Con el pecado en las manos

Con el pecado en las manos

mirándolas asustado, corrió calle abajo.



Los celos lo habían liberado,

lo que logró contener por años y años...

Ahora libre, se había corrompido

el quinto mandamiento fue quebrantado:

había matado.



En sus ropas testimonio de su pecado,

aún patentaba lo hecho

en un arranque de celos y despecho.

Todo está en manos del destino.



Y todo lo que fue y lo que vino

ha de perecer en agonía y desatinos.

Herencia, amor, apellido carece de sentido

lo aprendido ha caducado, perecido.



Corre a más no poder.

Buscando ocultar arma y desvarío.

Quiere parar de su corazón el desfallecer

más no está en sus manos ese designio.



Al verse acorralado y cortado todo camino,

mira al cielo, clamando por el perdón Divino.

Levanta la misma daga y la hunde en su vientre

prefiere tragar cuchillo a ser esclavo viviente.



En la esquela de cualquier diario reza:

“Muere criminal loco de amor e impotencia.

Mató a nuevos esposos, con magistral destreza,

en el atrio de la iglesia”.

​

 

Hmm, tiene cierto toque místico, quizá porque la escena poética se desarrolla entre ese campo, quizá no haya entendido el poema, pero no encuentro relación con el amor, a menos claro... que esté identificando mal las metáforas, en todo caso...centrándome en el tema, me parece muy bien llevado y escrito con profesión.

Un abrazo cálido;
Jeison.

 

plafff!!!!...quede sin respirar...senti,pena,impotencia...no lo pude salvar...atrpadora la lectura..aplausos y tus estrellas....otra vez avizaaaaaaa....que me muero de infarto!!!

 

entre gótico y amor, un amor enfermo.
atrayente historia poéticamente armada.
Un gusto leerte.
besos y estrellas

 

Hortencia, Almita, Jeison.

Gracias por leerlo.

Saludos...