1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Músculo trepanador

    raíz incierta, ósculo dirimido,

    diptongo asediado, sílaba enumérica,

    ojos de llanto y una mansión a dos pasos

    cristales que llenan los camposantos

    y los platos alivian la majestad de los hombres,

    que duermen su pose de izquierda a derecha,

    y abren su diáspora. Rifles encendidos,

    viles economías de un trasunto de emociones,

    esas barbas líquidas que alimentan

    un sinfín de heces y alternativas, escombreras

    donde oh el sol salía todos los días,

    vertederos de hambre, juguetes rotos,

    pesadumbres de niños, espejos de envergadura

    desproporcionada, y esos ratos de sonoro estómago

    incrementando su suplicio junto a los mosquitos.

    Baño de realidad, fatal incomprensión,

    donde bailan los aventureros lápices del cieno.

    Selva virgen de amargo celofán concluido.

    ©
  2. España es la teta que nos alimenta,

    con regocijo y sumo agrado,

    hasta que no queda otra que subirse

    la bragueta, con profundo desamparo.

    Luego, cuando ya se hace vieja,

    y la mortaja le preparan, se hace

    la estirada, comenzándole a crecer,

    por doquier, los tacones de la fiesta.

    Arrimando la sardina a nuestro

    plato, acertamos a decir, ¡viva Castilla!,

    como sintetizando nuestro porvenir

    en unas cuantas letras.

    ©
  3. A una poesía afable, tranquila,

    sencilla, sin porvenir, sin remedio,

    perfectamente estéril, como un campo

    de dinosaurios enmohecido. Sí. A eso

    aspiro yo. A una poesía que no se ocupe

    de ningún tema, de ninguna materia,

    de ninguna duda, y que quiebre en cambio,

    todos los inoportunos senderos del desequilibrio.

    Un arroyo de agua de vectores inquebrantables,

    una señorita de uñas dulces que no pronuncie

    nunca tu nombre, hombre, una poesía ciertamente

    obtusa e idiota. Una poesía que no se entrometa,

    en fin. Donde no florezcan, incisiones puras

    en las mejillas ni en los párpados, y que inaugure

    una nueva etapa en la historia. Antes, de pena me

    iba muriendo; déjenme tener pues,

    la última risotada-.©
  4. Tu ser inerte, relámpago en el aire.

    Fija estructuras que pertenecen a facciones,

    rostros, temperaturas, labios que desaparecieron,

    besos que, con flores, dinamitaron tus muslos

    adolescentes.

    Se fechan acontecimientos, para no aburrirnos de dios,

    regresan como aves, las muchedumbres coronadas

    por la distancia.

    Tu ser líquido que vive, entre pocilgas, este sol matinal,

    la legendaria aljibe, tapones de cerumen y vestigios

    de desodorantes vegetales, vehículos obstruidos por la

    madurez del insolente gallo. En círculos destinado,

    mi cuerpo se hará brutal, persiguiendo flores al alba.



    ©
  5. Blanda fue tu suerte,

    al caer en la muerte,

    con tan pocos años.

    Que no te aflijan,

    si es que aún te aflige algo,

    los años vacíos y descascarados

    que dejaste de vivir, sobre este

    terruño sombrío. Y más, en tierra

    tan voraz, y tan devastadora,

    para las ilusiones vencidas

    de un niño o de un adolescente.

    No, no olvides pues,

    los ríos de tu infancia, las presas

    de arcilla, los árboles frutales,

    el aire, la luz, dormidos sobre

    ellos. Son por estas cosas,

    y por su recuerdo, que resistimos

    toda la vida-.



    ©
  6. Agotadas ya las sucesivas oleadas

    de pandemias y epidemias, bronceadas

    nuestras pieles por los rayos uva

    del ultramarino de al lado, y practicando

    surf en las piscinas del vecindario,

    es mejor y más barato, atracar un banco

    en pleno febrero, que meternos, otra vez,

    en la gestación subrogada de poesía barata

    e interminable/ aprendamos si no, de los indios:

    ellos nunca fingen sus retiradas.

    Y acobardados por detalles de nuestro pasado,

    sombra que se ríe de nosotros en un destello patibulario,

    regresamos sin más pena ni gloria, a nuestras antiguas

    preocupaciones: que si la sociedad está de lágrimas y de santos,

    que si el futuro está negro, que si la salsa de bechamel

    le salió fatal, que las verduras están para pinchar con alfiler.

    ©



    Un intento de hacer sarcasmo...no sé si salió del todo bien. Un abrazo lectores!
  7. Hay un muslo que se abre como una puerta

    cerrada,

    y un muro instalado en la entrepierna que arde.

    Y un futuro acariciado,

    como un emblema sin memoria, y un medallón

    que cubre tu rostro. Hay un superficial dolor

    y una ventana que recorre como un aullido

    tu cuerpo, y una razón para todo, y un motivo

    para la nada. Hay ciertas heridas que nunca cierran,

    y un depósito allá en lo alto, que genera todavía

    agua dormida, un pozo de palomas blancas y perfectas.

    Y un forastero que busca la pureza entre sus barbas

    recién limpias con agua de lluvia, y un bautismo esencial,

    que trepana mis hojas de fuego, como una corona.

    Hay alguien que ha soñado todo esto, lo que escribo,

    y una ventisca que se alzará con nombre silencioso,

    y un ulular intranquilo de peces y hierbas dulces, contracorriente.

    Y un espacio que me señala, y que levanta mi dedo,

    y una luz azul en lo alto, y un camino celeste, como vía

    abandonada a su suerte.

    Hay un coro de tripas disueltas, y un pergamino

    hecho con ellas, y un toro devastando las veredas.

    Y una fuente de caños torcidos y corroídos, y un columpio

    con maleza, y un mazo de cartas que tritura los oídos.

    ©
  8. Yo debí de nacer a mazazos.

    Mazazos que van y vienen.

    Hombres sepultados bajo

    grandes nevadas de pies a cabeza.

    Hombres insultados que manejan

    su coche y pronuncian improperios

    en bandejas de plata y porcelana china.

    Debieron de darme con el trallazo

    de la culata de una escopeta. Tras, tris, algo así.

    Y entonces, nací. Bajo múltiples

    silencios, decidí meterme. Y escondí

    mi voz de sol al viento. Escuché

    demasiadas penumbras, vi demasiadas

    lluvias, como para permanecer sin olerlas.

    Y prorrumpí en abrazos, aplausos sostenidos,

    como banderas o estandartes, sucios y embalados.

    Así hablaban mis mayores. Mis amigos también:

    recelosos de todo, y enquistados en sus corazones.

    La palabra necio no me iba mal. Yo nací

    a martillazos, como las viejas brujas horizontales.

    ©
  9. Oh sutil alma de voces ingenuas, infantiles

    en largas enumeraciones tu cuerpo sustentado

    se ha ido, se esfumó, y percibió la latitud adolescente!

    Me exigen tributos los del daño permanente,

    las asistidas cuarentenas que emiten ruido en los ojos,

    oh, mil estrellas vacías concurren en mi sangre!

    Oh alma de voces cándidas, qué podrás saber

    de una estrella, de un astro, de una galaxia, tú,

    poderosa e innombrable mota de arena en las pupilas!



    ©
  10. Fijarme en tus ojos

    es fijarme en un mar

    de piedra. Quietos, estáticos,

    como si nada en ellos ocurriera,

    como si nada se obtuviera

    al mirarlos. Mas si fijamente

    quedan hoy mis ojos suspendidos

    en los tuyos, es para echarme a llorar;

    y mirar tu mirada, congelada

    para el tiempo, de progenitor

    sin descendencia. Idénticos

    versos, de procedencia

    dudosa, imagino que tú padecieras;

    y similares colinas, y cerros, nebulosas.

    Mas no por eso, debió ser tu vida

    semejante a la mía; encerrados sí,

    ambos, en nuestra mudez para el exterior

    inexorable. Yo más suelto, quizás,

    pero menos digno, por alguna de aquellas

    circunstancias anómalas, parecidos

    en desvelos. Fijarse hoy en tus ojos,

    es mirar de lejos, la mirada de España.

    La mirada de un muerto-.



    ©
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  11. Oh tantas bellezas

    recónditas en su papel aniquilado

    donde sopesan

    sus guardarropías el menester preciso.

    Yo busco lo largo, el ancho del ayer,

    extendido como alfombra persa,

    sobre joyas de acantiladas formas.

    Las extintas críticas rehacen su pelo:

    ved cómo crecen sus esquirlas planeadas.

    Y en la longitud estricta de un sollozo,

    veo la reina que me espera sin trono.



    ©
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  12. Parece que todo se va a la mierda

    pues el cubo está demasiado lleno

    de vómitos y excrecencias, y es que

    ha muerto Almudena. Presencia

    itinerante, regalo de los dioses,

    para un tiempo venidero, que llora

    su pérdida. Flor de un día, amanecer

    contrario, rabia de puños de primavera,

    labios de whisky, corazón sin turbulencias.

    Parece que todo se va a la mierda,

    y es que ha muerto Almudena.

    ©
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  13. A la nada ya no le encuentro nada.

    Nada de atuendos gloriosos, ni de

    música de porcelana: las muñecas,

    gastadas las llevo de tanto intentar

    socavarla. Y es que la nada, no tiene

    mirada. Ésta, la pones tú, tú la diriges

    hacia ella, aunque ella es la que siempre

    manda. Subalterno pues, de glorificar

    el peso inmenso de la tierra, no hay nada

    que en ella me detenga; parto, pues,

    hacia lugares de ensueño que no están

    más que en mi mente y en mi fábula-.



    ©
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  14. No es ese vacío,

    el que electrocuta materia

    y finge serrín en el cerebro;

    ni tan sólo el espíritu invertebrado

    que gesta su ficción a solas, como siempre.

    Es aquel otro vacío,

    materia a solas, también, hombro dinamitado,

    grupo de nubes disperso, hondura

    del llanto en lo profundo de un bosque, pájaro

    solitario en el aljibe; es ese tan lleno

    el que me solicita y me seduce: escorpiones

    debe de llevar su trocito de venda. Como siempre,

    en los ojos.





    Veo partir grupos desolados

    hollines en exceso, variedades

    del término, conclusiones elogiables.

    Los simios ya eligieron su vestigio

    de hornacina sin victoria: veo sus

    angulosas manos desvanecerse

    en sus comunicaciones verbales.

    Y es el tiempo, o lo será, el que

    determine prisión incondicional,

    la solvencia de lo demolido-.







    Como siempre en los ojos.

    Sueños definidos por su angustia

    esa fiebre crepuscular de antaño y de nunca.

    La vela marítima que apenas observó.

    Su canto de piedra extraída del vaticinio.

    La masculina erudición embalsamada

    su vacío, la completud de su hombro herido-.



    ©
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  15. Así, como si el agua entre los iris

    no transcurriera y lentamente se desvaneciera

    el cuerpo, y la mente persistiera.

    Eres hijo de la niebla, futuro encarcelado

    lejos de los bosques y las farolas tan inciertas.

    Así, como si el pasado se esfumara, y el olvido

    fuera una cuenta atrás en lo hondo de la nada.

    Tu cuerpo sagrado y la oblea que todo lo preserva.

    Tu sueño destinado a golpearse metódicamente

    la cabeza. Cristales de ausencia para la nieve

    de la niña. Su futuro de conjuntivitis lleno

    de espejos y fuego y quebrantados los ojos

    hasta las pupilas. ©