¿De qué estoy hecha?

¿De qué estoy hecha?

Dulces acordeones en la distancia,
dulces voces de las palomas
en el pueblo bajo la montaña
que se acomodan en las risas
de un sueño anciano
sobre árboles jóvenes
en el candor de la ingenuidad.
Altares encarnados
en afligida corrupción,
revestidos de glorias ajenas,
guardados en los cajones
de los dueños de la codicia.

Estoy perdiendo los faroles
que me guiaron cada día a casa,
olvidando las barreras
que cada minuto me alejaban.
Otorgándome el gozo de ser vencida
por las visiones de lechos desgastados
con sábanas desvanecidas en la soledad
bajo el peso de mi cuerpo.

Cierro las persianas,
le pongo llave a mi puerta
y le pregunto al mundo
¿Podré algún día perdonarlo?
Y la respuesta es
la ausencia de mi risa
en el pueblo bajo la montaña.

 

Creo que estoy teniendo visiones.
Un saludo.

 

¿Eso que quiere decir? ¿Algo malo?

 

No. Para nada.
Escribes muy bien.
Saludos.

 

¡Gracias! Se aprecia muchísimo