1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Perfiles Psicológicos (Las mujeres mandamos)

Publicado por Robsalz en el blog El blog de Robsalz. Vistas: 45

Me despertaron aquellos sonidos de ambulancias y patrullas que últimamente rondan en mi cabeza más de lo que debiera ser habitual en una persona. Amanecí con algo de jaqueca por el fin de semana, con la esperanza puesta en el lunes, algo que nadie hace en su sano juicio.

Con Isabel disfrutando junto a Romeo de las bellezas de Uruguay mientras trabajan allá un par de semanas, toca ver si Enrique es capaz de madrugar lo suficiente para abrir la oficina a las seis de la mañana y para mi sorpresa lo consigue.

Yo llegué antes y aquella figura de Leandro estaba maltrecha, como dolorida, con la cintura casi dislocada.

- Es que subí por las escaleras – estaba algo agitado aún, tenía las manos en su cintura tratando de agarrar algo de aire para sus pulmones.

Los chicos necesitaban un reporte, mismo que no llegó durante el fin de semana y por el que Sandra preguntó a otra oficina poco después de entrar a trabajar.

- Voy a preguntar por ese reporte, para saber a qué hora lo entregan.

- Ve – me dijo Evangeline – esa es una mujer decidida.

- Así deberían buscarlas Vinicio y Nicolás – ambos se voltearon a verme.

- ¿Cómo deberíamos buscarlas? – preguntó Vinicio frunciéndome las cejas.

- Como Sandra – le contestó Evangeline.

Entonces ambos se voltearon a mirar a aquella mujer que en la esquina comenzaba un mensaje con un “Buenos días” para consultar sobre aquel reporte que necesitaban con carácter de urgencia.

- Así soy yo, una mujer decidida.

- Sí – le afirmé – ahora, otra cosa es ver si las decisiones son buenas o malas – pero el mensaje de Sandra tuvo efecto y en cuestión de minutos recibieron lo que necesitaban.

Entre los ajetreos típicos para comenzar a trabajar ordenadamente un lunes, pasaron varias cosas: a Enrique se le perdió su taza de tomar café (posiblemente algún fantasma la usó durante el fin de semana), a Evangeline le faltaba el mouse de su computadora (alguien se lo había cambiado) y yo, yo solamente esperaba que la virginidad de Sandra no se hubiera perdido entre tantas cosas.

- No – me dijo Sandra – mi virginidad sigue intacta, como debe ser – entonces pude respirar algo tranquila, sabiendo que ella aún se preservaba por si algún día contraía el santo matrimonio.

Comienza la segunda semana de diciembre, con los aires navideños en las calles, con el viento enfriando la temperatura y con los empleados a la espera del aguinaldo.

- Hoy nos vemos todos guapos – nos dijo Alfonso mientras se servía el café, recordando que, en nuestro caso, el aguinaldo se entregaba justo ese día.

Entonces hizo su aparición aquella hembra, vestida completamente de morado, con su sonrisa habitual, se sentó en el campo donde usualmente se ubica Isabel, a la derecha de Evangeline, saludó a todos y cerca de media mañana se unió a la conversación que sosteníamos sobre los hombres.

- Apunte, doc, apunte – estaba segura de sí misma – no ha nacido el hombre que me domine, yo soy indomable.

- Voy a apuntarlo en Excel, Amalia, para que no se me olvide – le dijo Evangeline sin despegar la mirada de la computadora.

- Apunte – le contestó Amalia – y mi esposo sabe, así lo expliqué desde el primer día, conmigo las cuentas son claras, a mí ningún hombre me domina.

Debo reconocer el gesto de Amalia de sentarse a la mesa a compartir el almuerzo con Evangeline y conmigo, a pesar de que Mateo la reclamaba para sí.

- Hoy voy a sentarme con ellas para compartirles de mi sabiduría.

Ya eran cinco las veces que Amalia saludaba durante el día a Tadeo y cuando vio que este llegaba a almorzar le dijo:

- Buenos días, Tadeo.

- Amalia, ya me ha saludado como cinco veces hoy.

- Perdón, no recordaba si ya lo había saludado.

Todavía en la sala de juegos, cuando Tadeo jugaba una partida, llegó Amalia.

- Ya viene a darme malas vibras – dijo Tadeo apenas la vio entrar.

- Tadeo, ¿ya lo saludé?

- Amalia, es en serio, ya cálmese – y en eso perdía Tadeo una vida en el juego y la calma con aquella pobre mujer.

Luego del almuerzo, llegó la médico general a buscar a Sandra a su escritorio, para que fuera a la cita que estaba programada.

- Mídase, metro setenta - le gritó Vinicio, que estaba a medio metro de distancia – como sos tan alta.

- Más alta que usted sí soy.

- ¡Jodás!

Quince minutos después volvía Sandra a su campo.

- ¿Midió el metro setenta? – fue el recibimiento de Vinicio.

- Metro sesenta y ocho – le respondió Sandra de manera calmada.

- Dos centímetros más alta ¡qué bárbara! – Sandra puso rostro de indignada y se colocó los auriculares.

Ese martes cuando fui a despedirme estaba Alfonso de rodillas delante de Enrique.

- Es que me fue infiel, doc.

- Sí – dijo Alfonso levantándose, con mirada de angustia – le fui infiel con un hombre más guapo.

- Más guapo no creo, porque no conozco hombres más guapos que los de esta oficina.

- Bien dicho, doc – me contestaron ambos al unísono.

El martes cerró así y el miércoles pasó con la gracia de quienes viven esperando que llegue el sábado, que será la fiesta de la empresa. Sin embargo, para ser justos con el miércoles recuerdo principalmente dos cosas: el masaje que recibí en los hombros por parte de Donato, él es el segundo muchacho que me masajea los hombros en cuestión de dos semanas, el anterior fue Enrique y debo decir con toda ley que ambos podrían especializarse en eso, tienen unas manos poderosas. La otra cosa que recuerdo es a Sandra y a Vinicio bailando cada uno sentado. Sandra con las manos arriba y Vinicio moviendo la silla al compás de sus caderas. Mientras ellos bailaban, yo limpiaba una lágrima que me corría por el ojo izquierdo mientras escuchaba “María Luna” de Bernardo Quesada, un recuerdo quiso llegar y me vi forzada a arrancarlo. Un rato antes había reído para mis adentros escuchando “Bailando” de Frankie Ruiz, curiosamente también por un recuerdo (ver Perfiles Psicológicos: BENVENUTO IN PARADISO).
Necesitas tener sesión iniciada para dejar un comentario