Vectores.

Lo que hacía era buscar en los bolsillos
de los que se quedaban dormidos ebrios,
lo hacía al amanecer,
cuando ya no había mesas que atender,
sólo limpiar.
Aún no estoy del otro lado,
me lo recuerdan cada vez que entró a un banco,
cada vez que firmo un contrato, no lo sé,
a veces tengo deseos
de decirles que no me colmen
de lluvias con sabor a glifos,
que soy muy delgada
y también tengo que luchar contra el viento,
que me arrastré muchas veces,
que me han golpeado la cara
y he pagado favores, sin dinero,
y que si alguno viniese a matarme,
sólo hallaría pernos curvados
danzando a la tormenta de los espacios mudos,
girasoles de gas pespunteados
en las paredes del jirón Quilca,
lucecitas pequeñas parecidas a cucarachas,
sábados desérticos
balanceándose de las aves más hermosas que han visto,
de las olas de la mar cuando callo,
cuando perdono mis labios y me tapo la boca
y cierro los ojos y toco mi vientre,
y caigo de rodillas y entre fragmentos de vida,
exclamo sin ruido, que ya no puedo más,
que ya no doy más, que nada de esto me es importante,
ninguna flor de las que envuelven mi aroma,
ninguna luz de las que inhalo
escuchando a Coltrane y Hartman,
mientras veo como la policía municipal
decomisa la mercadería de los vendedores ambulantes,
y ellos ahí parados, con cara de
“maldita sea, malditos hijos de perra”
y yo con el rostro vectorizado,
enfundada en que todo esto da risa, y y si, da risa,
pe… Pero hoy no tengo remedios ni dolores,
ni soy ya en la memoria olvidada de dios,
ni una piedra galaxial, ni los soles de las sirenas,
que ya no quiero alumbrar esta,
ni ninguna noche por ellas,
ni danzan desnudos los eclipses, fantasmas, renglones de tul,
y sólo sueño que canto en mis labios,
murmullos para no despertar a los ebrios,
para tener donde y que comer,
y escribir eso que llaman poemas,
en manchados retazos de papel sanitario,
cuando perdono mis labios y me tapo la boca
y cierro los ojos y toco mi vientre,
y caigo de rodillas y entre fragmentos de vida,
exclamo sin ruido…
Que ya no puedo más,
que ya no doy más…
Ya no doy más



Lo que hacía era buscar en los bolsillos
de los que se quedaban dormidos ebrios,
lo hacía al amanecer,
cuando ya no había mesas que atender,
sólo limpiar.​

 

Obra admirable de excelente calidad maravillosa.
Suprema inspiración divina.

 

El otro día leía un escrito y luego me dí cuenta que era de usted, demasiado ego, muy pedante, pero no estaba tan "feo", y me pregunto ¿Por qué un sujeto que no escribe tan mal, no se da el maldito trabajo de leer lo que escribe la maldita gente, y da una maldita opinión (si quiere darla) objetiva y consciente? y pensaba que tal vez era una forma de ser sarcastico con el mundo, de burlarse de todo diciendole a todos "hermosura de versos, divinidad", o simplemente copiando y pegando, y pregunté, y me dicen "es un imbécil que quiere puntos para que los demás vean sus escritos" y me dio risa, si es así, es sumamente divertido....En fin, yo considero que la gente hace lo que debe hacer, eso es todo, pero no puedo evitar preguntarme por qué alguien quiere que los demás lo noten ¿Considera que tiene algo que decir?, ¿se siente mejor que los demás?
¿gana dinero con ello?, ¿es alguna clase de fetiche BDSM? ¿Es un enfermo terminal cumpliendo su último deseo?... Al final no es importante, lo importante es tener un buen community manager que administre la comunidad.