Érase una pobre paloma

ÉRASE UNA POBRE PALOMA


-¡Bueno!-, le dijo una paloma,

al gato que la quería cazar:

-Si he de ser paloma casada

lo tenemos que celebrar-.


Se perfumó de azahares

bañó en charcas de agüita clara

se depiló cejas y pestañas

y se tiñó con maqui, la cara.


Y cuando se supo la noticia

que la paloma se casaba

un palomo plomo le dijo

que él, de siempre, la amaba.


Le pidió que fuese su esposa,

le ofreció una argolla dorada

y que volaran siempre juntos

en el centro de la bandada.


Ella pronto le respondió

que, aunque sonara muy cruel

era al gato a quién ella amaba

y sólo podía casarse con él.


Y cuando llegó hasta la iglesia

en que planeaba casarse

no halló ceremonia ni fiesta

¡qué manera de equivocarse!


Allí estaba el gato esperando

pues sólo quería cazarla

no hizo ningún esfuerzo

para conseguir atraparla.


Sólo entonces comprendió,

aunque no era esa su meta,

la fatal diferencia que existe

entre una ese y una zeta.


Demasiado tarde se dio cuenta

que existe una gran diferencia

entre un casar y un cazar

y sufrió la consecuencia.


Pobre palomita hermosa

ya nunca emprenderás un vuelo

pues sólo tus plumas quedaron

todas esparcidas por el suelo.

Bertoldo Herrera Gitterman
19 09 22

 

Se murió nomás la pobrecita.

 

Nuestras vidas están llenas de malentendidos muchas veces con consecuencias dolorosas. La historia me ha encantado y da para reflexionar. Ese hermoso minino algún día se va a encontrar con una seductora lobita que quiera casarse con él.

Saludos.

 

Jajajajaj
Será él, el equivocado y lo pagará muy caro.
Muchas gracias por tu amable visita.