1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. Qué bello es verte sangrar

    de los costados inmensos

    y en esa sapiencia de los estambres

    escuchar los sonidos ambivalentes

    de la náusea. Oh maravillosas frecuencias,

    arbitrando mi lasciva fecundación

    sobre sótanos abiertos a ojos hirientes.

    Pues todo ha terminado, y mi amor

    no es más que un sustituto de la vida:

    vida muerte muerte vida, en un solo

    instante-.



    ©
  2. Robustas columnas

    atraviesan el campo efímero

    mis rotas apologías que sucumben

    al frío hibernado, de duración

    indeterminada. Son soles negros

    que corrompen mi esencia, transmiten

    la luz en los bosques del ocaso.

    Oh maravillosa luz en mi espacio,

    donde estridencias abovedadas ofrecen

    su mano monos y orangutanes.

    Con sombrías ejecuciones de electrocutados

    dedos, de acuáticos cimientos, de umbrosas

    liturgias sin calificación eléctrica.

    Oh maravillosos dedos que empujáis

    vuestras tripas al sexo contiguo, cómo

    formáis, en mis intestinos, resuelven

    su cosmética de incendiadas rosas.

    En mi cuerpo crecen las hormigas,

    las hormigas suntuosas

    del pasado presente, en cuyo signo

    buscas la restauración de tus mitos-.



    ©
  3. Desiertos estériles

    conjuntan tu pecho.

    Ira profunda habitan

    tus lagos simulados.

    Donde florecen sarmientos

    y escarpan fósiles inmensos.

    Sus cáscaras vacías penetran

    la intensidad de un rumor.

    Un rubor de piedras acaba

    extinguiéndose al alba.

    La luz perfora mi alma

    tan sujeta a piedras y leyes.

    Legítimamente incluyo

    mensajes en los latidos habituales.

    Y esas piedras inertes

    restriegan su aroma en la superficie

    iracunda.

    Bálsamo somnoliento consejos insignificantes

    odios en las yemas de los dedos,

    fecundas formas de invadir las hermosas

    cavidades aéreas.

    Llanto de enajenados jazmines,

    de polvo de estrellas, sucintas exenciones.

    ©
  4. Aquí todos ríen

    ah pero tienen alas

    dispersas conjuntadas

    esporádicas iniciales

    tersas o desnudas

    incipientes o escasamente

    trabajadas en su ámbito mineral,

    las alas destrozan su suspendida mirada

    la voz que fabrican con espacios vacíos vitales

    los números ejercen su presión de rosa futura

    y en los odios enquistados la pasión fortalece los nudos,

    vives aquí, donde la disciplina volátil

    teje su manto nevoso sobre los nativos del río abandonado,

    como en un mundo sin dioses

    practicas la vocación diurna de manifestar tu impulso

    nieve sobre nieve polvareda sobre polvo de ladrillo

    tus alas mienten, son laúdes herméticos

    que profesan su amor desnudo a los huesos.

    ©
  5. Lunas espliego y sol

    vaguadas del cielo

    esponjas que traga

    un agua irremediable

    lleva el río su azul delineado

    partituras del efímero vestigio

    tu amor una forma desaparecida

    la impenetrable máscara el recuerdo

    la memoria de un ayer despojado

    diezmado, su sombría numeración

    sin frente.

    Luna, espliego y sol,

    calientes entre las manos

    luminarias absorbentes

    donde transcurre la existencia

    en tierra difusa o de nadie.

    Y en lo fugaz la racional vida

    corriente, lo apagado por naturaleza.

    Los sueños vibran en su carpeta azul

    domesticados por el viento insufrible

    que genera un ventilador adormecido

    por las bocas recién maquilladas.



    ©
  6. Serenidad

    hoy estoy sereno

    calmo como un pájaro expresivo

    revoloteando en el paraíso estático,

    en la diadema hermosa, de una ventana

    con vistas al mar. Luz y perpendiculares

    formas: obsidiana de olas azules y verdes.

    Mi cuerpo es una marea suave

    núcleo de sueños con sonrisa hermética:

    helecho empapado con un temblor

    de energía.
  7. Apenas sé

    esos nombres mutilados

    las orquídeas negras definitivas

    los hombros cesantes en la ausencia

    de una pierna sin trozo de resguardo

    o refugio.

    Apenas sé

    la lluvia de esos ojos

    pozos sagrados

    en que estrellas y llantos

    mezclan sus agonías varias.

    Apenas sé

    ni la penuria que existe

    que habita un penique duplicado

    falseado fraudulento.

    No hay nada en la vida

    en esta vida de bordes y límites

    que acarician sus muslos

    hasta doblar el último abismo-.









    Periódicos y periódicos

    sombras humeantes de un dormitorio

    antiguo

    donde andaban los radiadores con frío

    a qué para qué conservar recuerdos

    memorias: obsoletos transeúntes de un paraíso

    equivocadamente humano.

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  8. Si desde los ojos

    como baja la espuma

    en su azul delineación

    con espanto sometido

    o con dulzura detenida

    pudiera el alma nombrarte

    sería una tumba de ceniza

    tus pavesas y tus círculos.

    Si desde las alturas

    con tus cánticos y zozobras

    militares composiciones

    llegara un tenue resplandor

    a alcanzarte el pecho abolido

    sería recordarte una canción dormida

    por la fascinación de tu locura.

    En ese delirio calmo, tus manos,

    trenzan su destino

    acometiendo las olas despojadas

    de paisaje.

    ©
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  9. Iré por caminos

    por caminos de piedras erguidas

    con sangres remotas

    entre las nativas auroras

    como notas de una insurgente textura.

    Iré por caminos de sangre

    piedras conformadas en su redonda partitura

    hasta alcanzar la forma de la flor que esculpe

    la materia sin pretensión de brazo descuidado.

    Daré con las llaves de las piernas

    con agua subterráneas

    de los sexos de las cigüeñas

    donde anidan los vuelos

    y las tempestades robustas.

    Sin emisión de ruido

    cilindros de dual pasión

    donde resta la palabra tan hermosa

    abandonada a su ecuación misteriosa.

    Iré por senderos de gotas sin brazo

    con lluvia de tiempos pasados

    en la letárgica operación que tamiza

    un músculo de bella rectitud-.



    ©
  10. Tarde para esperar esperanza

    tarde para sucumbir a una especie de desacato

    tardes, para deambular entre las piernas

    como un pez cíclope o un insecto de doble ala.

    Tarde para desistir de la ilusión

    esta vida me desangra con su pervertida

    masa corrupta.

    Quién habita ahí, en el corazón de la vida,

    con su nombre pequeño, minúsculo,

    o su bandera de vitalidad oscura

    mientras transcurre fuera la nevada.



    ©
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  11. Y este silencio múltiple,

    de naves

    acosándose, de nueva luz,

    tenuemente invadidas,

    redimidas por alas y velámenes

    en lo alto de la madera!

    Renunciando a la vida, programaste

    tu más altiva sonrisa,

    tu juventud más perfecta, tu mirada

    tornó

    más sólida, más compacta.

    Y cómo volabas, de alto en alto,

    sin parar, sin cesar, como olvidando

    leyes y gravedades, circunferencias y

    novedades!

    Aún hubo instantes inefables,

    rosas que tumbaron su eficacia,

    la boca llena de jazmines o brocados.

    ©
  12. Perdiendo el nombre

    donde arremeten tristes títulos

    de desidia o de gorjeos inútiles.

    Como olas o antiguos oleajes,

    alas desplegadas por triunfos iguales.

    Como barro excavado

    entre fosas débiles, tu rostro.

    Una ecuación de futuro,

    la impresión moldeadora

    ofrecida por molestos peluqueros.

    Aquel viejo retrato inactivo.

    Donde trabajé tanto tiempo

    que olvidé tu nombre-.



    ©
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  13. Hay cabezas seccionadas

    por la mitad, neveras ecológicas

    que enmiendan su cólera de vegetal

    interrumpido. Un sistema de poleas, que advierte

    de la situación de la ponencia, y el futuro.

    Rosaledas que incrementan el formulismo

    de los lápices, el vaho gigantesco de los utilitarios

    de campaña, esa enérgica clepsidra

    que aumenta su voz de ecuación anti dogmática.

    Somos los vasos sanguíneos, las historias desviadas,

    por secuencias de hilos telefónicos, las verdades

    invariables del asceta. Ese color amarillento

    en los discursos del gobernante, las flores humilladas

    por la lluvia, los golpes inminentes

    del crespón entre latidos.©
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  14. Como espada, fulge la mañana.

    En un intermedio, en un aparte.

    Luz de caracola negra, luz

    de aceite empapado en grasa.

    Los hijos del solsticio queman

    su luz, en redondas fogatas.

    En lo frenético del día,

    buscan las adecuadas estrategias,

    lo fugaz de una mano entregada.

    Como espada, fulge la mañana,

    sobre omóplatos, espaldas, sombras.

    Vivo en un eterno instante consumado.

    ©
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  15. Quién espanta esta terrible niebla

    carretera asfaltada llena de humo

    polvareda insinuada que transforma

    los ruidos en convenientes aros de desdicha

    soportada. Oh favorecedor infame, cómo

    delatas mi presencia inquebrantable. No

    me importan las irrelevancias de un cuerpo,

    ni tampoco los llantos homogéneos del alma, no.

    Me espanta esta terrible niebla

    que oscurece los ojos, que llena de paladares

    de ignominia, los contubernios proclives al llanto;

    que repercute como una tiniebla encendida

    el repetidor de las básculas. Oh maravillosa

    alegoría, oh repartidor de los ejércitos, tu mismo nombre

    me identifica, como una soledad imperturbable

    que transigiera con elementos derrotados.

    Sí, quién espantará esta niebla fortuita?



    ©
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