Degüello.

Te sales de mí buscando otros refugios,
el desierto te quema la piel de azogue.
Te evaporas huyendo al infinito.
Yo espero que te deposites en azucenas blancas
porque eres transparente.
No quiero que adoptes colores sórdidos de enojo,
que busques provocaciones entre piedras y latas viejas.
Se te rompe la tenue liquidez y formas caracolas silentes.
Te vuelves cristales y te haces arena sin mar.
Extraño el tumbo de tus olas, el murmullo constante.
Ese ir y venir tuyo que me acaricia.
Solo espero que no te seques para siempre degollando mi canto.

 

La inspiración rezuma en tu alma de poeta notas cadenciosas de nostalgia y lucidez, nunca dejará de fluir en tus aguas mansas y cristalinas que rebosan lirismo y sentimiento profundo mi querida Luciana, nadie cortará tu garganta ni tu bello canto de alondra, mil besos para ti mi querida amiga y admirada poeta....muááááckssssss

 

Querida Isabel, poeta, recibo tus palabras con alegría. Tu reflejo me ilumina. Muchas gracias y muchos besos. Pasa bonito día.

 

Siempre es un placer leer sus escritos.
Gracias por compartir.
Mis saludos más cordiales.

 

Pao, muchas gracias por pasar y dejarme tus gratos pensamientos. Un abrazo.

 

Este abandono te pegó duro.
Un beso, Luciana.

 

Un gusto encontrar tu agradable comentario, Rosmary, ya se te extraña. Un abrazo.

 

Así es, de tanto, en tanto, me duele, cómo los huesos. Gracias por tu amable comentario. Un beso.