Mis dedos llenos de tinta

¡Tan desperdigados quedan los besos!
Esa comisura sinuosa llena de salitre
y esa nostalgia por las que las golondrinas
tarde o temprano regresan al hogar.
¡Y a la deriva! Los barcos bajo los surcos
luchan entre sus enmarañadas redes
con el adalid alado de un océano arado
por las hélices de unas sirenas hermosas
que esperan a otro incauto enamorado
desprovisto de las cuerdas liberadoras,
solo con su corazón lleno de espinas,
y en los dedos, las llagas llenas de tinta
de noches oscuras de tristes pensamientos,
regalos felices para los que aún sueñan
con la pregunta redundante y lúgubre
que se piensa rendido pero no se dice.
A estas alturas llevo el amor en el recuerdo,
caminatas inusuales en tardes felices
donde solo las gaviotas vuelan libres
bajo el carbón encendido de mi alma.
Busco entre todas las lápidas mi cuerpo,
bajo el chopo ahora desnudo y la encina
los trozos de mi corazón que sangra roto
en la abertura diáfana de mi pecho,
unas alas amigas para migrar a otro mundo,
pero tras cada aleteo solo soy un estorbo,
soy la mancha borrosa que me hace culpable
y llena con tinta de escribir todos los besos,
la piel suave que llega del torso al ombligo.
¡Pero quiero amar con la inocencia de un niño!
Sentir el amor en todas las lenguas.
oír como alguien al fin dice mi nombre,
como de sus labios la palabra se enciende
y entre de mis mortajas vuelvo a la vida,
resucito enredado entre sus brazos
como un iluso noctámbulo que sin esperanza
espera al alba repudiando a la noche.
¡Dime que me amas y que serás mi mundo!
Dime entre las notas de lluvia que me amas,
bajo el alero de un tejado marino,
entre los silencios de un mundo de coral
porque con la tinta que llenan mis dedos
escribiré sobre las olas nacaradas,
sobre aquellos días felices de mi recuerdo
por los cuales el corazón hecho a pedazos
sigue esperando, sigue tras la caricia
y el salitre de un prolongado beso,
continua enredado entre los surcos del mar
y como un barco a la deriva busca el hogar,
porque solo soy un hombre enamorado
que sigue el rumbo de su amada estrella,
una hoja de sauce atrapada silente
entre los dedos etéreos de una brisa
que lleva también aquellos dulces trinos
por los cuales los ríos enmudecen,
las olas nacaradas erizadas se detienen,
y el amor, en la delicadeza de los labios
será protagonista de una melodía
en la cual mis dedos llenos de tinta
escribirán al dictado de mi corazón,
compondrá la más bella de las poesías
cuando dulcemente me entregaste tu amor.
Camino por esas calles desconocidas
y enredadas me regresan al salitre del mar,
pero ya no corro, voy despacio por la orilla
y con los dedos llenos de la negra tinta
escribo estos versos febriles y enamorados
anhelando oír de tus labios un te quiero,
que dibujes con tu risa el océano azul
donde sin miedo me hunda entre las redes
de un tiempo que rápido se va de mis manos.​

 

Un gusto leerte poeta.
saludos.