A mi hija.

A mi hija.
Y vi la luz en su cara
suave y juguetona.
Pelo rojo y piel blanca,
me entregaste mi segunda vida,
que pasó a ser la primera y mi única vida.
Cada día que pasa es nuevo,
la monotonía perdió su nombre
en la que ahora hay una nueva luz
suave y juguetona.​

 

Me ha parecido sumamente tierno tu poema y además muy cierto aquello de que cuando aparecen esos pequeños y frágiles seres en nuestras vidas, nuestros hijitos, pasa nuestra vida a un segundo plano y comenzamos a vivir por y para ellos.Parece algo muy duro, pero por la magia del amor, es algo que hacemos llenos de alegría y de entusiasmo! Abrazos desde mi patria colombiana!

 

tierno poema a tu hija
la cual se convirtio en el centro
de tu vida
un placer haberte leido

EDU

 

Verdaderamente cierta tu reflección. Es un orgullo recibir tu comentario amiga Clara, y sobre todo tu abrazo afectuoso.

 

Sin duda es el centro de mi mundo. Gracias por tu sincero comentario compañero Edu.

 

Muy tierno tu poema amigo Puccinela, que le llega ondo a los que tenemos la gracia y la sabiduria de ser padre.... te recomiendo un poema de Jalil Gibrán (El Profeta).... el poema se llama "de los niños"..... estoy seguro que verás el ser padre desde otra perspectiva y acoplaras tu poema muy bien con el de él..... un gusto amigo y que las musas sigan contigo

 

Amigo Ricardo, precisamente es el que me estoy leyendo. El ser padre es un gran y hermosa lucha. Saludos.

 

Yo creo que el primer verso ya lo dice todo Puccinela, es tener una verdadera razón para existir, cada mañana que amanece, tiene otro aroma el aire, cada atardecer, es siempre diferente, cada vez más hermoso, quizás su escrito no se acerque al verdadero sentir que hay en su corazón, (nunca lo logramos) pero ¿acaso hay alguno que se acerque?. ¿Hay palabras quizás que puedan expresar esa sensación de dicha?.
Por eso, cada retazo de sus versos, muestran el reflejo de la realidad suave y juguetona
Un cordial saludo para usted Puccinela
Raul

 

Una reflexión tan exacta como hermosa. Gracias compañero, y un fuerte abrazo