Una marca basta

El cigarro entre dedos muere contento,
con el tinte de tus labios rosados,
los míos, inquietos, afanados en robar,
la misma marca que yace ahí,
te sonríen, amor.

Tus ojos no responden al capricho de mi alma,
que quisiera ser tuya, que quisiera,
que quisieras ser tan solo para mí,
como yo existo en este momento,
solo para ti.

Es tu cabello pelirrojo, peligroso,
que opaca la osada naranja puesta del sol,
son tus ojos de ébano, que miran,
la oscuridad de la noche que te sonríe de vuelta,
con estrellas que caen por ti.

No te quiero, estanca en la mente mía,
tan solo deja tu marca, un cabello,
una carcajada, una mirada profusa de vida,
que me rescate cuando te lleve el tiempo,
que te rescate cuando amenace de olvido.

 

El rescate, excelente poema. Un placer leerte.

 

Muchas gracias por tomarse el tiempo de leerme. Me alegra saber que fue de su agrado.
Saludos cordiales.

 

El alma suele tener los caprichos más hermosos y a su vez suele ser la soledad más pesada.
Gran poema , saludos desde mi amada Colombia.

 

Bellos sentimientos, que se manifiestan con profundidad
dentro de la argumentación de su excelente poema... compañero Jesús A.
Felicitaciones.

 

Le agradezco profundamente sus palabras y el tiempo dedicado a leerme. Me honra saber que el poema ha sido de su agrado.
Saludos cordiales.