La nena y el mar

La nena está como unas castañuelas, haciendo castillos sin parar..... y yo no hago nada pero también estoy como unas castañuelas (tacatacataca....)
Gracias de nuevo, Eva, (tacatacatacataca....)
Abrazos
Javier

 

Pues lo mismo me pasa a mi con los tuyos, Isabel, siempre son motivo de alegría..... y la alegría compartida vale por dos. Así que muchas gracias y un tremendo abrazo.
Javi

 

Pues me alegra mucho que te pasaras, ñonguito, muchas gracias. Acabo de volver de vacaciones, de ahí el retraso en contestarte. Nos veremos por el foro, querido amigo.
Abrazos.
Javier.

 

Acabo de regresar tras más de un mes de vacaciones, Isa, y me estoy poniendo al día.
Recibo con mucha alegría (y prudencia) tus halagos porque sé que lo dices con el corazón. Te lo agradezco.
Aquí, en Fuerteventura, no he visto que se produzcan de repente ese tipo de ola intempestiva, supongo que por la profundidad de sus costas. En la Gomera era divertido, ya que no había peligro, observar a quien iba a pillar desprevenido mientras tomaba el sol o, como el caso de la niña, jugaba con la arena cerca del mar.
Gracias de nuevo por tu aliento.
Abrazos.
Javi

 

Un paseo por la memoria de la infancia de los hijos y la propia, ese ritual hermoso del castillo de arena construido en familia, viendo como transcurren los días tranquilos del verano.
Fue un gusto pasar por tus versos.
Un abrazo y muy feliz semana.

 

Muchas gracias por tu comentario, Cecy, un placer tu visita.
Espero que disfrutes de una buena despedida de mes y un inspirado septiembre.
Un abrazo.
Javier

 

Me gusta mucho el toque infantil en tu poesía. Retrotrae a los tiempos de la infancia cuando jugar era la más feliz de las ocupaciones.
Versos llenos de belleza y de dulzura.
Un fuerte abrazo.

 

Exacto, Luis, esa era la ocupación, lo demás eran obstáculos a ese "trabajo".
No sé si te pasará a ti, pero a mi me cuesta pensar que todos, pero todos, hayan sido alguna vez un niño. ¿Dónde lo han dejado? Cuestión de supervivencia, supongo, pero vaya existencia triste sin él por mucho que consigan.

Nada, que me ha dado por la vena filosófica .
Gracias por visitarme, Luis, recibe un infantil abrazo.
Javier.

 

Muchísimas gracias, María, a ver si nos sigue llegando algo de inspiración.
Un placer tu visita.
Saludos cordiales.
Javier.

 

Has traído de una manera preciosa un instante que parece de lo más simple y cotidiano. Precioso tu poemita. Como verás ando escarbando entre tus papeles.
Un abrazo.
Luz

 

Pues me encanta que lo hagas, Luz, muchas gracias.
Esa escena me hizo muchísima gracia en su momento y decidí reflejarla.... aún la tengo grabada en mi retina y sonrío de vez en cuando al recordarla.
Un abrazo.
Javier.

 

Gracias por tu vista y grato comentario, luzyabsenta..... aunque lo de momentos felices habría que preguntárselo a la niña, menudo berrinche cogió cuando el mar tiró su castillo.
Pero bueno, ya sabemos que se les pasa enseguida, como fue el caso.
Un abrazo.
Javier

 

Que tierno y encantador, parece que hables de tu propia hija.
Me gustó mucho el punto de vista.
Un abrazo.

 

No, qué va, esa escena fue en una playa de La Gomera y los protagonistas eran ingleses. Yo estaba muy cerca y, a pesar de la "desgracia", no podía evitar sonreír por la cara que ponía la niña, que era todo un poema, antes de hacer unos pucheros y ponerse a llorar.
Pero ya sabes que no hay mal que mil años dure, y menos para un crío.
Muchas gracias por tu visita, Modest, un abrazo.
Javier

 

Seguro que todos los papás pasamos por eso. Un abrazo, Javier.

 

No te quepa la menor duda, Sergio, es ley de vida..... y si no, siempre habrá algún tío o tía dispuestos a vivir esa aventura con la niña.
Un abrazo.
Javier