El destino del hedonista.

¿Quién le diría al hedonista,
que su destino sería sufrir por
el placer?

El éxtasis encierra un mundo.
En él no hay ni espacio,
ni tiempo.
Para ahuyentar el dolor.

El placer de las formas.
El placer de los sentidos.
El placer del sonido.
El placer del extraño arte.

Placer y dolor.
Intentamos separarlos.
Los tratamos como antónimos.
Pero, todos sabemos que son amantes.

Está claro que no hay placer
sin adentrarse en un mundo
de sufrimiento anterior.

El joven hedonista aprovecha
su belleza y su fama.
Perecederas, pero duraderas
en la retina de la víctima.
¡Sufriendo por su escultura!

La supresión del arte del dolor.
La angustia original de mi infancia.
Tengo miedo de perder los recuerdos.
De una infancia y existencia,
que aún no ha muerto.

 

Me encantó esta estrofa... ¡¡muy cierta!!

Saludos!