Monólogo a la distancia II

Para ti, ¿quién más?:

"Decir tu ausencia
es gritar sin voces, a solas,
dentro de mí […]
Oír la lluvia caer
y sentir frío y miedo y soledad."
Amparo Dávila, "Decir tu ausencia", Perfil de Soledades, 1954.
​

Derramábase dorado cabello al aire frío
de la noche trémula,
el universo negro detrás de él,
y en los ojos un lago negro
que tenía caprichos de zafiro descolorido.

Como tu sonrisa policromática que un día
sucumbió ante una espada gris.
Pensé que había muerto
y me volví guardiana de tus labios,
y la espera no fue eterna.

Los diamantes invisibles que vuelan con el aire,
aquellos que siempre te gustaron,
hoy sirven de alimento al tiempo
y apaciguan un recuerdo pintado en mis ojos
fijos en el rostro que no puedo recordar.

Tampoco puedo gritarle a la nada,
cuando la luna pende de mi vestido en el cielo
y yo camino sin sentido por un campo de flores dormidas.
Las palabras son extrañas y si murmurase un nombre
el universo se movería, volcándose… Yo no sé.

Sólo puedo recordar el brillo de tus ojos,
nada más,
pero aún no me vuelvo loca
intentando fijar en mis ojos tus facciones
por siempre.

Este monólogo a la distancia
no sabe si es más para mí que para ti.
Y yo no sé si la distancia creció por sí sola
o tal vez yo callé cuando no debía.
Amo no oír nada más que los murmullos del viento
que acaparan, envidiosos, mis oídos.

Pero tú en mi mente siempre serás mayor que todo
y seguiré recordando lo mucho que te quiero
y sabiendo que siempre vas a quererme
y que la distancia es un abismo que se salva
con una palabra dulce
y con la voluntad fuerte que siempre tuviste.

Y yo -¿lo diré?-, tal vez sola siempre,
voy a amarte cuando respire los recuerdos
que me vistan cada mañana,
en el rostro de la luna posados, perennes,
voy a amarte porque así fue como acepté,
y si tú siempre eres tú, descansaremos juntos.

Un día, nuestra tumba será la misma
y los celos del tiempo y el espacio serán en vano.

 

Letras impregnadas de melancolía... reflejos del alma... Aplausos...

 

Bastante.
Muchas gracias.​

 

De nuevo un gran poema, muy correcto el soliloquio.
Hilvanado y llevado por buen camino, el poema, desde la introducción.

 

Se hace lo que se puede, juas.

Gracias.

 

Genial cierre, creo que es en este
que se da un punto final a la distancia de una
forma un tanto oscura pero eso si muy apasionada.
Me identifico demasiado con la sèptima y octava
estrofas, son palabras que aùn tengo atoradas en la garganta.
Aunque desde mi punto de vista no es muy sabio vivir en los recuerdos,
en esos hubieras, es muu còmodo yr econfortante pero al final del
dìa quedamos solo.
Un placer leer este monòlogo.
PD: Si no fuera por zahir no hubiera dado contigo, tambièn celebro su regreso.