El farmacéutico

Nunca quiso llevar el pelo largo,

jamás dio rienda suelta a sus caderas,

ni tampoco sus pies se deslizaron

por las pistas de baile de las discos.

Él era un chico tímido, ratón de biblioteca,

y a pesar de ello,

cada noche amaba a una mujer.

Con sólo la mirada podía sentir aquel temblor.

A todas las amó, y todas fueron únicas.

Sus padres deseaban que fuese farmacéutico,

pero él sólo soñaba con ser un aviador,

volar por todo el mundo,

conquistar a Mae, a Marilyn y a Grace,

ocupar por fin el trono

en el envidiado reino de las rubias,

algún día tener un accidente en el desierto,

sobrevivir, y volver a encontrar al principito,

acabar su vida como un niño,

conociendo historias increíbles.

Mas el deseo

no alcanzó los terrenos celestes del empíreo.

Su padre consiguió el dinero suficiente,

y al fin pudo comprar aquel local que tanto le gustaba,

justo debajo de la casa

de aquella chica rubia que a su hijo tanto le atraía.

Los padres más felices que imagines;

el chaval sacó con nota la carrera.

Abierta de 8:00 a 24:00 la farmacia,

la saudade le acompaña a todas horas.

 

Que ironía que el personaje siendo farmacéutico no encontrara la formula para la nostalgia. A veces pasa, por eso el que tenga ojos que vea ¡¡ Un placer detenerme en tu espacio Luis Adolfo.

 

Traigo presentes para ese niño




Saludos cordiales, Luis Adolfo.

 

Bien escrito y perfumado, este poema.
Pareces un muchacho decente.
Como un despacho decente.
O un automóvil deportivo, con frenos.
Sí, señor.

 

Muchas gracias a los tres, Selens, Sergio y Nommo.
Abrazos

 

Me gusta la trama que a través de las ideas nos lleva a ese final nostálgico y fantásticamente sombrío, un gusto volver a leerte Adolfo, un saludo cordial.

 

Sí, en realidad, es un pequeño relato abordado en una estructura versificada en donde intenté plasmar esa realidad tan cotidiana como es el no cumplimiento de los sueños. Abrazos, amiga Nancy, y muchas gracias por tu atenta lectura.

 

Muy bien contada esa historia de ese muchcho en tus hermoso versos, y sí pues , a veces uno no cumple sus sueños. Encantada de leer tu obra.

 

Muchas gracias, Edith, va un saludo con mi afecto para ti.