El plebeyo de Orión

Una rueda que dentro tiene otra rueda
aprovechaba su velocidad entre corrientes estelares.
La luz se curva decía Einstein, el tiempo también es relativo, el plebeyo de Orión ya sabía estas cosas desde hacia tres siglos, el estaba a mitad de su vida y había sido expulsado de su planeta en algún rincón de Orión, fue un Paría entre los suyos pero oyó decir de un viejo que tenía tatuado un mapa estelar en su espalda que en algún lugar de la vía Láctea existía un tercer planeta desde un sol, y que esa raza extraña no vivía mucho tiempo pero albergaban un gran tesoro, sus hembras son casi tan hermosas como los mismos Ángeles del universo impenetrable. Donde escuchaste eso le preguntó el Plebeyo de Orión, lo encontré en uno de mis viajes estelares cuando vi de pronto una sonda que viajaba errante traía consigo un disco de oro fabricado por ellos mismos y ahí pude descubrir su mundo fascinante, ahí nada es gris, es un mundo brilloso, ellos la comida no la fabrican en laboratorios, su mismo mundo se las proporciona a flor de piel, son una raza humana que aprende de ciencia cada vez más sin darse cuenta que eso los está llevando a la auto destrucción.
Así nació el impetú del plebeyo de Orión por descubrir nuestro mundo y tras robar una nave de esas que parecen rueda dentro de otra rueda se lanzó hacia un viaje de ciento setenta y ocho años con el afán de descubrir el hermoso planeta cuyas hembras son lo más parecido a los ángeles.

 

Muy buena historia. Me hizo acordar del Principito.
Saludos!

 

Saludos.