Morir en noviembre.

Ocho días para que llegue noviembre
y la tristeza se comprometa con mi rostro.
Es como nuevamente perder cada año
por cada recuerdo pasado,
el dolor que no se olvida.

A veces
olvidar duele
y recordar
duele más.
A veces vivir amarga
por la imposibilidad
de no cambiar el pasado
y acostumbrarse a un presente
con el vacío de no tener nada.

Por ello,
cada día es un recuerdo que no muere,
ni se olvida, ni cambia.
No da energías para seguir adelante
al verse siempre a tras.
Noviembre se acerca rápidamente,
pero es un morir
tan lento.

​

 

...

 

..........Mi papá ha venido a visitarme......
¿Leíste mis líneas?
¿Leíste mi alma?
........Gracias papá por venir y dejarme tres puntos....
......Yo te mando muchos besos retebonitos.....
.........y todo mi amor de hija......
........Tu Clari......
​

 

Que tu alma siempre vuele libre, mi niña. No son solo líneas: son versos. Siempre fueron exquisitos versos tejidos en poemas. Recibo con humildad tus besos y tu inefable amor bonito.

Claro que te leo.

NB: A mí me pasa los diciembres. Todos lo saben. Me dicen "grinch" por eso. Y luego llega enero con su sol y su calma. Y mi alma se limpia un poco de tanta costra, muerte. Ojalá tú también tengas tu mes... o tus meses buenos. Muchos.