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  1. El tiempo se congela

    en determinadas imágenes,

    que penden de un hilo-

    desapareciendo o apareciendo-

    como una enredadera volátil

    en un sueño.

    Yo así te observo detenida

    en mi memoria, con aspecto

    divino, inmejorable, sin duda;

    apenas maquillada por el pasar

    de las horas, y por el bálsamo de

    un pasado que nunca ha de regresar.

    Me reservo qué pensarían tus padres

    si te reconocieran en alguna de esas fotografías

    en blanco y negro, tristes, que nos hicimos,

    o acostada sobre mi regazo, algo

    de lo que afortunadamente, no quedó testimonio

    visual alguno.

    El tacto es lo último que se pierde

    así como el olfato, todo tu olor,

    como en una sinestesia desafortunada,

    se confunde en una poderosa imagen

    que no acaba de diluirse de mi mente.



    ©
  2. Las palabras

    las tiernas e ínclitas palabras

    las más sucias palabras

    que habitan esta tierra

    no sirven para nada.

    Signos de locura

    trazos inservibles

    invisibles ondulaciones

    sobre un papel

    del que no queda nada.

    Las palabras las que suscitan

    el orgullo y el ensalzamiento,

    las que preservan la memoria

    las que adecentan nuestra mirada

    de simios locos.

    No, no sirven de nada.



    ©
  3. Ya perdido o encontrado

    como tumba bajo hormigas

    agazapadas en tu boca, una planta

    de hormigón armado, ocupando

    tus labios sucintos y explorados.

    Oh el suicidio de todas las cosas,

    cómo nombrarlo. Hacia mis venas

    viajan las lenguas de miles de rosas,

    con sus atentas parabólicas filmando

    el asedio de mis territorios. Ni perdido

    ni encontrado, cuerpo muerto, viaje

    vulgar a través de la vida, existencia gris,

    fósil. Hay luz, oh, sí, magnífica estridencia

    entre diabólicas frondas verdes. Y hay

    un gran ruido de persianas que se cierran

    en mitad de la noche. Y un capricho de erratas

    que funciona mal y tardíamente. Oh bromuro

    de todas las pistolas, cómo me gustaría

    nombraros. Las que atentan contra la vida

    corroen su cuerpo desnudo, esbelto-.



    ©
  4. Corazón farsante

    me gusta leer tu mirada

    déjame anunciarte

    prohibirte tu esclarecimiento,

    oh, corazón, ingenuo y solitario,

    casi aparte. Intensidad

    de gobierno, las miradas, los besos,

    los espliegos que buscas

    tras sus escarchados ojos soberbios,

    y el fin de una época, declarada nula

    por decreto. En fin, una parodia

    singular, tu memoria, la fábrica

    de aguardientes minerales y ofertas

    baratas al por menor.



    ©
    A fabiolaselene le gusta esto.
  5. Qué vas buscando

    en este corazón tuerto

    humildes ganancias

    o terapias colectivas

    a buen precio, de saldo?

    Qué persigues, todavía,

    sueños o utopías ridículas?

    Ay corazón roto! Qué poco

    rato te queda para idolatrar

    tus manías!



    ©
  6. Destruid los mitos

    convocad sus ruinas

    destrozad los labios

    los más insignes los más

    inflados, los que turban

    al animal dormido, castor

    de mil inventos. Rosáceas

    piernas, raíz del viento,

    persiana que cierra su complemento

    debilitado. Automáticos místicos

    eficaz destreza, ambivalencia

    de los mitos, y esta imbecilidad

    y esta desesperación. Exudaba

    certezas, cortezas de cedro, amplias

    camisas, sortilegios de los años

    que instan al desapego de los rincones.

    Orinad, sobre ese lugar; todavía

    restarán mil imperios -cicatrices.



    ©
  7. Oh luna inveterada

    donde transcurren los asuntos

    la vida se desploma y se sacuden

    los árboles sus viejas sillas

    oh cómo entonas tus loas

    tus signos de alabanza

    hacia un sol complicado y difícil

    oh espalda contrariada

    cómo restallan en ti los relámpagos

    instaurando un pequeño templo

    por tus besos de piel salina.

    Me agradan los labios la miel sagrada

    los vestigios desbordados de un palimpsesto

    obligado, oh luna, venerable forma-.



    ©
  8. Ninguna vida es anónima

    ninguna pasa secreta para mí

    nadie espera sin esperanza

    lo que el destino le ofrecerá

    o lo que el dios de turno

    le tiene preparado, mas

    nadie espera por esperar:

    ved, cada uno intenta

    y se prepara cada día

    para el esfuerzo más útil:

    su propio beneficio. Y

    no es malo esto, ni pernicioso,

    ni malvado ni perjudicial

    para la sociedad. Es más

    como si el mundo terrible

    de la vida y la muerte no cesaran

    nunca, jamás. Id a cualquier

    baño público, en una cafetería

    del Norte, en cualquier lugar

    de baja estofa; hasta allí,

    se reservan el derecho de admisión.

    Esto quiere decir

    mi vida es importante, tanto o más

    que la de cualquiera, piensa

    el dueño del hostal, o el que cierra

    la persiana antes de tiempo, por casualidades

    del sistema.

    Todo se desencadena aquí,

    en este tiempo y en este portal,

    donde todo es temible y peligroso,

    como un zorzal abierto de par en par

    por su vientre. El ave rapaz, halcón,

    cernícalo, alcotán, azor, gavilán,

    águila real, águila imperial, el ave

    inmensa de las lagunas, pretenden,

    ejercicio acrobático tras ejercicio,

    alimentarse, vestir a sus criaturas

    con un manto generoso de carne.

    Y qué decir del cisne, y del urogallo,

    infinito alarido de promiscuidad y belleza

    en las zonas altas y altivas de mi ciudad,

    no se puede decir nada, ante semejante

    igualdad de belleza. Es todo esto un alarde.

    Y de las fuentes, su ruido monótono y nocturno,

    de su agua pura de manantial, aprovechada al máximo.

    Ningún paisaje pasa detenido

    ante mis ojos. Como columpios

    se balancean ante mí, enormemente,

    sin apenas austeridad, regalando

    a mi mente, su compleja actividad.

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  9. Hay que retorcerse las tripas

    en un bello baile de gráciles formas

    donde acuden los labios

    tan oprimidos como sauces o voces.

    En un lodo de impresiones fugitivas

    hay que imprimir el fuerte beso de los

    árboles sin carcaj

    y ese reloj de inveterada presencia

    dará su efecto de comunidad indecible.

    Un grupo de caracolas transparentes

    impulsadas por el aire, cálido y caliente,

    impulsadas a los bosques que regurgitan

    su número de sacos de alabanza malditas.

    Trincheras de furtivas sensaciones

    de besos escuchados y abolidos por el viento

    de rasurados mitos como escalpelos en el vientre

    de cerebros hermafroditas que buscan

    su simiente fortalecida.



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  10. Alas blandas de mariposa

    libélulas en su secuestro asesinadas

    espantos de espada o espadachines

    indolentes y aterciopelados como

    inútil biografía o nata. Naftalina

    de los verbos errados, de los conversadores

    que acrecientan sus equilibrios

    bajo la herradura misteriosa de los párpados.

    Sube, asciende, cruje, mis labios impertérritos:
    asume tu inutilidad en los besos de la gracia.

    La plata sabe a pocilga, a lluvia estancada,

    a necedad de labios que oprimen un dedo

    con sus tenazas de morfina.

    Oh versos delicados que clamáis

    venganza desatinos o amores incorruptos

    como cuerpos extensos en bahías innecesarias,

    prescindid de los labios, las figuras más intensas,

    las acacias menos insurgentes, flor silenciosa.

    De los brazos sueltan chorros de amor impetuoso

    mis lágrimas soñolientas de barro y vapor-.





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  11. Oh insobornable ortografía

    de duros pechos interminables

    que ejecutaba su danza austera

    en mitad de un patio trasero

    bautizado por el agua canalizada

    de los huertos. Oh pornográfica

    mirada, la que realizaban los párvulos

    insistentes sobre tu materia de granito.

    Buscábamos el silencio en mitad del hastío

    esa miscelánea impecable de lo subversivo

    e implacable, de la tenacidad opuesta

    al maltrato. Hallamos respuesta

    en los callejones anegados de agua,

    en las hipocresías de fin de domingo

    y en las enaguas vetustas de las viejas

    adolescentes de boca intacta y sedienta.

    Mientras el mundo soñaba o cambiaba.

    Se asesinaban

    niños sobre raíles de miseria y procacidad.

    Sus vulgares dedos aniquilados por la valerosa

    hazaña de un submarino inglés, vaticinaban

    cuerpos como estambres y gemidos de animal.

    Hirientes y perfectos, los colegios abrirían

    mañana, si no ocurría algún desperfecto mayor.

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  12. Oh sí acostado de repente

    entre la multitud, solitario

    entre los más solitarios, con

    antiguo desdén militante

    todavía entre venas y arterias,

    oh sí, cisternas que descargan

    como una incineración fortuita.

    Vi el azul del día su antigua malformación

    el sexo vespertino y la letanía de padecer

    con un ombligo

    la belleza de repetirse en la distancia.

    Oh llámenme loco los inoportunos

    que acarician a estas horas un lugar lejano

    una simiente ebria de paz, un hogar

    acotado con límites y perseverancia, que

    yo, iré desmontando mi cancela y mis guardias

    salvajes.

    Leones practican su osadía en mis terrenos

    la luna es una imbécil osamenta que tiene cuernos

    y una vaca insufrible viajando entre sus órbitas

    descomunales.

    Oh sí, llámenme loco y arbitrario los que siempre

    arbitran los que planifican su existencia hasta el último

    de los detalles, mas yo, humilde hasta por los poros sinuosos,

    detestaré siempre no presentarme desnudo en los portales,

    fabricaré despojos en los hornos de la desidia.



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  13. Los sueños mustios de las vacas

    jalonan la biografía de tanto reciente

    cadáver, la mordedura de la conciencia

    duerme intranquila en su sexo de orquídea

    premonitoria.

    Difieren de sus estatus de oligarcas

    las flores que aumentaron su tamaño de excremento

    tras vagabundear por los bordes sin límite

    de un universo sin estrellas conjuntivas.

    Muero por un cáncer linfático la piedra rota

    del calvario insomne o soñoliento, donde el frío

    penetra las rocas con sonidos de agua en su interior.

    En sus esferas interminables, las tardías olas

    rompen contra el muro de los órganos, matizados

    por combates de un cuerpo que expropió su lucha.

    La piedra inerte, la clemátide insolente, el luchador

    cuerpo a cuerpo que inventa su erosión de flores leonadas

    y cabelleras cortantes.





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  14. Lo más loco

    la locura más exquisita

    la vociferante y perlada exquisitez

    que origina la voz interludio.

    Lo más neutro

    lo que causa la vulgaridad

    hacerse un hueco castrar las tetas

    con su manto de leche cascar las nueces

    frente a los varones descendientes.

    Hiciste el amor no te satisfizo

    negrura del tiempo su afán desmedido

    la mesura del silencio acogió tus desvencijados

    huesos. Saldrás loco, ya te lo dijeron

    quizás aventurero madre, aventurero, nada.

    Aire que derrama la noche. Palabra, silencio

    y palabra. ©
  15. Puse los más bellos versos

    dorados como un cuerpo último

    rodeado de cumbres o cimas imbéciles

    en ese altivo impacto de los cráneos

    que sepultan la tierra.

    Extendí lunas o mares

    enterré mi corazón en sus dientes

    triturando al fin el efímero velocímetro

    la altura de los hombros que emitía

    su sonido de sepulturas.

    Ah pero, la noche más hermosa aún

    la noche sí con su cruz infinita

    con sus labios de dramas de glóbulos indecisos

    que proscriben la eterna inmensidad

    de un glaciar inventariado.

    Expuse los versos el cuerpo el altivo mensaje

    el arco voltaico las nubes desoladas el cofre hipócrita

    la mentira de los labios las numerosas ofrendas

    de titubeos aplacados y las hediondas verdades.

    Embarqué mi corazón en un blanco porvenir de nieblas

    brumas incendiadas que oprimen

    dedos que sacan a relucir sus voces más opulentas

    sus ricas manoseadas nalgas de periclitadas modas

    y puse dueño a la propiedad de mi desierto intacto.

    Ah la noche cómo intuía mi corazón renovado y de piedra,

    puse frenos y abetos, pinares y luz, cuerpo innato que acudía

    a su sombra tan sólo, y en

    ese espacio fui bautizado con mi nombre.

    ©