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  1. Mientras vivo,

    toco duras transiciones,

    muertes espontáneas,

    superficies ajadas que instauran

    su voraz taxidermia de las tardes.

    Mientras vivo, palpo

    el nudo axiomático, la náusea

    irredenta, el vértigo desolado,

    o la cáustica veneración del soldado.

    Voy haciendo tiempo, con mi tiempo.

    Voy haciendo de mi tiempo, tiempo.

    E imagino, proyecto, largas barbas

    sobre el óxido de lo muerto, columpios

    olvidados con raíces en la infancia.

    Del hueco que soy, golpeo la savia.

    De la sombra que recibí, como herencia

    particular, procuro asomarme cada día

    con delirio y frugalidad.



    ©
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  2. Mientras vivo,

    toco duras transiciones,

    muertes espontáneas,

    superficies ajadas que instauran

    su voraz taxidermia de las tardes.

    Mientras vivo, palpo

    el nudo axiomático, la náusea

    irredenta, el vértigo desolado,

    o la cáustica veneración del soldado.

    Voy haciendo tiempo, con mi tiempo.

    Voy haciendo de mi tiempo, tiempo.

    E imagino, proyecto, largas barbas

    sobre el óxido de lo muerto, columpios

    olvidados con raíces en la infancia.

    Del hueco que soy, golpeo la savia.

    De la sombra que recibí, como herencia

    particular, procuro asomarme cada día

    con delirio y frugalidad.



    ©
  3. No estoy dispuesto

    a engrandecer mi patria,

    con grandes presupuestos,

    ni alabando sus presuntas

    famas, ya saben, lenguaje

    universal, artistas flamencos,

    y derivados. Me conformo

    desde ahora y desde siempre,

    con sufrirla poco y no tener

    un excesivo rencor para con ella.

    ''Mi patria'' Sí, me resbala.



    ©
  4. Mientras-.





    Mientras yo me pregunto

    si la vida ha cambiado tanto

    y en tan poco tiempo como para

    ni siquiera reconocerme, me interrogo

    también sobre cómo he de hacer

    desaparecer esta tristeza errática

    que me persigue y me atrapa a partes iguales,

    me conmueve ver algunas manos hechas trizas

    dentro de algún cascarón de huevo o sobre los serones

    inconclusos llenos de esparto rudo, que en mi infancia,

    apenas percibía como tales.

    Mientras la vida pasa, y yo me cuestiono

    el mundo, me digo si no habrá fuerza

    suficiente en él, como para cambiar

    un poco, y poco a poco, el mundo.

    Pero no por fuera, no tan sólo por dentro;

    las cuevas de Altamira,

    me devuelven

    inexorablemente, a la desalentadora realidad.

    He de sacar de los cuadros, de los libros,

    de la matriz utópica de los músicos trashumantes,

    la lírica necesaria e indispensable para transitar

    por los malos humos de estos tiempos.

    Como si anduviese por el filo de un machete,

    busco en el metro y en los hurtadores de partituras,

    unos ojos no callados y rebeldes.

    ©
  5. Yo voy haciendo noche

    día estrellas fugas astros

    haciendo riqueza fruto

    tardío enjambre de donde

    se perlan tacitas clásicas

    de cristal y terciopelo.

    Yo voy descifrando noches

    días lunas venganzas oyendo.

    Sacos de almendra raídos

    como un viento tan seco

    que arañase la superficie.

    Yo mezclo la voz y el eco

    futuros ensimismados errantes

    poses fanáticas cruces u olvidos

    deformes.

    Y en mi pecho nace una estrella

    o un ala llena de rocío, escarcha

    fúnebre de lo que aconteció un día.



    ©
  6. Se filtra ahora la luz

    por las escasas rendijas

    de la persiana, y una suave

    conversación se escucha,

    tan quebradiza como la escarcha.

    Van los pensamientos cediendo

    en su amarga intensidad,

    y dentro del alma, un poso

    de oscuridad va penetrándola.

    Se ciernen sobre los labios malas

    palabras, como nubes contaminadas,

    mientras, en las aceras, se comen

    las manos, los amantes al alba.

    Yo me entristezco por no querer

    nada, por encontrarme asolado

    por ausencias destacadas.



    ©
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  7. Llevo mucho tiempo

    arrancando suspiros a la noche

    en que estoy embarcado.

    Me sitúo en pedernales o predios

    sobre los que actúo ilimitadamente

    y prospero en ellos, con discursos

    bastante bien amueblados.

    No me solivianta tener de acero

    el cuerpo, de hormigón labrado

    el pecho tumefacto; me excitan

    las corrientes de agua

    que tratan de apagar el incendio.

    Llevo mucho tiempo

    con noches y miedos metidos

    en el cuerpo, mucho tiempo.

    De hecho casi toda la vida

    la paso haciendo relámpagos

    de un simple trueno, de un simple

    trueno.

    Llevo mucho tiempo queriendo

    adormecer al león de acero.



    ©
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  8. Como un árbol, tu vida;

    de cuyas ramas extraes hojas,

    algunas venenosas, otras

    simplemente, amargas.

    Luces y contrastes, de una

    vida larga, aunque no fructífera,

    tal como te hubiera gustado.

    Quizás, esa amargura a la que

    ahora te aferras y cuyo origen

    quisieras no conocer, sea mañana,

    luz de altas horas profundamente

    meditadas. Y no sólo pamplinas

    delirantes de algún mal interpretado

    deber. Sea. Mas no te aflijas

    si toda tu vida entera, la pusiste

    a resguardo de un pésimo centinela,

    que nunca vio las estrellas. Sal

    sal, y distráete con las hojas,

    con las luces, con los remotos

    placeres de ayer.



    ©
    A bristy, Seisen y puntos suspensivos... les gusta esto.
  9. Maldito siempre lo he estado.
    Así que porque no añadir
    un epíteto más elogioso a esa
    eterna condición?-.
  10. Arañando la superficie
    de un dedo investigado
    culmino con hoces las crepitaciones
    del llanto, y asesino, convencido,
    las manifestaciones del odio.
    Admiro, procaces los latidos,
    de un corazón rubicundo, que amonesta
    mi propia insatisfacción neutralizada.
    Escarbo los infatigables depósitos
    del miedo, donde el llanto es una voz,
    y un eco profundiza en horizontes tenues.
    De lascivas tierras prometidas, hasta
    el llanto de una nueva voz.
    Algo que empuja la savia bruta
    del nacimiento hasta las vísceras inquietas
    de la vida y de la tierra.



    Debidamente registrado y cumplimentado y protegido en Safe Creative-.
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  11. Sabrán los pájaros

    su desubicación actual.

    Serán los pájaros

    ídolos del aire, sarmientos

    erguidos de frente al viento.

    Salitres olvidados,

    perfumes de mar o caracola,

    rubias terquedades de estrellas

    no turbias, pacíficas, serenas.

    Sabrán los pájaros su zona

    resuelta, las venturosas anarquías

    que jalean sus alas en volante.

    Seremos ídolos serenos, austeros

    vestigios, de cavidades marítimas,

    cavernas sentimentales de nuestras vidas.

    Seremos palabras, símbolos, signos aéreos

    de melancólicas alianzas.

    Y seremos, sobre todo,

    cenizas perdidas, remotamente

    caídas, de hojarascas unidas.





    ©
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  12. Duermo. Nada bueno

    augura el viento. Son

    cicatrices imperiosas,

    las que envanecen hoy

    mis cabellos. Duermo.

    No hay nada bueno.

    Siglos de torpeza.

    Vainas de la desesperanza.

    Sombríos gestos acumulados.

    Espaldas mojadas y niños

    desorientados, que viajan.

    Por el aire, por el viento.

    Calcinados semilleros.

    Tumbas sin apogeo.

    Ladrones de huertos

    ajenos. Duermo, nada nuevo

    augura el viento. Tiempo

    sigiloso que ofrece su clima,

    a la razón olvidada de un dios.

    Hay mucho silencio, nieve,

    escarcha, rocío. Unos cuantos

    gramos de azafrán violento.

    Roedores que marcan su terreno.

    Afuera, el espacio abarca al tiempo.

    Se desmoronan los recuerdos

    y silba la frágil letanía de coles crujientes

    y solas.

    Duermo. Cerca de los agujeros

    negros, de las guaridas innombrables

    de la tierra seca y áspera.

    Impetuoso, renazco sólo

    para morir en el día, imperfecto.

    Duermo. Nada bueno

    trae el viento.

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  13. Yo voy haciendo noche

    día estrellas fugas astros

    haciendo riqueza fruto

    tardío enjambre de donde

    se perlan tacitas clásicas

    de cristal y terciopelo.

    Yo voy descifrando noches

    días lunas venganzas oyendo.

    Sacos de almendra raídos

    como un viento tan seco

    que arañase la superficie.

    Yo mezclo la voz y el eco

    futuros ensimismados errantes

    poses fanáticas cruces u olvidos

    deformes.

    Y en mi pecho nace una estrella

    o un ala llena de rocío, escarcha

    fúnebre de lo que aconteció un día.



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  14. Ya olvidas aquí

    semillas y semilleros,

    regocijos anteriores

    y vestigios de sobremesa.

    Anulas los ínclitos paisajes,

    la maravilla de algunos parajes,

    las bendiciones prometedoras,

    y te dejas resbalar hacia el cielo.

    Paras en mitad de la nada,

    con ecos más que voces,

    y distingues entre todas,

    el susurro lejano y monocorde,

    de tus ídolos de infancia.

    Maltrechos, tus padres,

    vienen a recogerte.

    Son hojas tiradas a los basureros,

    son profetas de una tierra

    que hiede a cadáver.

    Ya dejaste aquí

    cánticos y loas, alabanzas,

    en suma, desmedidas todas.

    Y frecuentas el cielo azul

    nostálgico de tu infancia

    acometida-.



    ©