Carta a un amigo.

Querido amigo,

me voy a permitir decirte que necesito poner en tu conocimiento, mis dudas sobre ti y mis intenciones.

¿Por que la noche llega y te encuentro en la oscuridad de la pared, mientras tintinean los cristales? No responde el silencio de la casa, ni de mi mente, que rebusca en mi alma, la respuesta.

La algarabía de tus placeres, esos que me cuentas, entre risas y destellos de una malignidad enfundada en hipócrita bondad., me hacen, intentar apartarme de tu personalidad y sin embargo, luego cuando me quedo en mis silencios, reparo una y otra vez en tu recuerdo y me asombro de las contrariedades a las que me impulsas.

Si bien sé, que tienes a gala, la no creencia de la evolución de la mayoría de los seres humanos, de lo tremendamente pueril, que a veces eres, no puedo darme media vuelta sin intentar penetrar en tu realidad, la que no enseñas, pero tienes…

No es que te ame, para mí, es tu amistad, lo importante y buscaré en tus rinconcitos .

Rosario de Cuenca Esteban

 

Bellas reflexiones, cada uno cogemos el camino a la sabiduría, unos los cogen más tarde o no lo cogen, otros van dando pasito a pasito pero llegan, tarde o temprano. La amistad es bella cuando es verdadera, un beso grande Rosario.

Me gustó tu prosa hace reflexionar.

 

Me alegra mucho tu exposición y que te guste.
Muchas gracias, amiga
besos

 

Interesante, concisa e intrigante carta a esa amistad...
Un placer, Rosario. Xosé.

 

Me alegra mucho leerte, en mi rinconcito...
Muchisimas gracias,
un abrazo,
Rosario