el caso olímpico, Fabián quiso hacer un grupo de WhatsApp, pero se dio cuenta de que no tenía el número telefónico de ninguno de los miembros que iba a incluir en el grupo, Evangeline no soportó la risa y yo miré con tristeza las cosas que la vida nos provoca a algunos. Ante la ausencia de Sandra en la oficina el día de hoy, hubieron algunas teorías conspirativas, pero me reservo el derecho a mencionarlas.

    "Ayer me dijo un ave que volara", canta Caifanes en uno de sus discos más icónicos. Ayer me dijo Fabián que mi lista de pacientes va a irse a pico, porque él busca renovarse espiritual y mentalmente; y Sandra quiere sentar cabeza, no quiere que la sigan viendo como la puta de la oficina, quiere cambiar su vida, vivir de forma seria, por lo que el viaje a Cartagena está en veremos, porque viajar es igual a irse de fiesta y ella quiere cambiar.

    Caigo en razón, de que hay perversiones peores que el sexo, hay perversiones que enferman y dañan a la gente de una manera que nunca vuelven a ser iguales. Por ejemplo, hay gente que busca enamorarse.
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  9. - En su caso – le dije a Fabián con franqueza – es más fácil encontrar a una mujer que encontrarse a usted mismo.
    - Doctora, no me diga eso.
    - Lo digo por el poco compromiso que usted ha demostrado en eso.

    Se había salido de los grupos de WhatsApp que tenía con Enrique, Sandra y Vinicio. Enrique ya lo había confrontado, preguntándole el motivo de su salida de los chats y la respuesta de Fabián fue lo más cliché “ocupo renovarme”. Y veamos, la gente cambia, todos los días, pero algunas personas utilizan la frase “cambiar” como una taza de café, la tienen sólo por ratos, Fabián era una de ellas. La verdad era, que el resto de los miembros de la esquina no combinaban con la vida religiosa que Fabián quería seguir, por eso se sentó alejado de ellos el lunes en la oficina. Evangeline le hizo la misma observación mía, pero, con otras palabras.

    - Veré cuánto tiempo le dura la renovación esta vez – le dijo, ante la mirada angustiada de Fabián, que había intentado tantos cambios en su vida, como lunes se contaban en un año.

    Luego fue Sandra, la que levantó la cabeza por encima de su computadora y le dijo:

    - Da lo mismo el lugar donde se siente, sigue siendo usted.
    - Y la cosa está seria – me dijo Isabel – ayer vinieron solos Vinicio y Nicolás, esa esquina está resquebrajándose a pedazos.

    A la distancia se podían oír las risas de Donato, con el mismo estruendo con el que los discos de hockey sobre hielo golpean las paredes. La merienda llegaba justo a tiempo, el fin de semana no me había dejado dormir y mi cabeza estaba a punto de rebotar contra el monitor, ni la música lograba mantener mis ojos abiertos.

    Sandra deseaba, pero no tenía el número de contacto del programador, le habría sido sencillo evacuar una pequeña duda que le había surgido a Evangeline. También lo supo Vinicio, que ya estaba al tanto, pero ninguno contaba con el contacto, la que más deseaba tener el número era Sandra, pero el tipo de contacto que ella requería no se consigue vía telefónica. Fabián perdió la virginidad de escuchar a Isabel utilizar una “mala” palabra, creo que, a estas alturas de siglo, era la única virginidad que le quedaba a Fabián, el resto, ya han sido entregadas. Y todos se ponen de pie y gritan ¡Aleluya, hermano!

    Al clan entre Sandra y Fabián, le hace falta una terapia matrimonial, o sexo (no entre ellos, claro), porque luego de estar distanciados toda la mañana, fueron a almorzar juntos como dos periquitos de amor.

    Me dio cosa con Paolo, llegó a la oficina sin poder doblar las rodillas, imitando el mismísimo paso robot, tan usado en las discotecas a finales de los ochenta e inicios de los noventa. La culpa fue del ejercicio del fin de semana, vuelto a la acción luego de un tiempo de estar en vacaciones.

    Mateo se sentó conmigo y me consulto sobre la falta de atención de más pacientes, pero en estos momentos, no sé si mi tiempo es suficiente como para atender casos nuevos. Paolo y mateo saben muchas cosas de esta oficina, pero sería mucha indiscreción de mi parte si pregunto, las cosas son más interesantes cuando se las cuentan a uno sin necesidad de preguntarlas.

    No me había detenido a pensar, si será que soy una chismosa y utilizo estos escritos para alimentar esa parte mía interesada en las cosas de los demás, pero entonces, me miro al espejo, me paso rímel, afino mis cejas, observo la posición de mis aretes y me digo para mí misma que no, no soy chismosa, lo que hago es conservar detalles que luego uso para mis diagnósticos, para conocer a la gente con la que trato, porque como decía mi abuelo cuando miraba a una mujer joven y guapa pasar frente a él “el que conoce de panes, prueba lo dulce y lo salado, porque lo que endulza lo manda Dios y nunca es pecado”.
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  10. Tenía a Nerón a mis pies, dormido como un cachorrito, mi querido mastín inglés, el único ser masculino al que le permitía estar conmigo cuando me cambiaba de ropa, o cuando estaba triste, era mi mejor compañero. Entonces, mientras lo acariciaba, me entró la duda, tomé mi cuaderno de apuntes y revisé. Era correcto, en mis veintiún apuntes anteriores, nunca empezaba hablando sobre Enrique, siempre lo dejaba para el final, para el cierre.

    - Soy un alma libre, indomable – me dijo vestido con su suéter negro, su taza con balsámico y una seriedad a medias, cubierta con aquellos lentes.
    - No, indomable, no – le dije cruzando las piernas - porque eso significa que nada lo doblega, y eso es mentira, lo dominan las emociones, los escenarios que pueden pintarse, lo suyo es el temor por pensar las cosas que pueden suceder espontáneamente, porque le gusta controlar su alrededor y se sentiría desprotegido en un escenario donde usted no tenga el mando de la situación.
    - A como está la cosa, morirse no es tan mal negocio – se equivocaba, a veces la muerte toca a las personas sin darles la oportunidad de estar con su verdadero amor, con su hoguera, no era justo.

    Se quedó en silencio, prefería no hablar sobre sus emociones. Y entonces apareció Fabián, indeciso, incomprendido por una sociedad que lo asociaba a cosas que él no veía, él no satanizaba las cosas, simplemente quería una relación con Dios, una relación que no comprendían Vinicio, Sandra ni Enrique.

    - Es que ellos se ríen y se enojan, pero yo no soy como ellos – comenzaba a frustrarse, la felicidad había durado dos días, mucho más del que hubiera podido imaginar – ellos creen que yo puedo vivir como ellos y no. Yo tengo mis responsabilidades y mis cosas, no puedo llevarles el ritmo, no sé por qué es tan difícil de que lo entiendan. Tampoco sé si ellos creen en algo superior como yo, pero yo quiero ir bien.
    - Pero no se puede ser perfecto, los santos no son de este mundo – y le hice ver que basta un pensamiento para pecar, no hace falta que el cuerpo peque, también se peca de pensamiento – una vez oí que la hostia, nunca tiene el mismo sabor, siempre toma el sabor de aquel alimento del que estamos antojados, que queremos comer, cuando nos sabe siempre igual, es porque no vemos el milagro que ocurre allí – hizo lo mismo que Enrique, se quedó callado.

    Luego almorzó con Evangeline, terminaron y fueron a la sala de menesteres, pasaron un rato en los videojuegos y por la ventana, Evangeline alcanzó a ver a dos hombres jóvenes en el balcón de enfrente, fotografiándose, divirtiéndose y deseó ir con ellos, deshacerse un poco de sus propios problemas, pero no podía, esos tiempos habían pasado, ahora había otras prioridades, un esposo, un hijo, terminó el juego con Fabián y ambos volvieron a sus escritorios. Apenas era martes, la semana comenzaba a sentirse larga, demasiado lunes para un simple mes.

    A veces, nos hacemos preguntas a nosotros mismos que logramos evadir, pero entonces nos damos cuenta de que la esperanza, murió el día en que conoció a la realidad, ¡qué crueldad!
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  11. Hoy decidieron jugar a las sillas musicales en la oficina. El primero fue Fabián, que se levantó para cambiar la silla con uno de los campos que estaban disponibles. Dos minutos después fue Vinicio quien cambió el mouse de la computadora con el mismo campo que lo había hecho Fabián. Cinco minutos después, volvió a levantarse Fabián, esta vez ocupaba cambiar la silla, así que se desplazó por toda la oficina jalando la silla, parecía una azafata ofreciendo los snacks en un vuelo.

    - ¡Desgraciada! – le dijo Sandra a Fabián cuando se enteró de que este había regalado la alfombra que tenía en la casa y que Sandra había pedido por si algún día quería deshacerse de ella. Si no podemos tratar mal a las amistades, no tienen razón de existir en nuestro entorno.

    Cinco minutos después, era Isabel quien se unía a la conversación.

    - Debe estarse despertando – dijo Isabel, sobre el pobre Enrique que aún no hacía acto de presencia – ayer dijo que hoy venía – madrugar es una crueldad que no todos agradecen, además se encontraba al día con sus trabajos, había descargado ya un poco del estrés acumulado.

    Mi intención nunca ha sido el divertirme a costas de los chicos, mal escribo estos borradores por si llegado el día, debo irme de este sitio, para recordar que la gente, dentro de un ambiente laboral también puede sacar un rato para sí mismo, para relajarse.

    Descubrí que Vinicio y Sandra, ya no solo comparten su afición por ir al baño a la misma hora, ni usar los íconos sobre personajes en sus aplicaciones de trabajo. Consiguieron cepillos de dientes iguales, así como los forros de sus teléfonos. Lo cual no me sorprende, dado el vínculo psicoafectivo que han desarrollado como necesidad a la interpretación social que reciben uno del otro. De aquí a que se les ocurra hacer cambios de pareja, creo que aún queda algo de tiempo.

    Por lo que hoy Romeo vino con vestuario que me recordaba a las grandes épocas del cine, con colores claros, sin tantos detalles (de seguro algunos ojos, en alguna esquina, se posaron sobre él), Paolo arribó con un traje azul, como aquellos marineros de las películas que dejan amores antes de zarpar a altamar. Aunque Evangeline lo comparó con uno de esos maestros de antaño, vestidos de manera formal, con cierto aire escolar, a mí me dio más la impresión de un azul marino o capitán, depende del punto de vista (tal vez sea un fetiche).

    Justo cuando Donato preguntaba por Enrique, este apareció en la oficina, de la manera más jovial posible, se completaba el círculo de la esquina, con todos sus miembros de cuerpo presente.

    A veces, pasa que noto alguna mirada de uno al otro, por encima del escritorio, cuando pasan al lado, algo hay de sentimientos en este lugar, algo de amor en el aire, de deseo, de fantasías por cumplir, pero son cosas que me reservo, aún no me corresponde escribirlo, las cosas que se notan a simple vista no siempre necesitan ser escritas. Porque aquí, hay quienes desean invitar a un compañero (a) a bailar con ellos, algo así como Uma Thurman a John Travolta en Pulp Fiction. También hay, como el caso de Sandra, que su fantasía no trabaja de manera regular en la oficina, lo hace de manera externa, en el área de programaciones, por lo que su vista tiende a relajarse con menos frecuencia que la de otras personas, ya lo habrá recorrido visualmente más de un par de veces, como el Nilo recorre a África.

    Hoy hicieron de la oficina una batalla campal, un sitio donde Enrique se atrevió a decirle a Fabián las verdades en la cara y el otro, por instinto, se defendió contra todos los pronósticos. Pocas veces he visto a Enrique desenfundarse de esa manera, sacar las uñas, y a Fabián, espero que la valentía le dure esta vez, al menos lo que tarda un partido de futbol. Podría contar al menos un par de personas a las que veo en un futuro disfrutarse mutuamente, pero me reservo cualquier observación.

    Tuve un espacio disponible a mediodía, y pensé en que Fabián, Vinicio, Sandra y Enrique hicieran terapia grupal, pero luego me acordé de mis nervios, venidos a menos durante las últimas semanas, yo ocupaba descansar.

    Me sorprendió Nicolás, que se mantuvo aparte de las distracciones, quizás le falta aun afianzarse dentro del grupo, porque se nota que lleva rodaje a cuestas.

    En ocasiones gasto hasta tres hojas de papel en estas anotaciones, luego cuando saco la basura, reviso, por si alguna anotación se me fue, por si recuerdo algún detalle adicional, ya me ha pasado, recuerdo alguna risa, alguna mirada o simplemente los veo sentados cada uno, en su asiento, porque, aunque no hay asientos fijos para nadie, los grupos están ya formados, como en la escuela o en la familia.

    Finalmente, he pensado en pasar una hora de terapia con cada uno, no para analizarlos como ellos creen que son, si no como realmente son, pero lo dejo pendiente para luego.
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  12. Todos somos perfectos dentro de nuestro propio universo, todos somos soles que alumbramos nuestra propia galaxia. Aunque exista el oscurantismo, esas tendencias que nos van formando.

    El sábado amanecí con Donato… no, no de esa manera, amanecimos hablando desde las 6:00am, como dos personas que no sabían que era fin de semana y podían destinar su tiempo a descansar, a dormir, me contó de sus ronquidos, de sus manías a la hora de dormir, de cómo había decidido que en su próxima vida se dedicaría a cualquier cosa menos a trabajar, los hombres no habían nacido para eso.

    A Mateo le recordaron lo hermoso que se veía esta semana que tocaba quincena y durante los días previos, se le notaba una luz que irradiaba hermosura, los siguientes días, era simplemente un tipo normal

    - Evangeline, ya empiezas a verte más interesante – le contestó Mateo, haciendo notar que ya casi tendría efectivo en su cuenta bancaria, dado que Evangeline padecía para llegar a final de la quincena.

    Si tuviera un dólar por cada vez que atino con Fabián, ya hubiera hecho tour por el Caribe, conocería Nassau, La Habana… después de ayudarlo con la chica de la peluquería, de darle su número telefónico a ella, sin saber su nombre, - creo que se llama Estela o Estefanía -, y de poner mi cara de idiota diciéndole los dos nombres, resulta que no salió con ella. Siempre era lo mismo, era muy flaca o gruesa, era muy alta o baja, era demasiado blanca o morena, las besaba, pero no sentía mariposas en el estómago o conversaba con ellas por mensajes, pero no sentía química. Este hombre era el perfecto espécimen por el que las chicas terminaban en un monasterio. Si las mujeres no tenemos memoria, los hombres no tienen decisión.

    Sandra apareció ese lunes en la oficina, con un ataque de tos que retumbaba en las paredes, un fin de semana de desenfreno le había terminado de activar las enfermedades que la aquejaban desde la semana anterior – tu cara te delata – le dijo Isabel, pero Sandra le contestó con un movimiento negativo de su rostro, el pecado no tenía admisión en estado de enfermedad. Dice que estuvo con fiebre, lo cual me extrañó, dado que ella siempre anda caliente.

    - Van a repartir banano, entre las frutas – me dijo Isabel – la merienda favorita de Sandra.
    - ¿Pero solo o cubierto con chocolate? – le dije soltando una sonrisa. Sandra nos volvió a mirar y se sonrojó, pero no aclaró la duda con el chocolate. Vinicio tampoco pudo sostener la risa con el comentario.

    Isabel y Rebeca habían vuelto a sentarse juntas, últimamente Evangeline se sentaba en el lugar junto a Isabel, pero Rebeca había llegado antes y había aprovechado, así podían hablar de cosas de mujeres, de trabajo, hombres, deportes y otras cosas que, sentadas de manera distanciada, no tenían la misma fluidez en el mensaje.

    - No está aquí – me dijo Romeo cuando fui a la oficina de AP a buscar a Mateo – está sentado frente a Paolo.
    - ¡Qué ingratos ustedes con Paolo!, hacerle eso.
    - Fue cosa de él, no me juzgue.

    Iniciando la tarde, comenzó a sonar música Tex Mex y cuando volvimos a ver, Amalia movía sus pies por debajo del escritorio al ritmo de la música, llevaba un audífono puesto en su oído derecho, pero podía asegurar que escuchaba la música saliendo del comedor.

    Luego, empecé a practicar el cristianismo, me di cuenta de que Sandra, Vinicio y Enrique van a Cartagena en agosto. Recé un Padre Nuestro y pedí la interseción por todo Colombia. Un país tan bello no merece algo así.
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  13. Pensándolo bien, una obra de teatro sería algo muy costoso de llevar a cabo, escenografía, vestuarios, maquillajes, no dudo de la versatilidad de la oficina para interpretar los papeles, pero tendría que empezar con un guion y siendo realistas, soy una chica bastante idiota en lo que a las letras se refiere, no es lo mío.

    Pero… bueno… qué pasaría si cada uno de ellos fuera una película, mi filmografía sería brutal. Tendría películas, cursis, melodramas, comedia, ciencia ficción, vaya, tendría hasta películas para adultos. Si ellos fueran películas, tendría que buscar un soundtrack que se adecuara a cada uno, teniendo entendido, que quizás en algunos casos, sería fácil, en otros no tanto. ¿Qué dices Bianca?... perdón, voy a tachar mi nombre, no es adecuado que quede escrito, aunque los escritos sean para mí. Decía que cada película tiene un soundtrack que lo identifica, esa canción que la escuchas en la radio y de una dices “qué buena peli”, porque seamos francos, no existiría Titanic sin ‘My hearth Will go on”, o Star Wars sin su banda sonora, lo mismo Indina Jones, Men in Black, The Breakfast Club.

    Quizás la secadora aun no termina de dejar seco mi cabello e imagino estas cosas. A algunos tal vez les gustaría saber las canciones que encontré adecuada para ellos, a otros en cambio, podría parecerles hiriente. Pudiera ser también que estos leggins me marquen demasiado la pierna, y aunque solo vaya de compras, no quiero ojos recorriéndome como si fuera un mapa. Pero es sábado y podría por un día a la semana, ser esa mujer que deja que la miren viva y no medio agonizante, un poco atrevida, sin caer en la vulgaridad.

    Además, esto de las canciones, me puede dar ánimo, el suficiente para pasar un buen día, anoche hice una playlist, sin ningún orden en específico, sin darle prioridad a ninguno de mis buenos muchachos, y ojo, porque en muchachos incluyo también a las mujeres, no encuentro necesidad de aclarar los sexos en una oración. Debo decir que para Sandra se me vinieron muchas canciones a la cabeza, “El apagón” de Yuri, “Todos me miran” de Gloria Trevi, pero terminé por darle una canción más personal, lo mismo me pasó con Fabián y Enrique a quien en un principio me inspiró “Corazón Partío” de Alejandro Sanz, pero terminé cambiando, Isabel y Evangeline fueron de las más difíciles, vaya que cuesta encontrar una canción que las refleje o se acerque al intento. Incluí también a Mateo, Paolo y Romeo, siendo que a ellos aún me falta conocerlos mejor y ver qué tantos delirios emocionales puedan tener.

    Casi me voy de compras sin apuntar la lista de canciones, por si se me daña el teléfono y pierdo de vista alguna canción. Esas cosas pasan. A Sandra finalmente decidí dedicarle “Tu reputación” de Ricardo Arjona, “El triste” de José José debería ser un himno para Fabián, Rebeca es un alma libre, siento que “Bonito” de Jarabe de Palo le va bien, aunque en un inicio también pensé en “Flaca” de Andrés Calamaro, pero pudo más el jarabe, ‘Mayores” de Becky G y Bad Bunny está hecha para Vinicio, escuchando a Los Rabanes, adopté “My commanding wife” para Evangeline, “Las de la intuición” de Shakira, para Paolo, “Madurar el amor” de Pedro Guerra debe ser para alguien difícil de atrapar en su juventud, así que Isabel te la dedico, Donato podría darle voz a Alaska con “A quién le importa”, Pimpinela no puede faltar en una playlist y si “Como la tele” no está hecha para Mateo, no sé cuál canción darle. A Amalia, le dejo “Nube viajera” de Alejandro Fernández, ‘Diablo” de Alejandra Guzmán es el tema ideal para Nicolás, y con los dos restantes, tuve mis conflictos para hallar sus canciones, pero Estopa con “Vino tinto” podría escuchársela yo a Romeo en un karaoke. No, Enrique, no me olvidé de ti, por eso te dejo “Infinito” de Bunbury. Me voy, porque se me hace tarde.

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  14. Entre todos los curiosos y poco convencionales casos que atiendo en esta oficina, no encuentro alguno con el que poder entablar una conversación sobre este crucigrama de las quejas que Paolo me comentó la otra vez. Es obvio que no es Paolo quien se queja, puesto que he conversado con él y no es persona de quedarse callado, es fiel creyente de decir las cosas en la cara, tiene un estilo tipo Scotland Yard de fruncir sus cejas cuando su humor comienza a cambiar, su manera de caminar sin mirar al piso, no podría venir de él la queja.

    Y aún sigo creyendo que serían pocos los pacientes con tendencia a trastornos mentales que no trato en este sitio, y mira que aquí he encontrado varios síndromes clínicos: obsesiones, trastornos sexuales, abuso de sustancias, depresión, trastornos afectivos y bipolares.

    Después del tercer cigarrillo, de ver un video para adultos y comer pizza, tiré dos cartas a la mesa: Romeo y Mateo. Son mis dos posibles cartas, Mateo se encarga de depositar las planillas, cada quincena mide la belleza de Amalia y Evangeline en base a su salario y el tipo de cambio del dólar, tiene fuerte tendencia a la frustración y la histeria cuando se une a los juegos de mesa.

    El otro candidato es Romeo, que creo que entra en el gusto de algunas compañeras, siempre anda con buena presencia, viste de manera sofisticada y yo diría que es la versión masculina de Isabel, si se puede considerar eso. Tiene aires de Don Juan, de premio inalcanzable, pero es poco lo que he llegado a conversar con él, tal vez tenga algún trastorno que aún no noto.

    No quiero pedirle detalles a Paolo, prefiero poner a prueba mi intuición. El resto de casos, todo normal hasta ahora, Enrique y Sandra no coincidieron conmigo esta semana en la oficina, tampoco Rebeca; Isabel y Amalia empiezan a integrarse al grupo de Vinicio y Fabián, nada bueno hay en ello, Evangeline está recuperándose de la sesión de fisioterapia (le dieron un punzonazo en seco y ella ocupa lubricación) y Nicolás, Vinicio tiene razón, es una mosquita muerta, es peor de lo que aparenta.

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  15. Nuestra historia nos lleva a una zona rural, ubicada entre potreros y carreteras de tierra, donde la luz eléctrica solo se ve a lo lejos en el centro del pueblo, ahí encontramos la pequeña iglesia, un mini super, una cancha de futbol que usan más los caballos y las vacas que pasan, que las personas, y por supuesto no puede faltar un bar al frente. Es ahí donde un hombre humilde se enfrenta a un dilema moral, cristiano y espiritual, hechos paranormales lo acechan, día y noche, en especial de noche, los susurros que resuenan en las paredes no dejan dormir, donde algo más grande que un perro de caza camina por el techo dando vueltas hasta que sale el sol, y donde ya ni los grillos se escuchan por el miedo a lo que ronda esta granja….

    - ¿Hola campesino, por fin decidiste aceptar mi oferta?
    - La estuve pensando, pero me temo que ocupas más que lo prometido para terminar de convencerme.
    - Riquezas y poder tendrás, no existirá nadie más grande que tú en este pueblo olvidado por aquel a quien llaman Dios. Pide, y yo proveeré, pero recuerda, el precio también subirá.
    - A mi edad, es poco lo que el mundo puede ofrecerme, he saciado mi vida de muchas formas, pero supongo, que nunca está de más la posibilidad de crecer, al final, si el mundo fuera de los cobardes, estaríamos en la Edad de Piedra, por eso los valientes, los que se atreven, usurpan el poder. Pero veo que hablas de subir el precio, ¿qué tanto lo subes?
    - Así que te preocupa tu edad, y qué tal si pudiera devolverte eso que el tiempo con tanto empeño te quitó, será un joven por otro, dime viejo campesino, a dónde te gustaría volver, qué edad te gustaría tener.

    El viejo campesino miraba sus manos, mientras su piel callosa le recordaba todo lo que había vivido... la sombra de aquel que ronda en la oscuridad se movía entre las paredes al tiempo que las llamas de la fogata parecían cobrar vida propia...

    - No cualquier melocotón puede hacerme sonreír, pero he visto con ojos buenos a la hija del viejo Zacarías, pero su abolengo está muy por encima del mío, aún si yo tuviera la juventud para cortejarla, el viejo no permitiría que cualquier mozo se acercara. Por lo tanto, no sólo necesitaría juventud, ocuparía buenos terrenos y si de paso... añadieras infamias para aquellos que me han visto con ojos de enfado, podríamos sentarnos a conversar de buena manera.
    - Oh ya veo, creo que podemos llegar a un acuerdo, sé que el hijo del dueño del bar se interesa en esa joven, también el sobrino del Cura, tráemelos a ambos, uno por la joven, uno por tu juventud, y llegaremos a un acuerdo.......

    La figura del ser oscuro se esfumó en el aire, saliendo de la cueva, al tiempo que el sol se asomaba en el horizonte.

    Dudó el viejo durante la noche, si aquello que pretendía valía tanto como para empeñar el alma. Pero entonces se dejó llegar el amanecer, y se pensó “aquél a quien llaman Dios, ha olvidado este viejo lugar, hace décadas que no se le ve llegar por aquí”. El tiempo había pasado y la vejez no era buena compañera. Se desayunó un pan con café, se vistió y salió a caminar. Se encontró con Angélica, con su juventud, sus ojos color chocolate, su piel morena, como si el Sol la hubiera pintado con caramelo, sus trenzas a media espalda, si existía una mujer que hubiera sido tallada por alguien con poder celestial, era ella. Ni Ezequiel ni Dionisio eran merecedores de aquella belleza, había que sacarlos del camino, la felicidad es un premio para los que luchan por conseguirla.

    Se acercó al bar y ahí, limpiando las mesas estaba Dionisio, con un paño sobre su hombro izquierdo, el viejo sabía lo que debía hacer. Pidió una cerveza, se sentó en la barra, era el único cliente.

    - Sabes Dionisio – luego del primer sorbo – me es inconcebible la manera en que manejas lo que los otros dicen de ti, yo estaría indignado.
    - ¿De mí? – dijo el otro con cara de asombro.
    - Sí, sí, te digo que no sabes cómo envidio esa compostura tuya.
    - Pues creo que sabes más que yo.
    - No quiero ser quien cree un conflicto, pero he escuchado que Ezequiel, está interesado en Angélica y que además se ha dejado decir que él es el único hombre que podría conquistarla, que tú eres joven, pero que tu empleo es poca cosa y no tienes nada qué ofrecer.

    Dionisio tomó el paño, se secó su frente y mirando al viejo, se sentó junto a él.

    - Nunca me ha caído bien ese Ezequiel, sabes.
    - Mira Dionisio, yo creo que lo de él pasa por ser sobrino del Cura, esa gente cree que Dios está de su lado.
    - Así que soy poca cosa para Angélica.
    - Mira, en esto de las mujeres, hay que andarse con cuidado por las ramas, tú entiendes, pero, si en algo puedo ayudarte, sabes que estoy contigo.

    Terminado el trago, satisfecho por los pormenores que había tratado con Dionisio, se dirigió al templo, era apenas mediodía de jueves y a esa hora casi asustaban en el lugar, se quitó su sombrero y se sentó en la segunda banca de la fila derecha, se hincó y estaba medio dormido cuando escuchó que alguien hablaba en el templo.

    - Me asombra verlo por acá, su visita no pasa muy seguido.

    - Hola Ezequiel, las enfermedades me han alejado un poco de estos sitios, pero hay cosas que atormentan mi alma y vengo donde Dios a pedir su iluminación, por mí, por ti.
    - ¿Por mí?
    - Sí Ezequiel, por ti, por las calumnias que escucho decir sobre ti.
    - Creo no entender.

    Como si la voz del mismo diablo le hablara al oído susurrándole qué decir, tomó la mano del chico, se limpió las rodilleras del pantalón y sentándose como es debido, comentó que había escuchado hablar a Dionisio.

    - Así como te lo cuento Ezequiel, dice Dionisio que tú no pasas de ser un chiquillo envuelto en las enaguas de tu tío, que para ser hombre te haría falta que alguien te diera clases. Por eso vengo acá, a pedirle a Dios que limpie tu nombre.
    - Yo mismo puedo limpiarlo, no ocupo a Dios en esto.
    - Justo ahora pasé por el bar para pedirle a Dionisio explicaciones, pero me dijo que un viejo como yo era peor que un chiquillo como tú, que a él le sobraba escuela para enseñarte a crecer.

    Alentado por el viejo, emprendió Ezequiel camino y se encontró con Dionisio terminando de asear el bar, ambos se enfrascaron en un dime y responde, tanto que empezó la gente a alborotarse frente al lugar, de pronto, empujó Ezequiel a Dionisio contra la barra y este, sin pensar lo que hacía, sacó de detrás de la barra su revólver y disparó dos veces contra el inocente sobrino del Cura.

    Entró corriendo el Cura, pero Dionisio estaba enardecido y al oír los terrores que Dios haría con su alma, disparó también contra el hombre de Dios y luego, perdiendo la cabeza, abrió su boca y se metió un tiro, antes de que su padre pudiera hacer algo por evitarlo.

    Aquella tarde hubo luto en el pueblo, pero para el viejo, era una tarde de victoria, esperó durante toda la tarde, sin importarle que la lluvia venía desde el Sur, cuando no hubo nadie en el cementerio, se acercó con una pala, y durante gran parte de la noche sacó los cuerpos de los tres involucrados, los montó sobre su carreta y jalando el mecate de su mula partió al mismo sitio donde había entablado conversación las veces con el demonio, hincado lo llamó y al cabo de unos segundos, un aroma a azufre empezó a llenar aquel sitio. Luego como si de magia se tratara, las llamas de la fogata cobraron vida, y el mismo Diablo salió de entre las sombras aplaudiendo.

    - Has hecho un trabajo envidiable. El detalle del Cura ha sido la cereza sobre el pastel.
    - La chica vale el sacrificio de esos dos infelices. He hecho mi parte, te pido que hagas la tuya.
    - Sí mi viejo amigo, solo te falta un último paso, y para cuando termine esta semana, ya estarás disfrutando de lo que más anhelas.
    - Dime, ¿qué más debo hacer?
    - Tomarás cada uno de estos cuerpos, y los enterrarás en tres puntos distintos, el del Cura, cerca del puente de piedra, justo en el centro del cruce de tres calles. Los de los jóvenes, deberás enterrar uno detrás de la iglesia, en el cruce entre la panadería y el cementerio. Y el otro, abajo en el pueblo, en el cruce entre la lechería y la salida del pueblo.

    Durante esa noche el viejo tomó el cuerpo del cura y lo subió a la carreta de nuevo. Luego, hecho a andar, su espalda le punzaba con cada vez más intensidad mientras cavaba, rezándole al Dios que el mismo decía que lo había olvidado, que nadie lo viera, fue así como al amanecer se retiró del cruce y se dirigió a su vieja casa, la cual parecía que el más mínimo viento la derribaría, se quitó las botas llenas de tierra y se dejó caer sobre su viejo catre, durmió todo el día, y al atardecer subió el cerro, fue allí donde se dio cuenta que las arrugas de sus manos ya no eran tan marcadas, sintió que mientras subía el cerro sus piernas y su espalda ya no se quejaban tanto –De seguro ya está haciendo efecto el sacrificio- pensó mientras subía.

    Esperó en la caverna a que la noche se hiciera más oscura, luego tomó el segundo cuerpo y bajó por el cerro. Llegando a la iglesia, sintió miedo, no se había acercado a Dios en muchos años y ahora estaba justo atrás del templo enterrando al sobrino del Cura, que sus pecados habrá tenido, pensó que era una falta de respeto lo que hacía, y su mente se llenaba de pensamientos que le pesaban en la conciencia, sin darse cuenta de que algún borracho que pasaba lo pudo haber visto, y no sólo el borracho, sino que también alguno que otro campesino que pasaba por allí. Para cuando terminó se dirigió de nuevo a su humilde casa, entró y encontró grandes piezas de oro debajo de su cama, el trato ya estaba siendo devuelto, luego se fue a dormir, y durmió durante todo el día. Mientras esto pasaba no se dio cuenta que en el pueblo ya la voz se había corrido, lo habían visto sepultar algo detrás de la iglesia. Al mismo tiempo la madre del pobre Ezequiel se dirigía al cementerio a visitar a sus parientes, sin embargo, encontró las tumbas movidas.

    Durante la noche el viejo volvió a toda prisa, tenía el aspecto de alguien de treinta años y su cuerpo erguido y lleno de energía le permitía correr colina arriba, ahora tenía más oro del que había en la mañana, y esto lo motivó a apurarse a enterrar al joven Dionisio. Tomó el cuerpo y sin pensar en que apenas y estaba entrando la noche, lo subió a la carreta y apuró a la mula a caminar colina abajo, cada minuto sentía aun más energía, tomó la ruta larga, dando la vuelta al potrero, llegaría a eso de las nueve de la noche al cruce frente a la lechería.

    Al mismo tiempo en el pueblo ya se juntaban los familiares de los fallecidos que a este punto no sabían del paradero de los cuerpos, y salieron quienes decían haber visto al viejo rondando la noche anterior detrás de la iglesia con una pala. La reunión se extendió hasta largas horas de la noche, y terminó cuando uno de los jóvenes que cuidan la lechería entró corriendo, había visto al viejo enterrando un cuerpo en el cruce, todos salieron a toda prisa, pero cuando llegaron ya el viejo no estaba, aun así, se dispusieron a desenterrar lo que al viejo le había tomado horas en enterrar, con horror los presentes confirmaron que era el cuerpo del joven Dionisio, un viejo que nadie estaba seguro de haber visto antes se acercó gritando.

    - El viejo hizo un pacto con el diablo, él convenció a Dionisio que matara al cura y a su sobrino.

    No faltó quien confirmara haberlo visto hablando en la mañana con ambos jóvenes antes de que el caos comenzara. Todo el pueblo se formó y caminó hacia la vieja casa del viejo. Llegaron unos minutos antes del amanecer. El viejo dormía sin saber el problema en el que se había metido.

    Salió aún medio dormido cuando escuchó los gritos que clamaban por él, no se dio cuenta que al momento en que desenterraron el cuerpo de Dionisio esto significaba que el trato no se había cumplido, por lo tanto, no notó que su cuerpo ahora se veía igual de viejo que hace tres días.

    - ¡¡¡Ahí está!!!- gritó el padre de Dionisio, y se lanzó a darle un golpe.

    El viejo intentó correr, pero sus rodillas fallaron, trató de defenderse, pero su fuerza era la de un viejo, y el linchamiento que le propiciaron, lo dejo agonizante. Metieron su cuerpo aún con vida en la vieja cabaña, tomaron el oro que vieron y se lo llevaron, luego le prendieron fuego a la casa, y del viejo nunca nadie volvió a hablar. Mientras que en el cerro una risa maligna retumbó entre aquel lugar olvidado por Dios.

    La tragedia marcó al pueblo para siempre, y desde ese día todos saben que si salen después de la media noche y cruzan por alguna intersección o detrás de la iglesia, el diablo se aparece y pregunta:

    Y tú ¿qué anhelas tener?

    (Colaboración del youtuber Montaraz Oscuro)
    https://www.youtube.com/@MontarazO

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