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La Paja Brava (indomable, agreste... dura de erradicar)
Bitácora para adultos, de cualquier sexo, ateas y ateos, no para conservadores (sin ofensas).
Un ESPACIO para desarrollar temas publicados en el Portal, descubrir otras maneras de compartir ideas, conceptos y dudas sobre diferentes aspectos de la vida.
Quiero dar a conocer
la música, las y los poetas que me acompañan a diario, aquello que escucho, miro y leo (películas, fotografías, artículos interesantes...comentarios constructivos de colegas...).

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  1. Recibió al cartero a la hora de siempre. Tomó el sobre y lo apretó contra su pecho, presentía que era la última. Atravesó el umbral de la puerta, subió corriendo las escaleras, y en el rincón, lleno de ella –libros, fotos de viajes, pinturas…- , abrió su corazón a sabiendas que la cita con aquellas letras, tintas en un papel de excusas, iba a terminar en un llanto desconsolador. La última de cientos de cartas, de encuentros apasionados en distintas ciudades, atravesando mares y cielos, en el transcurso de diez años. Y el detalle, la daga que la dejó desangrándose en el charco que reflejaba ese atardecer de invierno: se casaba con otra.
  2. Pasaron los años, y aún sigue la puta costumbre de guardar en formol las orejas de la gente, para que no aprendan a oír, y con el propósito de anestesiar sus conciencias, para que no tengan la posibilidad de reclamar aquello que nunca escucharon y, por supuesto, nunca entendieron.
  3. Dama y señora de artistas, ¿a quién interpretas hoy? Reconozco tu rostro entre las sombras, desnudo tu cuerpo bajo el antiguo farol. Te sonríes, y son tus ojos la mirada que enciende este corazón quebrado y ajado, por el tiempo y por tanto amor. ¿Cuáles tinieblas debiera temer? Si a tu lado, la noche es paraíso, de los poetas perdidos y de aquellos que consideraron vencidos. Después de contemplarte, ya no me aflige ni el vacío (porque sé lo llenarás), ni el tormento de saber que algún día no estaré. Tú lo sabrás.
  4. Leona africana, pantera americana o tigresa de Bengala. No lo sé... una hembra es seguro. De piel caoba, oliendo a maderas exóticas, o de matices siena con aroma a cúrcuma, o quizá, de tez dorada con perfume a floresta, a Mata Atlántica.
    Su cuerpo desnudo entre tantos verdes descubro, y no veo más… no quise ver más.
    Pude haber visto una hermosa mujer.​
  5. Entre alas y hojas, abdicó el Sol.
    Y Krah de nuevo surgió para ellas, con cara de Luna y cuerpo de mujer, para proteger su reinado.
    Un mal día, el huinca las cazó. Y en frascos con formol guardó sus orejas, para que no escuchasen más.
  6. [MUSICA][/MUSICA]
    No tengo idea de cómo se vilncula el link, pero se los recomiendo...entrar en You Tube:

    http://vbgaming.org/forum/yt.php?v=DJYbje-UGto

    Van a disfrutarlo.




  7. una gota *

    de la punta de su lengua
    una gota
    se desliza lenta
    suspendiéndose en el aire
    cual instante captado
    por una leve pausa del tiempo
    precipita suave
    en lo eterno


    ella
    sumergida en viaje
    sigue ardiendo

    en sus húmedas bocas
    leves y acompasados
    gemidos internos
    la música del Gran Gabriel
    y el viento

    la gota suspendida
    brilla tenue y gelatinosa
    en el aire denso

    indiano

    Envuelta en deseo
    de pasión contenida
    cual río llega al mar
    y se desparrama

    en lágrimas
    abandonan el vacío
    y quieren ser enjugadas

    Ella
    acaricia lentamente
    con la punta de la lengua
    esa gran cabeza húmeda

    de península erecta:
    la Anatolia penetrando
    entre el Mar Negro
    y el Mediterráneo


    una gota

    en evolución continua
    sangre siria y mestiza
    en un sentir y un pensar
    con pizcas de Argentina
    y jeitos de un Brasil
    negro

    una gota

    voluptuosa y ardiente
    de hetaira poetisa y primitiva
    en continua contracción y expansión:

    Ella
    estalla en goce.


    Fellatium.
    The size matters
    大きさ問題




    * El poema "una gota" tiene hasta la fecha de esta publicación 830 lectores
  8. Mala Reputación

  9. De bebidas y drogas tuve suficiente. Cuando vivía en el burdel me obligaban a consumirlas y, con el tiempo, me volví una adicta. Necesitaba de ellas para trabajar. Trabajar…, sí, sé que es difícil para muchos entender nuestra actividad como un trabajo. ¿Qué puedo opinar? Conocí chicas que fueron lastimadas, algunas con heridas que las llevaron a la muerte. Torturadas como en una guerra: amenazadas, atadas, cortadas, quemadas con cigarrillos, asfixiadas con sogas o con bolsas de plástico. Es difícil no verlo como un campo de batalla sin más trincheras que nuestra habilidad para calmar hombres, que se pueden comportar como fieras, cuando no consiguen lo que quieren. El cuerpo es una especie de escudo – (la concha que protege la perla) – y nuestra mente el arma. Esta piel tiene marcas por hacer cosas que no quería. Me violaron de chica, se qué clase de monstruos visten de hombres gentiles.
    En una ocasión, casi pierdo un riñón. Me interpuse entre el Gringo, – borracho, adinerado, con cargo de intendente– y La Nena. La muñequita de porcelana… le traían muchos regalos a cambio de un sexo depravado, hasta que se cansó de ser golpeada, violada, y dijo que no. En ese cuarto rojo la sangre de ella se mezcló con la mía. Murió de todas maneras, de las peores. No pude llegar a tiempo, rara vez se llega a tiempo.
    En el Burdel, las paredes eran tan finas que las habitaciones parecían consultorios de sala de emergencia de un hospital trucho, los gemidos de todas y todos se confundían en el aire viciado. Los gritos de dolor y de pedido de auxilio se perdían entre música y gemidos; pero entre todos los sonidos pude escucharla. Corrí desnuda por los pasillos, abriendo puertas, hasta que los encontré. Todavía sujetaba el puñal incrustado en el cuerpo de la Nena. Sin pensar, me tiré encima para separarlos, le pegué con todas mis fuerzas en la cabeza y en la espalda. Entre gritos e insultos, se dio vuelta y con el “puta de mierda” vino el puñal. No me acuerdo más. Pero sé que el Gringo siguió de gran señor por un buen tiempo, y yo estuve dos meses internada a punto de perder la miserable vida que llevaba a cuestas. Pensó que podía hacer de todo, incluso matarnos y salir caminando con la frente en alto. Bueno, algo de razón tenía. Nosotros no podíamos entrar en ningún lado sin ser repudiadas, mientras que él durante 25 años fue dueño del pueblo, ¡borracho idolatrado! Supe que murió de un ataque. Irónica esta vida, literalmente le explotó el corazón.
    Esos dos meses mirando el techo, me hicieron pensar. No quería terminar como la Nena. Empecé a esconder las propinas, que te dan cuando bailas bien o cuando quieren que les hagas algo que no pactaron con “la Jefa”, y poco más que ganaba por cliente. Pasó el tiempo, y el plan empezó a funcionar, comencé a vestir diferente, cambié de personajes y uno de ellos llamó la atención de un cliente que frecuentaba el Burdel, era director de películas pornográficas truchas, y comencé a trabajar para él. Fueron meses y meses ansiando llegar a tener lo necesario para irme de los suburbios porteños, resurgir en otro lugar. Me gustó siempre el mar, Río y su carnaval, esa alegría que veía en televisión me embriagaba. Todas esas plumas, la sonrisa en mujeres desnudas cubiertas de purpurina.
    Imaginé que podía encontrar mi lugar aquí, y fijate donde vivo (mira por la ventana y ve la playa de São Conrado). Por eso luché para salir adelante, esto que ves ahora, quien soy y cómo vivo, es parte de mi vida, el pasado y el presente, y ahora soy parte de un sueño, el fruto del deseo de cambiar. Hoy puedo verlo claramente, viajar, salir de Buenos Aires, del Burdel, me salvó.
    Con los años aprendí a hablar, ¿me entendés? Antes no hubieras comprendido nada. Hablaba en códigos, insultaba a cada rato, era una jerga maldita, lengua de putas, lo llamábamos entre nosotras, era lo único que nos habían enseñado.
    Te decía que vivía borracha y drogada, cómo soportarlo de otra manera. Tenía que bailar con un tul negro traslucido adelante de lobos, capaces de masturbarse encima de ti, a la vista de todos, tirándote el pelo, golpeándote, mientras el resto aplaudía. Fingir que te gusta, gemir convenciendo que disfrutas del maltrato, para que acaben y todo de una buena vez termine. Puta, bailarina y actriz por unos mugrosos pesos.
    Que lo hacemos porque nos gusta… no siempre es así. Puedo asegurarte que para llegar a ser respetada en esta profesión tenés que ser muy hábil, linda y nunca perder de vista que es algo temporal y que algún día, sino morís antes, vas a poder mudarte y dedicarte a otra cosa. La belleza se va con los años, las ganas de cambiar también.

  10. Lágrimas de tristeza, dolor y agonía. Violaciones por doquier. Fuerza y sometimiento, una guerra para tener sexo de cualquier modo y a cualquier precio. No debiera sentir placer el hombre sin virtudes para el amor o sin algo de ternura en su corazón. Ignorancia y brutalidad hay en sus manos, sin gestos de piedad arremete contra su presa, pues no conoce los caminos reales para complacer y ser complacido…No deberían haber nacido, los mal paridos, mal criados, mal defendidos, que pasan ante la sociedad que juzga por inofensivos. Flor de hijos acurrucados, solapados, escondidos. Bien guardados los tienen inclusive sus mujeres, madres y proxenetas, que ansían encontrar las presas para su bestia. O van sólos, poco importa, alguien debe saber de sus guaridas, y sigilosos se refugian los babosos, viejos y jóvenes que desprecian a la mujer; y sin embargo la desean poseer para descargar su “hombría”. Cobardes sanguijuelas, monstruos sin conciencia, asesinos sin etiqueta…quién vela hoy por las víctimas de Trata, quién por los prostíbulos clandestinos en donde encadenan almas, sueños y futuros desconocidos.
    Un cuerpo suda, exhala su mutilación. Cuánto puede subsistir, cuánto tarda la mente violada para encontrar su camino, la senda… cuánto tarda en incorporar y aprehenderse a la vida, para que la expresión “la vie continue” vuelva a tener peso.
    Nosotros no lo vemos. Pasadizos secretos, bien guardados. A lo largo de esta Ruta, la violencia es la regla y nuestros cuerpos el caparazón (la concha que protege a la perla), músculos que sostiene el enojo, la bravura, la impotencia, la perversión, la tortura…
    Y la sociedad nos margina, no le importa. No le interesa si podemos encontrar puertas abiertas para escapar, para vivir de otra manera.


    N.D.: Toda mujer debe sentirse, saberse frágil, indefensa antes de regalar su confianza a un hombre; pues difícil será y terriblemente sola ha de vivir el martirio de verse esclava, cuando un hombre la inmoviliza, y en la habitación se dé cuenta que no tiene a nadie allí para defenderla.
    Cómo saber... dicen los entendidos: Nunca tenga sexo con desconocidos…no acepte ofertas tentadoras, no decida desesperada…piénselo muy bien antes. Vuelva a desear y exigir ser cortejada, Tómese el tiempo para conocerlo. No salga sola, tenga amistades que la protejan y acompañen...y si es en su casa en donde hay violencia...denuncie a los programas de ONGs que defienden sus derechos.
  11. PROHIBICIONES

    No habría que nombrar las cosas tratando de conjurarlas
    y menos hacer poesía
    pues inevitable se despierta la inquietud de las palabras.
    No tendríamos que haber comido aquella manzana
    por interposita persona,
    es culpa nuestra si a fuer de querer ser liberales
    permitimos a nuestras hembras que frecuentasen
    personajes infidos y tortuosos.
    No hay que nominar en vano el nombre de Dios
    porque es verdaderamente en vano.
    No habría que desear la mujer del próximo,
    entonces hay que mudarse a otro barrio.

    Ellas:
    solo para nosotros es la prohibición
    y esperemos ver cuan linda es la nueva tentación.
    No habría que fornicar fuera del matrimonio,
    mejor hacerlo dentro del patrimonio.
    No mentir si no es estrictamente necesario
    y especialmente si está en peligro tu integridad.
    No robar, solo tomar prestado, por un período largo.
    No levantar falso testimonio, mejor que se las arreglen
    y no te llamen a dar opinables interpretaciones.
    No cometer actos impuros a no ser que tengas pena
    por el pene y la misoginia soledad del pobre Onán.
    No vivir si no es posible no sufrir.
    No sufrir si es posible.
    No.


    Robeerto​
  12. [​IMG]

    Porto da Barra
    Salvador - Bahía​
  13. Aún viviendo con Zé II, seguía frecuentando la Biblioteca y un buen día conocí a Antônio (Tom), un estudiante de Psiquiatría, que insistió en convidarme con un “cafezinho”. No tenían nada programado, salvo leer, quería rendir libre para estudiar algún día Letras, Bía me había dicho que tenía que fijarme un propósito en la vida, “não pôde ser uma buscavida filha, andar à toa na vida”, frase que me repetía siempre.
    Lo de Tom no fue algo pasajero, se encariñó conmigo, creo que fui una especie de ratita de laboratorio, pero qué importaba, tuve comida, techo y salidas. Con él, conocí gente estudiosa y divertida, otra puerta que se abrió y yo pasé. Giros y más giros, como dicen aquí, “uma mulher abençoada”. Pero aún seguía rebuscando mis ingresos en la prostitución, ya no en los mismos lugares ni con los mismos hombres. Todavía hoy siguen llamando tres clientes cada vez que vienen a Rio, son los únicos... y con lo que gano en esas tres semanas, me sobra para vivir bien todo el año. Me acostumbré a vivir con poco. Un carnaval desenfrenado, que por ahora Tom tolera, veremos cuando me reciba en la facultad. Falta tanto todavía.
  14. No nací en Atenas, ni vengo de Esparta,
    Crecí al final de una calle larga,
    un empedrado viejo de un Rosario,
    pero tuve filósofos, y tuve a mi padre,
    filósofos de bar y una sed de amarte,
    Hetaira temporal, amiga, amante.
    La Acrópolis de nuestra oratoria,
    el placer de fundarte,
    eramos la pandilla de Heracles,
    soñadores, desde chicos,
    luchadores implacables,
    irreventes y desafiantes,
    enemigos y tunantes,
    de los muchachos de la otra cuadra,
    esos que eran los más grandes…

    Yo inventaba siempre un nuevo ataque,
    una bandera de trapos como estandarte,
    proyectiles de semillas, picantes,
    tácticas, salidas de otras vidas,
    para vencerlos o sólo fugarse…
    Alguien dijo eres Leónidas,
    después del partido de la tarde,
    Y me quedó el apodo de mi compadre…

    No nací en Atenas, no vengo de Esparta,
    pero hicimos nuestra mitología,
    de la vida una feliz alegoría,
    Y nos abrazamos como hermanos,
    éramos héroes y éramos villanos,
    y a veces tomados de las manos,
    gritábamos, gritábamos…

    Atenas,
    Atenas,
    Atenas!!!


  15. Un día, estaba apoyada una de las columnas NordEste de la Biblioteca, sentada sobre cartones y leyendo revistas viejas, cuando se acercó un señor, – ya lo había visto un par de veces en el Salón–, me ofreció un cigarrillo. Hacía rato que no fumaba, no tenía dinero y me negaba a fumar los restos de cigarrillos arrojados en las escalinatas, entonces le acepté el gesto. Qué delicia de bocanada, mi cara debe haberle impactado porque me regaló el atado. Y no se fue, pidió permiso para sentarse a mi lado.
    Su mirada y tono de voz daban paz y la charla me tentaba, parecía inofensivo y curioso, así es que accedí.
    Se intereso por saber quién era, de dónde venía…cómo había terminado durmiendo en la calle. Nos cambiamos de lugar, adónde daba el sol, y le conté, con señas cuando no encontraba las palabras, exclamaciones, portuñol…Me sentía como una loca recién salida del manicomio, él parecía no incomodarle las dificultades que tenía para expresar tanto con tan poco. Omitía las partes dolorosas, escandalosas, no quería ahuyentarlo ni generarle una idea equivocada de quién era yo. Nunca quise ni quiero que sientan lástima por mí, como esas linyeras que llevan una etiqueta codificada pegada en la frente –soy pobrecita, nadie me quiere...–, prefiero llevar mis arapos y pecados con algo de dignidad. Entusiasmada, por su cara de asombro, hablamos durante horas. Se hizo tarde, mi estomago hacía ruido, Dona Giûma, que a veces traía algo de comida para compartir, no apareció en esa ocasión; y el señor tuvo la delicadeza de convidarme a almorzar.
    Era profesor de la Universidad e investigador social. Viudo y con dos hijas, una de mi edad. José Segundo Filho, yo lo llamé Zé Segundo (II), y fue quien me sacó de la calle. Ya ves, no salí sola adelante, nadie sale sólo. No tenía nada ni me creía nadie, pero fui descubriendo a alguien que quería ser, me fui conociendo.