De que color

Nuestro niño interno es nuestro mejor amigo, es el que siempre está dentro nuestro, en algún rincón, asegurándose que no perdamos nuestra esencia, nuestra curiosidad, nuestras ganas de reír, nuestra ingenua y desinteresada forma de amar.

Es un ángel de la guarda porque protege la bondad de nuestra alma, es un amigo, porque cuando lo necesitamos nos vuelve a poseer haciendo que hagamos bobadas y riamos por tonterías, y es el guardián de nuestros sueños, porque él no conoce de horizontes ni fronteras, no conoce el "no se puede".

Y es un gran recuerdo de nostalgia, porque alguna vez, nosotros fuimos como él...

Yo no sé tú, pero a mi me domina bastante seguido, creo que jamás he crecido jaja

Bello poema que me llena de nostalgias y que se suman al reencuentro que tuve hace muy poco con
mis amigos de la infancia.

 

Muchas gracias Jullito, en verdad tienes razón, todos llevamos un niño dentro que se sale traviesamente sin avisarnos a veces. jejeje, Gracias y besos.

 

Que bella mirada, la que da el alma y siente el corazón cuando vemos con los sentidos...me encantan el mensaje tan divino que nos regala este poema pues además un niño puede ofrecer la sencillez y el amor que un adulto no ofrece...te felicito inmensamente, un maravilloso trabajo, abrazos infinitos.

 

precioso poema y muy tierno todo un gusto leerte saludos

 

Gracias Nancy, me alegro que te haya gustado. Besos.

 

Gracias Glendalis por venir a comentar mis letras, un abrazo.

 

Precioso y tierno poema amiga!!! es fascinante verso a verso... me ha encantado esa transparencia de una blanca poesia... te ha quedado de 10 ejjjej besos y abrazos desde Mexico!

 

carambas, que le digo... un placer leerle mi estimadisima, un abrazo fuerte.

 

Es un poema diferente a muchos otros, muy ingenioso:
del tamaño del mar y del color del viento,
esa extrañeza del niño, que se percibe a medias desde fuera, desde los ojos adultos, creo que la has dibujado bastante bien. Se percibe, llega. En versos como el anterior, de las cándidas preguntas que ese niño puede llegar a hacer, como en estos otros del final:
pues su inocencia profusa de franqueza,
me enseñó a ver del amor lo más profundo.
Y es cierto, por eso tal vez no deberíamos dejar de ser niños, porque desaprendemos a la vez que evolucionamos y "aprendemos", pero la edad marca pautas y mellas que supongo insoslayables. Por eso, la vaga ilusión de volver a la niñez parece ser percibida en este poema, de modo que no solo se trata de alusiones a ese infante, sino la introspectiva propia que va marcando el avance hacia el punto final, la alabanza completa a la desmedida ilusión infantil que se añora en el escrito. Es patente. Tangible. Estos versos también me emocionan:

Es solo un niño que no sabe de belleza,
duerme en penumbras su mirar al mundo
y mi nostalgia lo recuerda con tristeza
Añaden mucha franqueza a tu expresión, Luviam, de la que luego te vales para definir su inocencia. También me parece percibirla en ti, la ilusión, la franqueza y la juventud impúber de quien llevas dentro. A veces es bueno no crecer.
Te dejaría reputación, pero no he podido. Me parecen versos muy diferentes a lo que suele escribir, tienen algo ilusorio con ellos, algo genial. Ha sido un placer releerlos, Bea

 

Dulces y tiernas líneas mi estimada LUVIAM, que son para ese angelito tan especial.

 

Muchas gracias mi amigo Javi, siempre es un placer encontrarte por acá. Besos.

 

La ternura expresada como los girasoles al amanecer. Un placer recorrer tus pasos Luviam.


Abrazos y estrellas

Palmira

 

Gracias mil por recorrer mis pasos Uqbar. Un beso.