La sangre de la amapola

La penumbra de la duda
acaece en la sepultura
una lágrima que hiere el alma dormida

El santo sepulcro
desde la luz de la luna
ausente desde la cuna
pide auxilio al destino
que le alumbra

Un beso sella los labios
de los amantes eternos
al pasar por debajo del olmo viejo
que aguarda el regreso
mirando desde el cedro
Venturosa dicha
Si los corazones laten a una

La sorpresa despoja la rosa
ofreciendo la paz de la sabiduria
Un fulgonazo de luz estalla
En el silencio el cielo habla
Regando el camino de jazmines
La exuberante alegría alcanza a las almas

La duración no es rutina
sino la maduración del fruto prohibido
desde que la vida es vida
La fecundación del ser
colma de gracia la dicha

Amor para amar
Plegaria de rodillas
Echa el vuelo
para alcanzar la verdad
que no juzga
y alimenta como el trigal

Valor en la esencia
Confianza ciega
en el sentido último
del nacer y morir
de cada día

Amapolas frágiles
anuncian la eterna primavera
con el rojo de su sangre
riegan el fruto de la tierra


18/03/2021
©Dikia

 

Un gusto ver por aquí, tus palabras en estas tardes poéticas.
Un besazo

 

Un placer visitar tu espacio y disfrutar de tus versos. Un buen poema, un abrazo fraterno poeta.