Si alguna vez,

afronto...a veces,
barreras de soledad
cómo náufrago,
agarrado al trozo de piedra que flota
en alta mar.
Tierra de nadie y agua en el horizonte.

Cómo afrontar ese desliz,
de los que de verdad sufrieron
el ahogo sin esperanza.

Hasta aquí he llegado,
haz de mí lo que quieras

Se nadar, se flotar
pero aquí se acaba
ese dejarse ir
en su profunda sustancia.

Sumerjo mi contenido
todo lo que conozco de mí
en su ahogo de amor,
pues toda experiencia me arrastra y me lleva a eso,
plenitud en su crecimiento.

Ese animal pendenciero, violento de ira
que regodea mi desfallecer,
esa tiniebla que atraviesa mi corazón
y atravieso su garganta en un apretón de manos
abrazando su cuerpo
llorando su desgracia, mi llanto,
...perdona hermano,
lo siento o tú o yo.

Y eso no fue suficiente
en la desgracia de mi alma,
pues vendido no fui,
pues era libre
para penar el infinito.

 

Que bella forma de entrega,
es un placer leerle y dejar mi aprecio en un abrazo de colores,

 

Un amor en su plenitud de entrega, es muy hermoso tu poema,
gracias por compartirlo. Besitos apretados en tus mejillas.

 

Muchos besos Guadalupe.

 

Muchas gracias Anamer, besitos para ti.

 

Hermosas letras.
Un placer leerte