1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

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  1. ¡¡ LA SUAVE INSENSATEZ DE NUESTRAS PIELES !!

    He vuelto con los vientos de montaña,
    y recorro el rocío de las flores,
    se humedece mi boca que te extraña,
    extraña mi costado tus temblores.

    He vuelto con el pelo enmarañado,
    buscando en mi almohada tu regazo,
    tus besos de marino enamorado,
    la dulce compañía de tu abrazo.

    Soy la lluvia que trae tempestades,
    el viento, la tormenta, el remolino.
    Apaciguas mis aguas, mis saudades
    los temores que anidan mi destino.

    La suave insensatez de nuestras pieles,
    se llenan de pasión y de locura,
    los besos que nos damos dulces mieles,
    arrebatan los labios con dulzura.
    A Chema Ysmer le gusta esto.
  2. ¡ OTRA PIEL!!

    Quisiera acariciar tus hombros
    abrirme camino entre tus ropas
    sentir mis manos en tu piel
    y tu boca alquimia entre mi boca.


    Tal vez son estos sueños que me alocan
    desatando mis deseos de mujer
    pero sé que tus manos se aferraron
    a otras manos que te arrancan de mi piel.


    Hoy te llevo en mi memoria persistente
    como un sueño que adormece
    mis entrañas y el placer
    y no quiere despertar.


    Para qué?
    si tus manos ya no buscan mis manos
    y tu piel se estremece en otra piel.


    Esa piel que en ti no queda
    como se quedó la mía
    arraigada, atrapada en el querer.


    Hoy solo soy un recuerdo en tu memoria,
    como todos los amores que por ti pasaron,
    pero nadie se ha quedado
    para arroparte en tu tristeza
    porque yo fui la más callada
    la que supo de tus silencios,
    y quien te enseñó a querer.

  3. ¡¡DESNUDO DE FRANQUEZAS!!


    Te he esperado en la esquina de tu vereda
    te he mirado con tu copa y un cigarro en la terraza
    te he esperado entre el humo el que exhalas
    y las cortinas inquietas en tu ventana.


    Sé que vives tu verano y andas denudo de certezas
    y si desaparezco y dejo de ser el árbol con sus ramas
    donde apoyas tus miedos y tristezas
    que harás así, todo desnudo de franquezas
    frente a mí, la hierba verde y siempre fresca.

    Yo estaré siempre mirando tu ventana
    y seguiré siendo esa hierba verde y fresca
    o seré la hiedra que por tu costado se trepa
    asumiendo que soy esa boca que te besa..

    A Felipe Antonio Santorelli y Anamer les gusta esto.
  4. ¡¡ÁRBOL SOY, FLORECIDO ENTRE TUS RAMAS!!

    Árbol soy, florecido entre tus ramas,
    que arrullan por completo la memoria.
    Soy la flor peregrina migratoria,
    volando el cielo azul que tú proclamas.

    Soy viento, remolino que reclamas
    con voz de orilla, clama nuestra historia,
    sin pronunciar tu nombre, esa ilusoria
    y romántica escena donde me amas.

    Soy sol naranja y rojo en el poniente,
    la luz, candil que late en tu morada
    el aire, el beso que se da de frente.

    Es que busco tu Abril en la mirada
    con ansias en mi corazón ardiente,
    un beso de mi boca enamorada.


    A Vicente Fernández-Cortés le gusta esto.
  5. ¡¡DEVUELVE MI PECADO QUE ES SECRETO!!

    Si profano tu beso en mi pecado,
    si demoro en tus labios y profano,
    devuelve mi pecado se mi amado,
    amante de la luna, sevillano.


    La luna desvelada aquí en mi boca
    deja mi beso al cándido Cupido.
    Cupido con su flecha me provoca
    al pecado de un beso corrompido.


    Es locura el amarnos sin sosiego,
    es belleza que ampara mi cordura,
    la eterna fantasía que sin ego
    procura despertar mi desmesura.


    Devuelve mi pecado que es secreto
    secreto que pronuncio al ocultarte
    ostenta nuestro amor y te prometo
    pasar la vida entera sin nombrarte.

  6. ¡¡TE QUIERO CON LA SANGRE EN MI LATIDO!!

    A veces sigo siendo impredecible
    vulnerable, apacible tu hechicera.
    La magia sin caldero es mi quimera,
    el embrujo de un canto indescriptible.

    Reprocharme mi amor si no te nombro,
    no sé que puedo hacer con esta suerte,
    la suerte de tenerte y no tenerte
    es muerte consagrada y sin asombro.

    Te quiero con la sangre en mi latido
    un palpitar sonoro que no entiendo,
    un reinventar sincero que es teniendo
    el corazón abierto en mi sentido.

    Tan leve para ti por la marea
    besando de tu mar la caracola
    cantando nuestro amor en la farola
    y ese sol matutino que broncea.
  7. ¡¡EN MI MEMORIA!!

    Siempre estás en mi mente
    en mis versos, la sombra en mi morada,
    tu orilla es solo un puente,
    de luz en mi alborada,
    y veo tu mirar en mi mirada.

    Son tuyas mis canciones,
    son mis versos que quieren complacerte,
    con estas emociones,
    tan solo por tenerte,
    mis palabras no saben detenerte.

    De recuerdo yo vivo,
    los que guardo muy dentro, en mi memoria,
    y de ellos no me privo,
    porque ellos son mi gloria,
    son sueños que reviven nuestra historia.
    A yuliana andrea le gusta esto.
  8. Acerca del autor:

    A los 18 años decidí que quería dedicar mi vida al servicio.

    A empoderar a las personas para que cuenten con herramientas para sanar su cuerpo

    físico, mente y emociones.

    A conectar con la divinidad que nos habita, con el amor y la consciencia que somos.

    Todo esto es una elección de vida a partir de la cual uno prioriza todo aquello que le

    permita anclarse cada vez en forma más profunda y permanente en esa plenitud, en

    ese amor y en esa consciencia que todos somos en esencia.

    Uno que sabía dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida”...”yo soy amor”...

    El amor es el camino, la verdad y la vida.

    Todo camino genuino de salud y crecimiento personal nos acerca al amor y a las

    otras personas.

    El amor verdadero es el que te saca de la comodidad y te invita a crecer.

    En tercer año de Medicina sufrí una profunda crisis.

    Como Médico quería ayudar a través de mi profesión

    No sentía salud ni entusiasmo en los médicos que me formaban (salvo contadas

    excepciones).

    Tampoco veía que los pacientes del hospital estuvieran obteniendo herramientas

    para generar salud ni resolviendo sus enfermedades crónicas.

    Hacía años que meditaba, entrenaba mi cuerpo y comía en forma consciente.

    Experimentaba con claridad lo que era una salud integral.

    Sabía que la única forma de transmitir salud era desde la salud y por ello no

    podía estar entre 24 y 72 horas seguidas trabajando dentro del hospital (como

    exigen la mayoría de las residencias de formación (o deformación ) de “agentes de

    salud”.

    Una persona que se quema las pestañas durante 8 años para ingresar a una residencia y

    que al hacerlo pasa dos o más días por semana trabajando más de 24 horas seguidas es

    probable que pierda la noción de la integralidad del ser y de la salud.

    Por simple agotamiento físico y psicoemocional.

    Una persona agotada y estresada es fácilmente manipulable.

    Así nos forman como médicos, como agentes de salud.

    ¿Será necesario?

    ¿Quién se beneficia?

    Los médicos seguro que no, y sus pacientes tampoco.

    Los médicos somos de las personas que mayor tendencia tenemos a enfermar.

    Y supuestamente los que más sabemos de salud.

    Qué paradoja…

    En la actualidad contamos con recursos para que la mayor parte de las personas pueda

    llegar a los 80 años con una salud digna.

    No se trata de cuánto vivimos sino de cómo vivimos.

    Un fármaco con un costo de producción de $25 se vende en más de $1000.

    ¿Es eso ético?

    ¿Respeta el derecho a la salud?

    ¿Será que esto perjudica a millones y beneficia a unos pocos?

    Tenemos el potencial de crear el cielo en la tierra.

    Solo tenemos que empezar a cooperar en lugar de competir por nuestra prosperidad

    individual.

    ¿En medicina nos estarán enseñando verdaderamente formas de conservar la salud y

    robustecerla?

    La salud es simple.

    La felicidad es simple.

    Pero la vida simple,

    es un muy mal negocio.

    Un médico sobreexigido y mal pago durante su formación contará con escasa energía y

    entusiasmo para estudiar que hay algo más en relación a la salud que lo que nos enseñan

    en el hospital.

    Una vez recibidos, alrededor de los 30 años, los médicos solemos practicar lo aprendido

    con cierto apuro para formar nuestras familias, tener una casa propia, etc.

    Las consultas de 15 minutos (encuadre hospitalario) contribuyen aún más a esta pérdida de

    un abordaje integral.

    Los médicos vamos a recuperar la dignidad de nuestra profesión cuando nos formen

    como agentes de salud primero y a tratar la enfermedad en segundo lugar.

    Cuando nuestras jornadas de trabajo y formación duren 9 horas o menos.

    Cuando el ritmo de vida del médico le permita estar sano a nivel físico y psicoemocional.

    Cuando nos eduquen primero en obtener una salud plena, y desde ese lugar poder

    transmitir salud.

    Solo podemos brindar lo que tenemos.

    Solo podemos dar lo que tenemos integrado en nuestra vida.

    Este panorama me llevó a buscar una forma diferente de ejercer la medicina.

    Desde la salud y para la salud.

    Desde la vida, en sintonía con la vida y respetando la vida.

    Una medicina que recupere la confianza en la inteligencia del cuerpo , en su

    capacidad de regeneración.

    Evitando reprimir síntomas de depuración corporal tales como el cansancio, dolor

    de cabeza, la fiebre, la diarrea, los estados gripales, mucosidades, urticaria,

    erupciones, etc.

    La medicina académica es maravillosa para muchas cosas: infecciones que no

    remiten por medios naturales, accidentes automovilísticos (politraumatismos), y para

    muchas otras cosas.

    Para las dolencias crónico degenerativas, el cáncer, enfermedades

    autoinmunes y enfermedades cardiovasculares, entre otras, debemos

    empoderarnos y hacernos cargo de cambiar todos aquellos hábitos y patrones

    conductuales que nos llevaron a la enfermedad.

    Integrar

    Es el desafío de la actualidad.

    La medicina académica muestra sus limitaciones convirtiéndose el tratamiento médico

    tradicional en la tercera causa de muerte en Estados Unidos detrás de la enfermedad

    cardiovascular y el cáncer.

    Tan solo en Estados Unidos mueren más de 200.000 personas al año, más de 500 muertes

    diarias a causa del tratamiento médico tradicional.

    Si una persona decide abordar su enfermedad con fármacos o quimioterapia siempre se

    beneficiará de acompañar su tratamiento con una alimentación rica en antioxidantes,

    fitoquímicos y hierbas medicinales que ayudarán a contrarrestar los efectos adversos de la

    medicación.

    Al recibirnos como médicos realizamos el juramento Hipocrático.

    Allí el sistema muestra su fisura.

    ¿Cómo puede ser que en la facultad nos enseñen que más del 70% de las enfermedades

    se previenen con nutrición adecuada y estilo de vida saludable y que en 8 años de

    formación (o deformación) nos enseñen tan solo 2 semanas de nutrición y nada sobre el

    valor terapéutico de los alimentos siendo el postulado principal de Hipócrates: “que tu

    alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento” ?

    Ni hablar del manejo saludable del estrés. Ni una clase en 8 años de formación.

    Luego se postula que el estrés es causa directa o indirecta de la mayoría de las

    enfermedades.

    Tampoco una clase de actividad física preventiva.

    ¿Qué somos los médicos entonces?

    ¿Empleados de la industria de insumos médicos y farmacológicos?

    Y luego el sistema de formación de las especialidades médicas la mayoría con varias

    guardias semanales de más de 24 horas.

    ¿Qué salud mental, psicoemocional y física tiene una persona luego de trabajar más de 20

    horas seguidas?

    ¿Tendrá esto que ver con qué los médicos son la profesión con el Burn Out (agotamiento y

    falta de entusiasmo) más precoz?

    Nos enseñan el funcionamiento del organismo, de sus partes, a identificar síntomas, luego a

    encuadrar cuadros sindromáticos en nombres de enfermedades para las cuales indicamos

    fármacos muchas veces de por vida.

    Este abordaje es muy limitado y no deja nada en manos de la persona, olvida su rol

    en la enfermedad y en la curación, su capacidad de cambio, de retomar las riendas de

    su vida y de su salud.

    Muchas veces es necesario utilizar fármacos o cirugía en el abordaje inicial de un

    traumatismo, una infección, un desorden hormonal u otros trastornos.

    La cuestión es cómo además de ese tratamiento comenzamos a modificar nuestra

    forma de vivir para ir trabajando las causas profundas del desorden.

    Cada uno a su ritmo, de a poco, incorporando lo que pueda.

    Por más que inicialmente podamos realizarlo unos días a la semana y otros no.

    La vida atrae la vida y los pequeños cambios siempre generan un impacto inicial a

    partir del cual cada uno decide cómo continuar profundizando.

    Las enfermedades y medicaciones de por vida son en su mayoría relativas a la capacidad

    de la persona de modificar aquellos hábitos que generaron la enfermedad.

    He visto pacientes hipertensos estabilizar su tensión arterial luego de tan solo 3 días de

    depuración corporal.

    Podemos aceptar el diagnóstico y luego el pronóstico está en nuestras manos.

    Nadie desde afuera puede decretar cuánto vamos a vivir o cuánto vamos a depender

    de una medicación.

    Eso depende de nosotros.

    Siempre con responsabilidad y con los controles periódicos que sean necesarios.

    Patologías consideradas incurables o de por vida como la hipertensión, tiroidismos,

    trastornos autoinmunes, diabetes tipo 2 y otros están siendo remitidos en porcentajes

    considerables.

    No todos logran revertir, muchos sí lo hacen y todos se benefician de mejorar sus

    hábitos.

    La gran mayoría disminuye sus dosis medicamentosas, disminuyendo a su vez los posibles

    efectos adversos (a menor dosis, menos efectos adversos, y menos ingresos para la

    industria farmacéutica).

    Muchos logran estabilizar su fisiología aún abandonando los fármacos (luego de un proceso

    gradual y controlado) y sosteniendo los hábitos que les permitieron abandonarlos.

    Recuperemos nuestro poder.
    Te gusta esto.
  9. ¡¡OH REINO CON SU ESTOLA DE UNIVERSO!!

    El sol candente oculto por la bruma,
    bordó sus rayos sobre las colinas
    tejió su luz con suaves muselinas
    ondulando el dorado de la espuma.

    Un prado humedecido que perfuma
    el alma del paisaje y sus neblinas
    amanece en sus lánguidas glicinas
    dibujando el aroma que se esfuma.

    ¡0h reino con su estola de universo!,
    reina en las flores, reina en mi contento
    es la musa inspirada en solo un verso.

    La pluma enamorada es mi portento
    embriagando el poema al multiverso,
    el verso florecido en filamento.
    A Felipe Antonio Santorelli le gusta esto.
  10. Acerca del autorA los 18 años decidí que quería dedicar mi vida al servicio.
    A empoderar a las personas para que cuenten con herramientas para sanar su cuerpo
    físico, mente y emociones
    A conectar con la divinidad que nos habita, con el amor y la consciencia que somos.
    Todo esto es una elección de vida a partir de la cual uno prioriza todo aquello que le
    permita anclarse cada vez en forma más profunda y permanente en esa plenitud, en
    ese amor y en esa consciencia que todos somos en esencia.
    Uno que sabía dijo: “yo soy el camino, la verdad y la vida”...”yo soy amor”...

    El amor es el camino, la verdad y la vida.
    Todo camino genuino de salud y crecimiento personal nos acerca al amor y a las
    otras personas.

    El amor verdadero es el que te saca de la comodidad y te invita a crecer.
    En tercer año de Medicina sufrí una profunda crisis.

    Como Médico quería ayudar a través de mi profesión

    No sentía salud ni entusiasmo en los médicos que me formaban (salvo contadas

    excepciones).

    Tampoco veía que los pacientes del hospital estuvieran obteniendo herramientas

    para generar salud ni resolviendo sus enfermedades crónicas.

    Hacía años que meditaba, entrenaba mi cuerpo y comía en forma consciente.

    Experimentaba con claridad lo que era una salud integral.

    Sabía que la única forma de transmitir salud era desde la salud y por ello no

    podía estar entre 24 y 72 horas seguidas trabajando dentro del hospital (como

    exigen la mayoría de las residencias de formación (o deformación ) de “agentes de

    salud”.

    Una persona que se quema las pestañas durante 8 años para ingresar a una residencia y

    que al hacerlo pasa dos o más días por semana trabajando más de 24 horas seguidas es

    probable que pierda la noción de la integralidad del ser y de la salud.

    Por simple agotamiento físico y psicoemocional.

    Una persona agotada y estresada es fácilmente manipulable.

    Así nos forman como médicos, como agentes de salud.

    ¿Será necesario?

    ¿Quién se beneficia?

    Los médicos seguro que no, y sus pacientes tampoco.

    Los médicos somos de las personas que mayor tendencia tenemos a enfermar.

    Y supuestamente los que más sabemos de salud.

    Qué paradoja…

    En la actualidad contamos con recursos para que la mayor parte de las personas pueda

    llegar a los 80 años con una salud digna.

    No se trata de cuánto vivimos sino de cómo vivimos.

    Un fármaco con un costo de producción de $25 se vende en más de $1000.

    ¿Es eso ético?

    ¿Respeta el derecho a la salud?

    ¿Será que esto perjudica a millones y beneficia a unos pocos?

    Tenemos el potencial de crear el cielo en la tierra.

    Solo tenemos que empezar a cooperar en lugar de competir por nuestra prosperidad

    individual.

    ¿En medicina nos estarán enseñando verdaderamente formas de conservar la salud y

    robustecerla?

    La salud es simple.

    La felicidad es simple.

    Pero la vida simple,

    es un muy mal negocio.

    Un médico sobreexigido y mal pago durante su formación contará con escasa energía y

    entusiasmo para estudiar que hay algo más en relación a la salud que lo que nos enseñan

    en el hospital.

    Una vez recibidos, alrededor de los 30 años, los médicos solemos practicar lo aprendido

    con cierto apuro para formar nuestras familias, tener una casa propia, etc.

    Las consultas de 15 minutos (encuadre hospitalario) contribuyen aún más a esta pérdida de

    un abordaje integral.

    Los médicos vamos a recuperar la dignidad de nuestra profesión cuando nos formen

    como agentes de salud primero y a tratar la enfermedad en segundo lugar.

    Cuando nuestras jornadas de trabajo y formación duren 9 horas o menos.

    Cuando el ritmo de vida del médico le permita estar sano a nivel físico y psicoemocional.

    Cuando nos eduquen primero en obtener una salud plena, y desde ese lugar poder

    transmitir salud.

    Solo podemos brindar lo que tenemos.

    Solo podemos dar lo que tenemos integrado en nuestra vida.

    Este panorama me llevó a buscar una forma diferente de ejercer la medicina.

    Desde la salud y para la salud.

    Desde la vida, en sintonía con la vida y respetando la vida.

    Una medicina que recupere la confianza en la inteligencia del cuerpo , en su

    capacidad de regeneración.

    Evitando reprimir síntomas de depuración corporal tales como el cansancio, dolor

    de cabeza, la fiebre, la diarrea, los estados gripales, mucosidades, urticaria,

    erupciones, etc.

    La medicina académica es maravillosa para muchas cosas: infecciones que no

    remiten por medios naturales, accidentes automovilísticos (politraumatismos), y para

    muchas otras cosas.

    Para las dolencias crónico degenerativas, el cáncer, enfermedades

    autoinmunes y enfermedades cardiovasculares, entre otras, debemos

    empoderarnos y hacernos cargo de cambiar todos aquellos hábitos y patrones

    conductuales que nos llevaron a la enfermedad.

    Integrar

    Es el desafío de la actualidad.

    La medicina académica muestra sus limitaciones convirtiéndose el tratamiento médico

    tradicional en la tercera causa de muerte en Estados Unidos detrás de la enfermedad

    cardiovascular y el cáncer.

    Tan solo en Estados Unidos mueren más de 200.000 personas al año, más de 500 muertes

    diarias a causa del tratamiento médico tradicional.

    Si una persona decide abordar su enfermedad con fármacos o quimioterapia siempre se

    beneficiará de acompañar su tratamiento con una alimentación rica en antioxidantes,

    fitoquímicos y hierbas medicinales que ayudarán a contrarrestar los efectos adversos de la

    medicación.

    Al recibirnos como médicos realizamos el juramento Hipocrático.

    Allí el sistema muestra su fisura.

    ¿Cómo puede ser que en la facultad nos enseñen que más del 70% de las enfermedades

    se previenen con nutrición adecuada y estilo de vida saludable y que en 8 años de

    formación (o deformación) nos enseñen tan solo 2 semanas de nutrición y nada sobre el

    valor terapéutico de los alimentos siendo el postulado principal de Hipócrates: “que tu

    alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento” ?

    Ni hablar del manejo saludable del estrés. Ni una clase en 8 años de formación.

    Luego se postula que el estrés es causa directa o indirecta de la mayoría de las

    enfermedades.

    Tampoco una clase de actividad física preventiva.

    ¿Qué somos los médicos entonces?

    ¿Empleados de la industria de insumos médicos y farmacológicos?

    Y luego el sistema de formación de las especialidades médicas la mayoría con varias

    guardias semanales de más de 24 horas.

    ¿Qué salud mental, psicoemocional y física tiene una persona luego de trabajar más de 20

    horas seguidas?

    ¿Tendrá esto que ver con qué los médicos son la profesión con el Burn Out (agotamiento y

    falta de entusiasmo) más precoz?

    Nos enseñan el funcionamiento del organismo, de sus partes, a identificar síntomas, luego a

    encuadrar cuadros sindromáticos en nombres de enfermedades para las cuales indicamos

    fármacos muchas veces de por vida.

    Este abordaje es muy limitado y no deja nada en manos de la persona, olvida su rol

    en la enfermedad y en la curación, su capacidad de cambio, de retomar las riendas de

    su vida y de su salud.

    Muchas veces es necesario utilizar fármacos o cirugía en el abordaje inicial de un

    traumatismo, una infección, un desorden hormonal u otros trastornos.

    La cuestión es cómo además de ese tratamiento comenzamos a modificar nuestra

    forma de vivir para ir trabajando las causas profundas del desorden.

    Cada uno a su ritmo, de a poco, incorporando lo que pueda.

    Por más que inicialmente podamos realizarlo unos días a la semana y otros no.

    La vida atrae la vida y los pequeños cambios siempre generan un impacto inicial a

    partir del cual cada uno decide cómo continuar profundizando.

    Las enfermedades y medicaciones de por vida son en su mayoría relativas a la capacidad

    de la persona de modificar aquellos hábitos que generaron la enfermedad.

    He visto pacientes hipertensos estabilizar su tensión arterial luego de tan solo 3 días de

    depuración corporal.

    Podemos aceptar el diagnóstico y luego el pronóstico está en nuestras manos.

    Nadie desde afuera puede decretar cuánto vamos a vivir o cuánto vamos a depender

    de una medicación.

    Eso depende de nosotros.

    Siempre con responsabilidad y con los controles periódicos que sean necesarios.

    Patologías consideradas incurables o de por vida como la hipertensión, tiroidismos,

    trastornos autoinmunes, diabetes tipo 2 y otros están siendo remitidos en porcentajes

    considerables.

    No todos logran revertir, muchos sí lo hacen y todos se benefician de mejorar sus

    hábitos.

    La gran mayoría disminuye sus dosis medicamentosas, disminuyendo a su vez los posibles

    efectos adversos (a menor dosis, menos efectos adversos, y menos ingresos para la

    industria farmacéutica).

    Muchos logran estabilizar su fisiología aún abandonando los fármacos (luego de un proceso

    gradual y controlado) y sosteniendo los hábitos que les permitieron abandonarlos.

    Recuperemos nuestro poder.
  11. ¡¡LA TARDE ME BUSCÓ EN LA VERBENA!!

    La tarde me buscó entre la verbena
    Dormido el viento me empujó al olvido,
    mi corazón tristísimo y cautivo
    lloró en la sombra, sombra que enajena.

    Cuando la sangre recorrió mi vena
    el pálpito inseguro y conmovido
    desata al llanto, llanto confundido
    y enarbola los cielos con mi pena.

    Y fue la noche triste que envolvía
    la sensación fatal del desencuentro.
    La dulzura confusa se perdía.

    Mientras el miedo se quedaba adentro
    el corazón sin risa se moría
    perdido, desolado sin encuentro.
  12. Hay una leyenda budista que se comenzó a contar alrededor del siglo V sobre los granos de mostaza, siendo además de una hermosa parábola la primera referencia que se conoce para estos granos. Una historia sobre la tristeza y la inevitabilidad, sobre la pena de una madre y la infinita sabiduría de Buda.

    Cuenta la tradición que una mujer se acercó a Buda con lágrimas en los ojos y llorando por el inminente fallecimiento de su hijo, envenenado por la picadura de una serpiente. La mujer explicó al Iluminado que los médicos le habían dicho que ya no quedaban esperanzas de salvarlo. Fue entonces cuando Buda le dijo a la desconsolada madre que si le traía un grano de mostaza negra procedente de un hogar donde no hubiese muerto ningún familiar curaría a su hijo de inmediato. La mujer marchó en dirección al pueblo sin perder ni un instante.

    La madre recorrió el pueblo entero de puerta en puerta, preguntando a sus habitantes por los fallecidos de la familia, pero a medida que se le iban terminando las puertas, veía cada vez más difícil encontrar un hogar libre de las garras de la Parca. Aunque todos le ofrecían granos de mostaza con enorme compasión por la pérdida de su hijo, no logró encontrar un sólo hogar libre de fallecidos, ya fueran padres o madres, hijos o hijas, aunque los vecinos también le rogaban que no les recordara la pena de sus pérdidas.

    Una vez que la dolorida madre hubo recorrido el pueblo entero, y viendo el fracaso de su búsqueda, retornó llorando ante la presencia del Buda, comenzando a aprender una valiosa lección sobre la fragilidad de la vida. La mujer supo entonces que su dolor no era ni mucho menos único, que todos hemos perdido a alguien alguna vez, y que la muerte es una de las leyes fundamentales de la vida, así que marchó para llorar su pena con la bendición del Buda

  13. ¡¡NI SERÍAS MI PECADO!!

    Si el amor fuera sencillo
    no sería complicado
    ni serías mi pecado
    ni pediría un anillo

    Si tú estás enamorado
    de esta celta pitonisa
    sabrás que no tengo prisa
    por un beso atenazado.

    Yo esperaré en la ladera
    con el frío que me mata
    con la magia que desata
    tu siempre fiel hechicera.

    El silencio que yo espero
    en mi alegre sinfonía
    amarnos en sintonía
    sin el disfraz de un te quiero.
  14. Hay una leyenda budista que se comenzó a contar alrededor del siglo V sobre los granos de mostaza, siendo además de una hermosa parábola la primera referencia que se conoce para estos granos. Una historia sobre la tristeza y la inevitabilidad, sobre la pena de una madre y la infinita sabiduría de Buda.

    Cuenta la tradición que una mujer se acercó a Buda con lágrimas en los ojos y llorando por el inminente fallecimiento de su hijo, envenenado por la picadura de una serpiente. La mujer explicó al Iluminado que los médicos le habían dicho que ya no quedaban esperanzas de salvarlo. Fue entonces cuando Buda le dijo a la desconsolada madre que si le traía un grano de mostaza negra procedente de un hogar donde no hubiese muerto ningún familiar curaría a su hijo de inmediato. La mujer marchó en dirección al pueblo sin perder ni un instante.

    La madre recorrió el pueblo entero de puerta en puerta, preguntando a sus habitantes por los fallecidos de la familia, pero a medida que se le iban terminando las puertas, veía cada vez más difícil encontrar un hogar libre de las garras de la Parca. Aunque todos le ofrecían granos de mostaza con enorme compasión por la pérdida de su hijo, no logró encontrar un sólo hogar libre de fallecidos, ya fueran padres o madres, hijos o hijas, aunque los vecinos también le rogaban que no les recordara la pena de sus pérdidas.

    Una vez que la dolorida madre hubo recorrido el pueblo entero, y viendo el fracaso de su búsqueda, retornó llorando ante la presencia del Buda, comenzando a aprender una valiosa lección sobre la fragilidad de la vida. La mujer supo entonces que su dolor no era ni mucho menos único, que todos hemos perdido a alguien alguna vez, y que la muerte es una de las leyes fundamentales de la vida, así que marchó para llorar su pena con la bendición del Buda.
    A Vicente Fernández-Cortés le gusta esto.
  15. EL TODO EN MI ALMOHADA!!

    En esta paz infinita de mi alma
    donde encuentro un todo que apasiona
    reviso mis renglones de esperanzas
    y recibo en mi conciencia y experiencia
    que la vida es un todo y también es nada.

    Un todo que es camino recorrido
    un todo de eternas fantasías
    envolvente entre ensueños que florecen
    y en mi nada que es el todo en mi almohada.

    Hoy tengo más que nunca las caricias
    de la tierra humedecida con raíces
    que se extiende en lo profundo
    de un paisaje de verdes generosos
    que pueblan mi mirada de la nada.

    Hoy tengo en la insomnia que desvela
    la luna con todas las estrellas
    entrando en mi ventana que revela
    que hay un cielo eterno de emociones
    de guirnalda de flores y praderas
    que nacen porque si,
    de la más profunda nada.

    Me siento tan llena de esperanzas
    tan llena de de palabras que agradecen
    el paisaje que agiganta mi mirada
    entregada, enamorada y desprendida
    en mis letras que hoy desgranan
    el perfume soberbio en mis montañas.