1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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La Paja Brava (indomable, agreste... dura de erradicar)
Bitácora para adultos, de cualquier sexo, ateas y ateos, no para conservadores (sin ofensas).
Un ESPACIO para desarrollar temas publicados en el Portal, descubrir otras maneras de compartir ideas, conceptos y dudas sobre diferentes aspectos de la vida.
Quiero dar a conocer
la música, las y los poetas que me acompañan a diario, aquello que escucho, miro y leo (películas, fotografías, artículos interesantes...comentarios constructivos de colegas...).

  1. Una maceta con dos cactus se trajo
    el pibe que trabaja con pocas ganas
    a mi lado.
    No necesitan agua como las otras plantas
    de hojas grasas, me dijo desganado,
    el sol le basta, no piden tanto,
    ¡Si será verdad!,
    su hermanita anda con la panza
    y no está casada ni con rito civil o religioso
    para horror y silencio de las comadres
    maliciosas de la cuadra;
    ¡y su madre, qué mujer! ,
    no sé qué daría para ayudarla a recogerse
    el cabello, cuando con las piernas
    medio abiertas, se mete a tomar el sol;
    ahora entiendo porque su padre
    abandonó la carrera eclesiástica
    cuando la conoció;
    realmente, ¡qué mujer!,
    basta el sol y las ganas de vivir,
    dejándose llevar por el fervor cotidiano.
    El padre trabaja como loco
    para que a ella no le falte nada
    (y a él tampoco),
    el pibe anda con sus cactus
    para olvidar las tareas rutinarias
    y su hermanita, ¡con la panza!
    mostrándose orgullosa por el barrio.
    La vida pasa borracha de sí misma
    hace planes por su cuenta
    y se burla de nuestras consideraciones
    de cómo tendría que ser.


    Robeerto
  2. Parte uno http://www.mundopoesia.com/foros/poesia-blogs.html?b=673

    Se preguntarán cómo llegué a ser quien soy. Ascendí de ese submundo marginal. Supongo que aprendiendo a olvidar o restarle peso a las cosas que me lastimaron. Toqué fondo muchas veces, busqué con instinto de fiera una forma de resistir y empezar el camino inverso. Sé lo que significa ser paria, marginal, pobre e indigna. Vi mi reflejo en muchas fuentes de plaza, en espejos rotos de baños públicos, dormí en lugares que vos ni siquiera podrías oler a diez metros.
    ¿Querés que te siga contando? ¿Qué vas a hacer con la historia? Sí, que boluda, la vas a escribir, para eso me llamaste. Entonces sigo.
    Cuando el guardia, Zé (apodo para José) me ofreció cafecitos todas las mañanas, nos fuimos haciendo una especie de amigos, confidentes. Consiguió un carnet para que pudiera usar la Biblioteca. Av. Rio Branco, no lo olvidaré nunca, una otra puerta se abrió en ese lugar, yo entré. Las señales fuertes deben seguirse. Conocí una de las bibliotecarias, Beatriz (Bía), que además era maestra de Literatura. Ella, me enseñó el idioma, día tras día durante tres meses. La vida se tiñó de otros matices. Confiaron y tuve la posibilidad de conocer y crecer. No les molestó la ropa que llevaba (la misma remera negra, vaqueros rotos y el pañuelo de usos múltiples), muchas veces sucia. Con Bía ingresé al gran salón, abrí mis primeros libros y comencé a leer.
    Del escondite atrás de la escalinata, tuve que correr varias veces, volvía durante la madrugada. Me sacaban todos los días, tenía que deambular sin rumbo con los pocos bártulos que arrastraba en una mochila con cierre roto. Era cansador. Durante el día los llevaba a una plaza en donde una viejita negra, Dona Giûma (/yiuma/), las cuidaba por mí. Habrán sido unos seis meses entre idas y vueltas.
    Sabía quiénes eran los que dan más y preguntan menos, los que te invitan un almuerzo y los que piden algo a cambio, pero los hombres de la biblioteca eran mejores clientes que los de bares, menos violentos…por eso me quedé tanto tiempo. Hasta que tuve mejor ropa y empecé a buscar clientes en hoteles de Copacabana, pero eso te lo cuento más adelante.
  3. [​IMG]
  4. [​IMG]
    Arembepe

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    Farol da Barra - Salvador- Bahía

  5. Sin Hojas
    Las ramas perdieron hoy sus últimas hojas
    El viento sur sopló con intensidad
    y el frío todo lo cubrió
    ¿Hace el tiempo lo propio con algunos individuos
    según pasan los años?
    Las ganas de estar vivos pierden
    sus señales apagan
    Aunque sus órganos funcionan
    no los usan
    dejan de hablar/ desear/amar
    el agudo y penetrante paladar pierden
    la bebida no surte el mismo efecto
    ni el cuerpo de una bella dama
    ni el paisaje ni el bar
    Se pierden.
    Y quedan como esos árboles
    hasta la próxima primavera
    Y a veces esa estación no llega más
    Se quedan varados,
    atrapados/ en puertos abandonados
    como ballenas sin guía
    Pesados de mover, sin motivación alguna

    Sin el primer paso
    para qué pensar en el último.
  6. Joseph Ramoneda
    filosofo y escritor

    “Fuimos mucho mejores hijos…que padres… “No hemos osado plantar cara a nuestros hijos. Con nuestra actitud – y la potencia integradora de las contradicciones que el capitalismo tiene- les hemos dejado sin espacio para la transgresión. La mejor herencia del ´68… la cultura de la sospecha, la actitud de poner siempre en cuestión cualquier enunciado que se nos ponga por delante y no dar nunca por definitivas las ideas recibidas, y el acento libertario, la autonomía del individuo frente a todas las promesas comunitarias, culturales o religiosas. 40 años después estas dos actitudes se echan de menos a la hora de romper las nuevas formas de autoritarismo basadas en el triángulo que forman la seguridad como ideología, la competitividad como principio de vida y el sálvese quien pueda como destino.”

  7. Cruz del Eje, Córdoba, Argentina, a los 438 días, 12 horas de tu ida.​

    Querida,
    Lo sé, tú continuas a leerme, –aun si no has contestado a ninguna de mis cartas¬–, pues cuando estábamos juntos te divertía hacerlo y era una delicia verte reír casi hasta las lágrimas. Nunca pudiste imaginar cuanto me hacías feliz; ver reír a la mujer que se ama cancelaba cualquier sinsabor del día y era un honor ser tu payaso particular. Tú eras el día que reía. Que no me leas no he llegado jamás a considerarlo, sé que puede existir esa posibilidad pero hago un esfuerzo y la ignoro, si considerase tan solo mínimamente que no lo hicieras no escribiría más, ni aun para mí. Por lo tanto, continuaré a detallarte mi derrotero y a contarte las peripecias que me han sucedido desde cuando me abandonaste, decisión que no fue fácil aceptar pero a medida que pasaba el tiempo te fui dando toda la razón; un vendedor de libros y poeta a tiempo perdido no es una seguridad material para ninguna mujer y menos para vos, a quien seguiré amando y deseándole todo lo mejor, ¡pero cuánto me costó aceptar que me hubieses dejado por ese vendedor de zapatos!. No sabes cuántos libros leí para encontrar en ellos una razón, una consolación; ¡pero era todo tan simple!, hacer zapatos es mucho más noble y útil que escribir poesías, nobleza y utilidad es tan viejo como el hombre. Creo que nuestro primer antepasado dándose cuenta de su desnudez tuvo, sí, vergüenza pero también se percató que estaba descalzo y lo primero que hizo no fue cubrirse las pudendas, sino mas bien calzarse, los zapatos son una seguridad contra las piedras y espinas del mundo, la gente está condenada a caminar, necesita caminar, el caminar zarandea y hace olvidar eso que llamamos existir, después hubo tiempo para cubrirse...Espero que te rías, me harías feliz... Bueno te diré que llegué a este pueblito mediterráneo y buscando alojamiento he encontrado esta comunidad donde no hay personas normales. ¡Son todos poetas! ¡y estoy a mis anchas! Parece que se verifica ese proverbio que dice “Dios nos crea y el viento nos amontona” y para mi alegría he visto que unos centroamericanos, (que dicho sea de paso, y no debiera, les importa poco el decoro, pues es un ir y venir de mujeres todo el día), tienen como mascota ¡una iguana! Parece que te dejan entrar con animales. Si lo hubiera sabido me traía el gato.
    Hablando de otra cosa te diré que las ventas de mi libro “La poesía y la alegría” no van muy bien que digamos, vendo poco, y para colmo de males he recibido una notificación de un abogado donde se me cita para testimoniar en el caso de un suicida que había comprado mi libro, parece una broma de mal gusto pero es así, lo recuerdo bien a ese comprador. Tenía una hermosa casa y me recibió mientras almorzaba solo, en una mesa gigantesca con un mayordomo enhiesto y siniestro que no hacia otra cosa que lustrar la vajilla de plata, los candelabros y despolvorear los cuadros en su mayoría con motivos religiosos. Me atendió con tanta amabilidad y estaba dispuesto a comprarme todos los ejemplares; –se los compro todos, hoy me siento inmensamente feliz–, me dijo (digamos que tenía una felicidad extraña). Yo no quise aprovechar. Le vendí uno solo y si aun no lo necesitaba le hice un descuento. Andá a entender a la gente, piensan que yéndose unilateralmente no causan dolores de cabeza y del alma. Este hecho traumático me ha inducido a cambiar de tema, abandonaré la felicidad y me abocaré a un ramo que veo que tiene tanta salida: la poesía erótica. Aunque me avergüenza confesarlo, tú lo sabes bien, que no tuve experiencias sexuales, ni antes de conocerte, porque éramos pibes, ni durante -–sos testigo–- ni después, y digo la pura verdad. Seguramente que puedo imaginarme todo lo relativo al sexo, pero no sé dónde comenzaría el eros y donde la perversidad. Podría comprarme un Dvd pero me falta coraje y amigos íntimos que lo comprasen para mí. Ya casi no tengo amigos, solo el cura del barrio, ¿te acordás? Pero no creo que él se preste a ingresar en un negocio y comprarlo por mí. Me tendré que armar de valentía y entrar, tarde o temprano.
    Bueno, voy a encender mi portátil y antes de irme a dormir veré los horrores y bellezas del mundo cómodamente sentado. Veo, por los relámpagos, que está por llover. Se recortan las sierras cordobesas de repente y luego se sume todo en una horrenda oscuridad. Espero que la luz no se corte. Me siento lleno de polvo por el viaje, ¿o por el tiempo? Me ducharé y luego me iré a la cama pensando en vos.
    Un beso.​

  8. Hipnotizada

    con las notas
    por tus órganos tocadas
    con las texturas
    que palpo/ lamo/ y trago

    Hipnotizada
    por los aromas nocturnos
    cuando huelo entre líneas
    piel y palabras
    a sabiendas que camino y corro
    sin mover el resto del cuerpo
    y solo pienso
    deseo / fantaseo / juego
    siento / y gozo

    Hipnotizada
    con las esencias de quienes somos
    fusionados por esta boca
    succionadora

    Boca adicta a tus fluidos
    a sueños líquidos
    como peces que nadan por el Río

    Un Río de fiesta
    despreocupado / desprejuiciado
    un Río africano
    en tierra de Pau Brasil
    batucada de corazones encendidos
    en una sola llama
    fantasías de plumas, fío dental
    y tetas firmes liberadas
    de bum bum de samba
    con música de Buarque
    cantado por una bahiana.

    Hipnotizada
    por lo que escucho
    huelo y veo
    soy una mujer jugada
    por el recorrido de mi lengua
    entre tus piernas
    porque sé lo que provoca
    esta boca loca
    cuando absorbe tu energía
    y vibra
    al ritmo de nuestra respiración pausada
    agitada
    cuando aceleran estos dedos
    músicos / guitarreros
    y presiento que exploto
    y asciendo
    hipnotizada.


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  9. El sueÑo y la razÓn.
    Generosa madre tierra,
    hoy proclamo tu herejía...

    Tantos muertos sin sentido,
    tantos vivos, ya sin vida;
    pese al llanto, (pese al hombre),
    y a tu rostro indiferente.

    Fea mueca de una afrenta,
    que etiqueta con cuantía,
    (en la nada y en la orgía),
    una amarga insinuación:

    Tu infinita vocación, de banal alevosía.

    A mi lógica impotente,
    y a tu falta de cordura;
    la razón es otra duda,
    tu atributo más hiriente.

    La existencia es un precepto,
    de un ingrávido aparente;
    viaje errante a un mismo evento,
    de la nada, hacia a la muerte.
    Generosa madre tierra,
    (sin embargo),... yo proclamo tu herejía.

    En los brazos de un amigo,
    y en la farsa cotidiana;
    en la euforia de otro vino,
    o en la sorna del bribón.

    En la heroica persuasión,
    de tus varios comediantes;
    su sonrisa imita a un arte,
    guerra sorda a su dolor.

    Noble humana conmoción,
    no resurges de la ruina,
    sin la tregua con la vida,
    que se teje pese al modo.

    El vestigio de un asombro,
    escondido entre el polvo;
    en la herida, y el escombro,
    de este ignoto corazón.

    Es por eso Madre Tierra,
    que proclamo tu herejía;
    pese al frío de tus días,
    y a tu falta de cordura.

    Pues tu cruda asimetría,
    en un acto intrascendente,
    cobra un precio a la alegría,
    en un sueño complaciente:

    Otro día diferente,
    un milagro alrededor.
  10. Los niños de los puentes

    Los niños de los puentes no son de nadie,
    ellos sobreviven en aguas comunes
    de indiferencias divinas y sociales,
    entre el hambre, la dadivosa justicia
    y las miserias que abortan las mentiras.

    Los niños de los puentes no tienen zapatillas,
    visten con los harapos que les brindó la vida,
    revuelven en los nichos de las comidas
    las sobras de la abundancia no repartida,
    por obesos temerosos que los miran a escondidas.

    Los niños de los puentes no tienen cultura;
    murmura la ignorancia desde su guarida
    de ostentosa riqueza y empobrecida vida;
    desprecian con asco la pobreza del niño
    ignoran que la riqueza está en su contenido.

    Los niños de los puentes cuentan sus monedas;
    una por una, comparten las propinas,
    de payasos, limpiavidrios, de manos extendidas,
    para la limosna generosa entre comillas
    de quienes por miedo no bajan sus ventanillas.

    Los niños de los puentes son tan niños como los míos,
    esperan con ilusiones navidades y reyes magos;
    necesitan como todos que la soberana justicia
    les conceda el derecho a vivir como niños
    y los saquen de los puentes donde se hunde la vida.

    Los niños de los puentes no son de nadie,
    ellos sobreviven en aguas comunes
    de indiferencias divinas y sociales,
    entre el hambre, la dadivosa justicia
    y las miserias que abortan las mentiras.

    Los niños de los puentes no tienen zapatillas,
    visten con los harapos que les brindó la vida,
    revuelven en los nichos de las comidas
    las sobras de la abundancia no repartida,
    por obesos temerosos que los miran a escondidas.

    Los niños de los puentes no tienen cultura;
    murmura la ignorancia desde su guarida
    de ostentosa riqueza y empobrecida vida;
    desprecian con asco la pobreza del niño
    ignoran que la riqueza está en su contenido.

    Los niños de los puentes cuentan sus monedas;
    una por una, comparten las propinas,
    de payasos, limpiavidrios, de manos extendidas,
    para la limosna generosa entre comillas
    de quienes por miedo no bajan sus ventanillas.

    Los niños de los puentes son tan niños como los míos,
    esperan con ilusiones navidades y reyes magos;
    necesitan como todos que la soberana justicia
    les conceda el derecho a vivir como niños
    y los saquen de los puentes donde se hunde la vida.

    Ciprés
  11. Ensayemos nuestro acto,
    erremos para volver a intentarlo,
    improvisemos,
    ven sorprendamos al instante
    juguemos.

    ***

    Hay música especial
    para recorrer la piel
    amada

    música deseada
    especial para lamer tus cicatrices
    y en cada gota
    encajar la nota
    que eleva
    que transporta.
  12. [​IMG]

    La verdad es la única realidad

    Del otro lado de la reja está la realidad, de
    este lado de la reja también está
    la realidad; la única irreal
    es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
    si pertenece al mundo de los vivos, al
    mundo de los muertos, al mundo de las
    fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
    de la producción.
    Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
    cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
    las flaquezas del amor, por supuesto, forman
    parte de la realidad; un disparo en
    la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos,
    aquellos
    gritos irreales de dolor real de los torturados en
    el ángelus eterno y siniestro, en una brigada de policía
    cualquiera
    son parte de la memoria, no suponen necesariamente
    el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
    es la reja cuadriculando el cielo, el canto
    perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
    fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
    cubriendo la Patagonia
    porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad,
    como
    la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
    estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
    del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
    como los designios de todo un pueblo que marcha hacia la victoria
    o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
    a rescatar lo suyo, su
    realidad.
    Aunque parezca a veces una mentira, la única
    mentira no es siquiera la traición, es
    simplemente una reja que no pertenece a la realidad.

    P. U.
    Cárcel de Villa Devoto, abril de 1973.


    Leer más en Hermano, Paco Urondo
    http://www.hermanourondo.com.ar/index.htm
  13. Vamos a iniciar un viaje, y en esto quiero recibir la ayuda de Chicco, quiero leer en esta reunión a Paco Urondo, y empezaremos con:

    El ocaso de los dioses

    No hay nadie en la calle, en los ruidos húmedos, en el
    vuelo de las hojas y mis pasos quieren reiniciar
    las maderas de la adolescencia.

    Pero todo está abandonado, no hay nada que pueda
    favorecernos; ningún aire de inconsciencia, ningún
    reino de libertad. Sólo hábitos tolerantes haciendo
    crujir nuestra memoria. "Ha estado bien", decimos.

    Dueños del incendio, de la bondad del crepúsculo,
    de nuestro hacer, de nuestra música, del único
    amor incoherente; soberanos de esa calle donde los
    tactos y la impresión hicieron su universo.

    Las sombras acarician aún sus veredas, tu mismo
    nombre y tu gesto son una forma nocturna que en
    esa constelación crece y sabe enrostrar nuestra
    culpa.

    Y todo termina con una esperanza, con una dilación
    –"ha estado bien"–, o en un bostezo, o en otro
    lugar donde es menester el coraje.

    Paco Urondo

  14. Me crié en un burdel, en donde se cocinan todas las inmundicias humanas y los hombres saborean las delicias paganas.
    Mis ojos se confundían con el verdín de la acequia. Huesos y pellejo, tenía apenas doce años.
    Sabía fumar, inhalar y beber del resto de botellas… comer las sobras de la mesa. Quería olvidar, hacer de cuenta que no era yo la del callejón sin salida.
    Maldito catre lleno de pulgas, dormir era un decir, muchas veces preferí volver a la calle.
    Necesitaba un descanso de tanto manoseo gratuito,
    de la miseria, quería ser menos desperdicio, no tuve otra puerta abierta.
    A los 16 me exhibieron como animal exótico, grabadas quedaron en mi piel, sus viciosas lenguas, asquerosas.
    Saliva viscosa, aliento embriagado, pegoteado en mi cuerpo.
    Me rebajé a la nada y desaparecí sin irme. Bailaba alienada, de todo, de mí.
    Sus penes me producían arcadas, ya había pasado tres noches sin salir de la pocilga.
    Demoré tres años para juntar el dinero, pero me fui a Río.
    Aprendí a leer y a chapucear el portugués. Dormía en los escalones de la Biblioteca, el guardia me despertaba con un “¡cafezinho, moça!”
    Hoy tengo 26, y esta vida puta, vida de putas, se me antoja que no la quiero, por lo menos hoy...

    Continúa en http://www.mundopoesia.com/foros/poesia-blogs.html?b=709

  15. Te tengo aferrado
    y aún si tu intención es otra
    no te dejaré entrar a la sala de los sueños
    pues soy dueña de tus actos y de tu abatimiento
    Cuando yo quiera te substraeré de tu soledad de pequeño cíclope
    Cuando yo quiera te haré llorar
    la cándida lágrima,
    la que quiere estar presente hoy, ayer y mañana.
    Cuando yo quiera daré la orden que la tierra se abra
    y que el abrazo de mis ríos
    te lleven con calma a la serenidad de las sábanas,
    y en ti seré luego la niña de antaño,
    la muñeca de trapo,
    acurrucada en tu pecho
    esperando, con un ojo en el cielo
    y el otro en lo obscuro del cuarto,
    que se despierten los gallos con sus crestas doradas
    al rojo de sol....

    <b>
    E.Roberto​
    </b>
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