Hoy voy a hablar de la muerte, esa que todos esquivamos, quién no es aliada de la suerte, a la que todos odiamos. Yo no sueño en defenderte, yo no atiendo tus reclamos, a ti nadie va a creerte, no te nombro, ni te exclamo. Tanto tiempo tú que inviertes, en llevarme, no proclamo, ni te invoco, ni ponerte en mis pensamientos sanos. No quiero cuando me despierte, que tú sepas dónde estamos, nadie puede ser consciente, del estado en que quedamos. Y sin nada que agradecerte, en mis versos te declamo, a veces es mejor leerte, de nuestro entorno te sacamos. Sé que nadie puede vencerte, y es terrible, pero es en vano, hablar de amor y someterte, no seas injusta, yo no te amo.
Tengo el placer que tengo, de escribirle mi amiga, hoy tengo tanto adentro, pués la verdad no se olvida. Tengo el amor que tengo, de saber que usted está viva, que tiene el cien por ciento, de su vida prometida. Tengo la esperanza que tengo, por verla crecer más pensativa, de ver como la ha llevado el tiempo, de verla bella, intuitiva. Tengo la ilusión que tengo, por eso estoy feliz, que sigas, demostrando tanto talento, que la suerte te persiga. Si hoy tengo tanto que enfrento, un cariño en mi pecho que se aviva, tengo tanto, tengo amor por dentro, te tengo a ti, que eres mi guía.
Hoy te veo más hermosa, por eso es que hoy te escribo, por eso es que hoy mi estrofa, envuelve tú amor prohibido. Sé que un día estarás, esperándome en la arboleda, ¿cuando ese día vendrá, si aún te tienen por prisionera?. Tanto amor que sentimos, ¿por qué no rompes las cadenas? que te atan a los mitos, de ser mujer saladera. Si tú quieres te puedo ir a buscar, nos iremos a recorrer el mundo, buscaremos un lugar donde podamos estar, dando el amor que merecemos juntos. Cuando a veces pretendo irme a acostar, sólo mi mente descansa en ti, y tu allá, queriendo por siempre estar, rescotada en mi pecho, cerquita de mi. Es un amor inmenso que no se puede ocultar, cuando vas a correr, cuando vamos a huir, cuanto amor vida mía te puedo dar, cuanto amor de verdad tú me haces sentir. Te voy a esperar aurorita mía, esto es lo único que yo te quería pedir, estoy loco que pasen corriendo los días, para estar juntos los dos, para hacerte feliz.
Hoy le escribo a la amistad, a la que late sincera, la que tiene cualidad, a la que nadie supera. Ella siempre tiene autoridad, porque encuentra la manera, de salvar la lealtad, la que siempre te tolera. Dulce y bella de verdad, que sensaciones te genera, que sentimiento de igualdad, con qué pasión más duradera. He tenido la oportunidad, de tenerla por compañera, y ha sido mi complicidad, conmigo siempre ella se esmera. Adoro su libertad, y de cantarte se acelera, el ritmo de mi felicidad, por tenerte como bandera. Nunca pierdas la dignidad, no dejes que la pasión se muera, te canto a ti con sensibilidad, hoy vas conmigo adondequiera.
Voy a explicar que siento, por qué te escribo mi amor, eres un hada en mi cuento, y en mi jardín, una flor. Pienso en ti a cada momento, de tú alma soy el confesor, de tú boca, el aliento, de tú cielo, soy tú sol. De tus sueños, el argumento, de tus heridas, el dolor, de tú bosque soy el viento, de tú playa, el calor. De tus palabras, el acento, de tú alegría, el creador, de tus besos estoy sediento, como ansío su sabor. Gracias por ser mi mejor sustento, por eso soy tú gran admirador, tú has sido en mis pensamientos, un mensaje inspirador.
No puedes pensar, no pienses, que no te quiero, te amo, no puedes llorar, no siempre, hoy tan feliz estamos. ¿Cómo podría olvidar, este día tan hermoso?, si hoy conozco lo que es amar, y es por ti, que lo conozco. Lo que importa es que te amo, que este día no ha pasado inarvertido, y que tú y yo estamos, dónde los dos hemos querido. Por eso hoy que pienso en ti, en este 14 de Febrero, no quiero que pienses en mi, sino en la forma en que te quiero. Que seas feliz en este día, y esta flor que llega a tus manos, es para que sepas, si acaso no sabías, la fuerza con que te amo.
Ahora que vas a decir, ¿Qué ya no te escribo?, no puedes, ahora qué, ¿vas a reír?, juzgarme tan mal no debes. No debes pensar así, que ya no te quiero si no te escribo, que podrías decir tú de mi, cuando mis versos los comparto contigo. ¿Qué quieres, una flor?. ¿Un poema o un verso?. ¿También quieres amor?, yo te doy más, te doy mil besos. No descansaré, sé que puedo dar más, apenas nuestra vida comienza, mi amor no se apagará jamás, mi alma es parte de mi conciencia. Y despido estas letras con una verdad, una que jamás hayas escuchado, y es que te quiero tanto, hasta la eternidad, aunque quizás, no lo hayas notado.
Lloras sin tener por qué, lloras sin saber quien eres, llorar no te hace bien, el estrés no da consuelo, cuando algo duele. Supera las decepciones y los golpes fuertes, deja que la vida supere tus caídas, el dolor es duro, y cuando se soporta a veces, tiende a tener remedio todavía. Llora si deseas llorar, alivia el alma si es que puedes, aunque el dolor sea fuerte y no lo puedas soportar, recuerda que llorar no te hace bien, que testaruda eres.
Reconozco que si cuento, las veces que te he llorado, perdería el aliento, no sabes cuanto te he amado. Triste estoy cuando te siento, y no te tengo aquí a mi lado, cuando quiero y no lo intento, el corazón es un malvado. Y cuando más estoy sediento, y no lo he asimilado, busco en mis pensamientos, y tú imágen no se ha borrado. Voy a hacer un juramento, y lo hago en verso cantado, no quiero ser un fragmento, de un amor inexplicado. Pero, si voy a vivir inmerso, en un dolor desanimado, hoy dejo mis versos, perdón, por sentirme derrotado.
Hoy otra vez sentados juntos conversamos, que alegría ver de nuevo que viniste, hoy testaruda entre sonrisas nos tocamos, hoy hace once años que me heriste. Te hablo así, porque en confianza estamos, no importa lo que piensen, de lo que ayer dijiste, es verdad, hace dos años nos encontramos, y rectificaste el error, que tú misma cometiste. Y si hoy mi amor tan felíz quedamos, por qué no me confiesas, por qué el rumbo perdiste, ayer estabas débil, ahora a donde vamos, fué aquel lugar donde primero me conociste. Si empezamos a cambiar todo lo que ya pasamos, dile adiós a la ironía, y a los días tristes, por qué no dar amor, si ya los años que llevamos, sabrán curar las heridas, ya sé por qué te fuiste.
Ahora si le dedicaré mi amiga, estos versos a color, sepa que tengo el honor, de aprender algo que no se olvida. Que quiere que le diga, cuando tengo el valor, de haber perdido el temor, de estar dentro de su vida. Pero no se preocupe que haría, que usted mi querida flor, crezcas en la armonía, en donde no exista el dolor, quien iba a pensar que un día, yo le escribiría con tanto amor.
Imagino que hoy estás, cerca de la puerta mía, imagino que hoy volverás, cuanto amor te tenía. Quiero pensar primero, que de todo mal ya estás libre, no quiero ser el prisionero, que me convertí cuando te fuiste. Aprovechas que hoy estoy, ciegamente enamorado, y de lo ingenuo que soy, de todo el tiempo que te he esperado. Y si vienes a mi, yo voy, que voy hacer, si no te he olvidado, si hasta lo que no tengo, lo doy, por volver estar a tú lado.
Hoy quiero escribirle al amor, y si escogí la poesía, es porque creo que es mejor, hacerle honor y compañía. ¿Qué puede dar un escritor, si no es pasión y alegría?, los versos son un emisor, de nuestro ser, en teoría. Yo que he sido defensor, de los días de agonía, y de los que con su sudor, han escrito fantasías. No hay regalo mayor, y que no tenga mejoría, que ser un fiel portador, de unas dulces melodías. También he sido admirador, de letras con sabiduría, y he tenido el honor, de leer otras muy sombrías. ¿Qué te puedo decir yo?, que si no me esforzaría, no hubiera tenido el valor, para escribir con estas energías.
Después de tanto pensar, que te diré vida mía, entre tanto bienestar, hablar de tú amor, podría. Cuanto amor me vas a dar, cuanto afecto me darías, cuantas caricias me vas a brindar, cuantos besos te pediría. Yo por ti puedo jurar, que te amo cada día, que tú amor me hace llorar, tan sincera te veía. Amor vamos a juntar, vamos a amarnos toda la vida, vamos amarnos hasta probar, que como el nuestro, no existe otro todavía. Y después de tanto hablar, decirte esto yo quería, para que no vayas a olvidar, que tú cupido, es quien te guía.
Yo soy quién te escribe amor, soy yo el que te canta, fui yo quién te regaló la flor, que llegó junto a aquella carta. ¿Por qué no tuve el valor?, no sé, mi corazón se espanta, no fue por falta de pudor, la valentía no se suplanta. Mira que he querido ser el autor, de tus mañanas cuando te levantas, y he quedado sólo en el error, eso mi alma ya no lo aguanta. Perdón si a nuestro alrededor, sólo quedó la añoranza, de lo que un día pudo ser mejor, fui un cobarde a ultranza.
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