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  1. Es más lo que callamos
    que lo que decimos,
    y cuando no callamos
    soltamos una algarabía de emociones,
    que si luego lo pensamos dos veces,
    mejor hubiese sido encadenar todos esas palabras
    a la lengua
    o en el caso más extremista
    matarlas para que no hablen.

    Hay palabras que se morirán en soledad
    porque jamás conocerán una caricia,
    pero estas, antes de morirse,
    en su delirio agónico
    intentarán emitir el sonido del estruendo,
    un rayo en plena tormenta
    o incluso una blasfemia de Dios.
    Esto que digo, para los oídos de muchos,
    puede volverse un ruido colérico
    y caótico.

    Hay palabras que se creen
    las salvadoras del mundo,
    pero son tan ingenuas
    que no se dan cuenta que ni ellas mismas
    se pueden salvar,
    y por su ingenuidad
    intenta siempre expresar su angustia;
    tan jodido puede ser el caso
    de su gran persuasión
    que el resto de las palabras
    comienzan un suicidio colectivo.

    Por otro lado; hay palabras
    que se consideran nimiedades
    y se apartan a un rincón
    para permanecer sus días en silencio;
    lo que no saben estas pequeñas palabras
    es que sus principios y fundamentos
    pueden ser tan grandes o aún más certeros
    que el de las salvadoras del mundo;
    pero estas nunca
    toman la confianza suficiente
    para vociferar la turba de sus voces.

    Hay otras palabras que a diferencia del resto
    son excluidas por locas y ebrias;
    estas gritan siempre
    y de vez en cuando
    se les escapa alguna descortesía:
    como un eructo o un gas.

    Yo me guío por las opiniones de ellas,
    y aunque confieso que a veces tengo ganas
    de anudarlas a la lengua
    o incluso matarlas
    otras veces me traen una libertad sobre el papel
    que muchos temen
    o, simplemente, no conocen.
    A GEORTRIZIA le gusta esto.
  2. Hubo una vez una caricia
    de jugueteo veraniego,
    de aleteos de golondrinas
    sobre las riberas de enero.

    Hubo una vez una caricia
    de ojazos de angelote tierno,
    de jardines de margaritas
    vertiendo el bálsamo del cielo.

    Hubo una vez una caricia
    de un orfeón de querubines,
    una sinfonía azulina
    que teñía todo de abriles.

    Hubo una vez una caricia
    de pasitos de terciopelo
    que dibujó una gran sonrisa
    en lo profundo de mi pecho.

    Hubo una vez una caricia
    que me nombró en un te quiero,
    y sus primeras palabritas
    me alzaron con un astral vuelo.
    A GEORTRIZIA le gusta esto.
  3. Se puede oír el silencio,
    la solitaria palabra dejada en ausencia,
    los labios mudos del pensamiento,
    la mueca borroneada
    de los rostros del tiempo…

    Se puede oír
    como se escapan del clóset
    el conglomerado
    de recuerdos olvidados,
    el aleteo de los ruiseñores de la duda
    en el enclaustro del inconsciente.

    La insomne noche
    saltando del rosetón de la luna,
    la penumbra sigilosa de la lejanía del universo,
    las ideas anónimas
    del baldío del reencuentro,
    los huérfanos sueños
    mecidos
    por las nanas carentes de abrazos y besos,
    la luz apagada de los astros muertos,
    la reflexión sin presencia…
    son los clarines que tocan los acordes
    del caos del silencio.

    Como un oído apoyado en la arena
    para oír el latir del mar entero,
    como una caracola que guarda tantos ecos
    de oleajes y descubrimientos
    y, a la vez, los calla
    para saborearlos dentro de otro cuerpo
    se puede oír a las cigarras mudas
    que callan la voz tórrida de la inocencia,
    la sordina canción de las calas
    y los crisantemos
    velando
    las sonrisas, las caricias,
    los empolvados anhelos
    perdidos en el corazón desierto,
    las mejillas rosadas de la niñez
    detrás de las pupilas excluidas y viejas,
    la inspiración de las cenizas
    que temen encender el grito del fuego,
    las miles de campanas
    derramadas
    en lo íntimo del pecho.
    A GEORTRIZIA y Cynthiapacheco6 les gusta esto.
  4. Pinto una nube de algodón,
    un cielo libre de humo
    en un papel viejo y amarillo;
    también invento el mar,
    las alas libres de un haiku,
    los caminos, las catedrales
    y los sueños labrados con arcilla.

    Pinto de acuarela el sol,
    coloreo a las estrellas para que se olviden,
    aunque sea por un rato,
    de los filosos cuchillos.

    Dibujo el calendario
    de todo un año
    sin lloviznas
    ni inviernos
    ni soledades
    ni marismas
    ni hojas marchitas.

    Pero me falta algo
    en esta aburrida poesía,
    y eso es…
    un pequeño espacio
    para ubicar a un bar,
    un par de rameras sumisas,
    el vodka con hielo
    para emborrachar las horas vacías
    y los mentolados cigarrillos.

    Al fin de cuentas,
    no hay sueño que no tenga
    vicios.
    A GEORTRIZIA le gusta esto.
  5. De sombras se viste la rosa
    tirada del estrado
    con su semblante de escarlata
    ensangrentado.
    Un par de aplausos de embaucada
    gloria
    y alabanzas al compás de un clarín
    de honor torero
    son las triviales cosas
    que lo alzan en los cielos.

    Un animal que por ser bestia
    y rumiante
    se entrega en sacrificio
    ante las banderillas y el estoque
    de una muchedumbre con sed de fervor,
    un caballero que se cubre
    con su capote rojo
    tras giros de un arte
    de mancillado decoro
    para enaltecerse ante las alabanzas
    de un burdo coro.

    Si supieran muchos
    que ese toro
    salió del corralón
    drogado
    y que en las puntas de las banderillas
    del torero
    sólo hay veneno aletargado.

    Si supieran muchos
    que la única meta de los dos
    es la de ser,
    a pesar de todo,
    perdonados.

    Uno por ser un bravo toro
    y otro por ser
    un balandrón torero.
    A GEORTRIZIA y liliana leoni les gusta esto.
  6. Donde hacen morada los dioses
    y las nubes se filtran en las destiladas utopías
    de la oscuridad de las estrellas.
    Donde la conciencia camina
    sobre la sigilosa penumbra de la noche
    y las luces de las luciérnagas
    sonríen sobre la memoria del azaroso atardecer.


    Un hombre contempla con mirada de cerro
    a esos dioses de pañuelos de cielos
    que en su tiempo secaron las lágrimas del devenir del ser,
    del corazón tiritando
    campanadas de una ciudad sin nombre,
    pero jamás olvidada en las crónicas
    de la templada entereza,
    con una historia proscrita
    en las páginas de tinta marchita por la mancillada infancia,
    la madurez y también las cenizas de la vejez.


    Un hombre con mirada de cerro,
    del otero franco del cóndor en pleno vuelo,
    buscando tal vez esa morada de los dioses
    que por alguna razón abandonaron
    a los astros y nuestra estoica fe.


    Así el secreto se pierde
    en las aguas claras de los grisáceos nubarrones,
    en los navíos de los ángeles que buscan otro Edén,
    pero igual firme esta el hombre
    con su encumbrada mirada de cerro
    y contempla con el oasis de un sosiego
    en sus pupilas
    la paz distante de las cordilleras
    y sus sueños de acero.
    A GEORTRIZIA y liliana leoni les gusta esto.
  7. A las madres de Plaza de Mayo.


    Ahora escribo exilios
    más allá del río
    pueden andar por las costas del Uruguay
    o incluso cruzando el Amazonas
    y llegando a Brasil
    o también de gira por Europa
    con ropa ejecutiva
    o en Asia adorando a Buda

    no sé bien por dónde andarán
    pero sé
    que hoy escribo exilios
    que vuelan y se posan en los versos excluidos
    por la marcha militar

    exilios que buscan anidar en algún pecho materno
    y olvidarse de las cadenas
    y las rutinas
    de las lápidas sin nombre
    de las ordenes con botas
    pero jamás de las presidiarias sombras
    de los desaparecidos

    exilios que se juntan en alguna plaza
    a proclamar con las pancartas
    por las voces
    de las madres sin sus niños
    A GEORTRIZIA y liliana leoni les gusta esto.
  8. XII

    Cuando se desnuda la sangre
    seguro que sus gotas rojas
    manchan la sonrisa del sol,
    y más cuando ella pierde su razón
    y se embarca en el delirio
    que gira al mundo sin meta ni brújula.
    A GEORTRIZIA y liliana leoni les gusta esto.
  9. Se abren brechas en el silencio
    en el horizonte de extenuadas miradas
    (espectros del ayer y sus emblemas

    de instintos)

    en la despedida de los caminos
    y su lejana distancia


    entre una y otra vida
    (símiles vidas que forman el ovillo

    del recuerdo)

    tras el frágil espejo de las almas
    se escucha el canto de los sinsontes
    en los oteros del viento
    que una y otra vez esculpen la gema
    de tu cuerpo


    abro el cofre íntimo
    que guarda mis sueños alados
    para que vuelen libres
    y conquisten los mares del reencuentro


    así entre roces limítrofes
    de susurros infinitos
    que enlazan estrellas y albores
    nace la flor de mi pecho
    la renovada esperanza
    de que la tristeza de una larva
    se vuelva la sucinta dicha

    de una mariposa en vuelo
    A GEORTRIZIA y liliana leoni les gusta esto.
  10. Hoy la tarde agoniza
    con la sangre púrpura
    intentando saciar​
    la sed del desierto de nuestras heridas,
    con los ojos idos​
    junto a las marejadas de memorias perdidas,
    con el trino distante​
    del éxodo de las joviales golondrinas,
    y en el silencio del mar
    nuestros sueños naufragando
    sin tener a la vista las escolleras
    ni las barcazas que los rescatan
    para llevarlos a las paradisíacas islas.

    Hoy la tarde​
    es un símbolo mártir
    de desvanecidas albas,
    y los futuros cantos de nanas
    no son más que estrellas desdichadas
    que se disipan​
    en la lumbrera de una cuna vacía.

    Hoy la tarde agoniza
    con la ausencia
    de las cigüeñas​
    y su maduro fruto de pureza.

    Es que…
    hoy la tarde​
    sufre la infinita pena
    por no traernos la ofrenda
    de las hadas madrinas​
    y su celestial hechizo de angelote.
  11. Quédate con tus cien mil acres,
    con tu mansión en Malibú
    y tu pedazo de isla en las Canarias.
    También quédate con tu Rolls Royce Phantom
    siempre listo y encerado
    para tus viajes al Shopping.
    Incluso te puedes quedar con tu servidumbre.
    Sí, quédate con tu grupo de esclavos maricas,
    ya que no puedes vivir sin ellos
    y tampoco tener una ducha decente si no te preparan la tina
    y la bata para salir del baño.

    Quédate también con tu Chef de la cocina francesa
    y sus deliciosos platos de brochetas de cerdo.
    No te preocupes; no los voy a extrañar.
    Siempre detesté la comida agridulce.

    También te devuelvo con moño y todo
    a tu puto estilista
    y esos peinados extravagantes
    de un antiquísimo estilo rococó.

    Quédate con tu dinero de plástico
    que sólo sabe comprar un poco de amor sin afecto
    en las subastas del mercado.
    Te devuelvo tus joyas relucientes
    para que siempre vistan tus monerías de seda.

    Quédate con tu corazón de maniquí,
    no me mandes ni un pedazo de él,
    en verdad, no lo quiero.

    Quédate con todo eso, pero déjame
    mis cervezas, mis Parisiennes negros,
    mis moteles baratos
    y todas las horas enteras de concreta abstracción
    en las que garabateo sobre las hojas
    los sentidos de estar vivo.

    Me conformo con estas pequeñas cosas,
    no pido más nada, prefiero ser un envase vacío a estar
    colmado de mierda.
  12. Una flor se viste de rocío otoñal
    para llorar la forma de las lágrimas.

    Un náufrago nada hasta el cauce
    del olvido del mar.

    Un caracol navega
    contracorriente​
    con la meta de alcanzar lo que fueron una vez
    sus espejismos y quimeras
    de islas, arena,
    espuma y sal.​

    Una golondrina viaja detrás del trino
    de las campanas​
    del nublado cielo y su infinito silencio.

    Una nereida busca los orígenes de sus sueños
    hasta encallar en el puerto de un bar,
    en los vasos sin fondo de los ebrios marineros
    del azar.​

    Así las horas pasean​
    por las veredas de la historia desierta,
    se acuestan en un banco de la plaza de una niñez baldía
    junto a sus anhelos de arboledas
    que extrañan​
    su desflorado semblante de hojas secas.

    Las nubes se ensimisman
    en una ecuación que da el producto
    del rostro de la Gristenia,
    y el tiempo caprichoso
    se dedica escribir...​
    su almanaque de vacíos y tristezas.
    A ti y a Bolìvar Alava Mayorga les gusta esto.
  13. "...Escribo en el olvido, en cada fuego
    de la noche cada rostro de ti..."
    Juan Gelman​



    Y en esta perecida soledad
    de diez mil años de un cielo de cenizas
    que viste de noche y con temores de lobezno
    y no sabe aullarle a la luna
    las penas teñidas de brumas

    y en esta soledad
    que sobrepasa los límites de lo intransitable
    y es tan extensa como la cabellera de Ofelia
    durmiendo entre los nenúfares

    y en esta soledad que entierra
    mi corazón de nación
    vacío de provincias
    y ciudades
    y ni siquiera vela a mi estrella
    embriagada por la cicuta
    del dolor

    en esta soledad
    hoy escribo
    con mis letras de los maderos del Olivo
    que crucificó al Cristo
    en cuerpo y alma de mis sentidos

    esta soledad que es la dignataria de la ausencia
    y el olvido
    A ti, Mave y Jarave les gusta esto.
  14. Uno siempre quiere lo que no tiene
    y cuando lo tiene se olvida por completo de ello.

    Esto es como los cursis versos de un poeta
    enamorado
    que le dice: te ofrezco la luna,
    y la enamorada se sonroja hasta debajo de su falda,
    se lanza igual que un gato mimoso
    franeleando los pantalones,
    y luego le reprocha constantemente
    durante todos los años que estuvieron casados
    que él
    le traiga la tan prometida luna.

    Y por simple suposición,
    si el poeta del amor uno de esos días
    cumple su promesa
    y baja la luna hasta sus pies,
    ella le pide que por favor
    se olvide de las boludeces
    y que sea más realista.
    A liliana leoni le gusta esto.
  15. Noche indolente/ sombras inquietas
    detrás de la ventana en la que mis ojos ven pasar
    la muerte del Ruiseñor
    ese Ruiseñor de helados inviernos/
    de veranos tórridos/
    de sueños libres de estación

    Ruiseñor del alba/ del ángelus/
    de la casa colmada y a la vez vacía/
    de las caricias íntimas
    y también de las extranjeras/
    del repiqueteo del efusivo atardecer
    y el insomnio del sopor del mediodía

    Noche apática/ oscuridad espasmódica
    en el jardín que sepulta a otro Ruiseñor
    de canto de alas azules
    y aspiraciones de luz

    Noche impasible/ penumbra frenética
    que llega dando la espalda
    a otro entierro de otra ofrenda
    con el espíritu del Ruiseñor
    A liliana leoni le gusta esto.