1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

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  1. El tri tri tri del cuncurino cae como chicharra de la claranoche
    la perculunada ojera de la madrugada
    se tiñe de sombracanes
    pulmonares aullidos de pleoespasmo
    gristenia/pluslagrimales/langurosas neoformas
    de los desfondes de la soledad
    sobre el reloj tentendido
    y ido el sosollanto vacío
    parte en pedazos la enllagada claranoche


    transversales vidrios y espejos reflejan la desertanrisa
    oxidada mueca con sus tantanes del síncopensomnial
    delirios hipertensos de cúmulos luzlatidos
    ensortijadas serpiesíquicas/neovoces demonodeas
    de la memoriabismal


    eco ácolico de los desalmes
    plerida de la pesada historia
    claranoche espectral


    «Jorge Daniel Dadourian»


    Pd: poema escrito con la técnica de la incorporación de los neologismos para dar otro significado a las palabras.
  2. Tres cuartos de veneno
    fracciono la noche
    algunas colillas desbordando el cenicero
    algunas copas rotas
    algunas botellas por el suelo descabezadas
    algunos sueños con temor escondidos en el clóset
    algunas largas sombras que deja el insomnio
    de semblante borroneado
    y muchas /muchísimas medianoches
    desparramadas y muertas al pie de la cama

    tres cuartos de veneno
    fracciono el día
    un alba infiltrándose por las persianas
    una silueta de mujer evaporándose detrás de la luz opaca
    un café amargo/ una resaca de años
    una soledad en un rincón de la casa
    sin despedida
    sin llanto
    sin ansias

    una rutina que va hasta la alacena
    vestida de dama de negro de un agrietado recuerdo
    para tomar el pequeño frasco de veneno
    y así nuevamente empezar a dármelo
    de a cucharadas

    ya pasaron muchos años
    y los cuchillos perdieron su sabor rancio
    y los odios homicidas se volvieron blandos consuelos
    y el cáncer de un pulmón mi más íntimo aliado
    y el veneno/ los tres cuartos de veneno
    mariposas/ campanas y ángeles
    danzando en mi sangre.
  3. A veces el deseo
    toma la personalidad de la medianoche
    de la alcoba y sus siluetas húmedas
    del vino espumante
    de los jardines floridos por aquellos eneros

    y se come las uñas
    hasta los falanges enteros
    y duda
    si gira o reposa inmóvil sobre la piel
    y hierve en el mismo sitio
    como un volcán a punto de estallar

    como una fotografía
    que intenta escapar del retrato

    como una hora inacabable
    en el tiempo

    y todo para concluir en un instante de silencio
    tan rígido
    tan incomprensiblemente rígido
    como el latido que hiberna
    como la savia de una piedra
    como la canción de un canario muerto

    es que
    a veces el deseo
    ladra/ ladra y ladra

    y se olvida de morder hasta el punto G
    A lover le gusta esto.
  4. xxx

    A un paso de mí empieza el abismo
    la incertidumbre/ el umbral del miedo
    a un paso de mí anidan los alacranes
    y los hijos de mi silencio
    “ese mismo opresor que me albergó

    incluso
    mucho antes de estar en el vientre materno”
    la fe errática/ la superstición
    con sus caras de perturbados espejos
    la ausencia y sus sombras extensas de recuerdos

    se hace eterno el camino mientras marcho

    a tientas
    por los vaivenes de lo supuesto y su devenir

    mientras el aire traspira y descalza la mañana
    las azules campanadas
    de los sueños desnudan la intimidad del alma
    mientras pasa fugazmente
    el alba y su caricia de niña efervescente
    la voz de la sangre que late
    sin la necesidad de aún verterse completa
    estas son las tristes muecas de un oasis quimérico
    ante esta/ la sed de un ciego


    yo creo que somos todos algo ciegos
    cuando miramos al sol de frente y deslumbrados
    nos perdemos
    en su jardín de intrincadas
    pero apolíneas anémonas

    ¿cuántas gargantas desiertas puede tener un hombre?
    es mejor no saberlo
    para seguir soportando las heridas de las espinas

    y sucumbir
    ante ella
    a los pies de su esencial belleza
    A lover le gusta esto.
  5. Hoy sales a la calle
    con un atado de Marlboro Box en el bolsillo de la camisa
    “primera vez que fumas cigarrillos de marca y te sientes más macho por eso”,
    con una petaca de Jack Daniels en el interior de la chaqueta
    que sólo sale a la luz cada vez que empinas
    largos sorbos cuando te mira una sensual mujer,
    con el pelo engominado “el típico lengüetazo de vaca”,
    perfumado y bañado, con el ambo recién salido de la tintorería,
    con los zapatos lustrados.
    Tienes todo, tienes facha,
    también una buena cantidad de pesos en el bolsillo
    junto con los forros mentolados que compraste en algún kiosco de paso,
    tienes un auto lujoso
    que brilla por sus tres capas de cera,
    una música de reggaeton que rompe las vidrieras de la ciudad
    y encima la noche es joven.
    Tú eres joven, un galán recién salido del cascarón.
    El mundo es joven
    y sientes que nada ni nadie te puede detener,
    te sientes Dios, más que Dios
    “Dios al lado tuyo es un poroto",
    y sabes que la suerte te sonríe.
    Toda va muy bien y todo irá aún mejor...
    “Melisa y Paula esperan su cita,
    esperan al semental italiano
    que les enseñara cómo es la caricia de un verdadero hombre”.
    Todo va muy bien y todo irá aún mejor,
    tienes la victoria asegurada
    y pareciera que más segura es
    mientras más te lo repites.
    Todo va muy bien y todo irá aún mejor,
    te dices mientras dejas el auto estacionado
    y caminas hasta la puerta en donde están los patovicas,
    los mismos que te prohíben la entrada
    por ser todavía un niño.
    A Troto le gusta esto.
  6. Tres putas caras,
    cuatro atados de Parisiennes negros
    toda una noche sin pegar ni un solo ojo,
    un par de petacas de whisky
    y todo el salario mínimo despilfarrado
    detrás de las sábanas de un insomnio y su capricho

    son las cinco cosas
    que dan un resultado bastante perjudicial
    a la hora de pensarlo bien.

    Pero si lo pienso aún mejor,
    para nada es un gran costo
    tener un pulmón con un poco más de cáncer,
    algo más de cirrosis en el hígado
    y terminar todo lo que queda del mes
    cagado de hambre.

    En verdad,
    no significan nada unas manchas más al tigre.
    Siempre y cuando
    disfrute de tener bien limpia la próstata
    aunque sea
    una vez en la vida.
    A Troto le gusta esto.
  7. Hoy más que nunca
    otra vez la muerte
    meticulosa
    tan sustancial
    sombra tangible
    rondando con el efluvio rancio de los crisantemos
    cercando de cenizas el pecho

    de nuevo su cara pálida
    su estepa árida
    su sangre con sierpes
    su amarillento y mustio cielo
    cubriendo todo con su presuroso invierno
    de hastío e inclemencia

    observando con sus hondas pupilas de despecho
    de noches y espectros
    copula con el traje del miedo
    roe las más íntimas horas
    los insomnios/ los sueños
    y con sus huesudas manos
    golpea​
    la lápida de la tierra

    ¿a quién le cuento?

    ¿a quién le digo que la muerte/ hoy más que nunca/
    vuelve con forma de tumba abierta?
    A Cemento y adrenalina le gusta esto.
  8. Piel desnuda hasta el hueso
    sangre de la alcoba y la cercana ausencia
    libre de tabúes
    de muecas de vergüenza
    de sombras y conciencias

    desnudez cruzando límites
    comarcas y horizontes de mares
    uniendo provincias/ países
    y las urbes de los cuerpos

    desnudez de las estrellas
    del infinito universo
    del palpitar rotando
    de la mosqueta
    sin los prejuicios de las espinas
    sola con la intimidad de su tallo
    sin la necesidad de los presuntuosos pétalos

    desnudez
    que no es
    escasez

    desnudez
    de sudarios/ hábitos del llanto
    desnudez carnal de la noche negra

    desnudez
    también del carmín de la fricción del fuego
    del garzo velo del cielo

    desnudez
    que no es
    carencia

    desnudez
    del polvo mártir de los años
    de lo blanco/ de lo pálido
    de lo ambarino del miedo
    desnudez frente al espejo
    de una luz brillante
    que colma los vastos imperios
    de la madrugada que nos alberga

    (…)

    brindemos por esa desnudez
    de trinos de pájaros y campanas de medianoche
    por esa desnudez de mujer
    que enciende la mecha
    de la explosión del pecho
    A Cemento y adrenalina le gusta esto.
  9. Las horas vestidas de nicotina
    son la contracara del mate amargo sin fondo

    la angustia deja surcos en el espejo

    la risa escrachada quedó jugando en offside
    por el maquillaje del destino
    y sus fingidos payasos

    siempre anhelamos mirar desde arriba
    pero cuando llega la hora del abismo
    y nos toca mirar desde abajo/ desde ese agujero sin piso
    en el que caemos
    y todo por pisar
    sobre un cielorraso
    quebrantado y desteñido por el thinner
    entre saltos de nubes quemadas por los fuegos de los siglos
    y los ángeles no nos rescatan porque son…


    ¡AY LOS ÁNGELES!

    simples mitos desfallecidos
    de una fábula extinta


    alguien tendrá la culpa

    Maga

    alguien siempre la tiene que tener

    y los errores al cruzar un camino restringido
    un río sin puente
    la mar sin timón ni salvavidas
    el tifón de corazones de oleajes/ resacas y vendavales
    son la usura
    de lo poco que queda de la sangre perdida
    la inocencia
    y las tardes de rayuelas


    la amnesia sería una sana manera de extirparte

    Maga

    pero bien sabes
    que los fantasmas de tu sombra me aterrorizan
    con sicarios besos de humedad fría
    punzantes caricias
    crueles nanas que mecen la cuna
    en donde duerme
    el eterno niño


    son espectros sísmicos del llanto
    son marismas de islas
    sin tutoras sin Magas
    que nos libren con sus hechizos


    esclavos somos de la historia y de ese pozo sin fondo
    ¿qué podemos hacer…?
    ya sabemos que los puentes no nos conducen al paraíso
    o que los verbos son ineficaces en el momento de la acción
    o que la mañana sólo es una cara más
    de la soledad/ el café y los cigarrillos


    el amor es cancerígeno
    y su cáncer es el corazón

    goteando
    abortos
    duendes verdes sin alegría
    huérfanos infantes
    oscuridades sin dejos rosáceos ni lilas


    ¿y dónde está el punto o la coma?
    vieja pausa que dormía un poco a la aflicción
    y calmaba la fiebre con todo
    y sus convulsiones de huesos


    Hoy admito que no quiero verte desde abajo

    Maga

    no quiero mirarte más desde aquí
    no quiero ser una mancha en la distancia que jamás podrá ser un paisaje
    o ni siquiera una borroneada línea

    Maga


    añoro tus abrazos
    los necesito

    no quiero ser más un Cronopio de la soledad
    me niego a mirar la vida desde abajo
    con estos ojos verdes y chinos
    vuelve con tu varita y has un conjuro de esos de los que tú sabes
    para volverme otra vez un niño


    (...)


    por favor
    a usted Don Julio
    se lo pido
    concédame una Maga para pasar los ratos
    de este cronopio

  10. De entre la noche divago…
    ¿Hoy seré Dakar, Bruselas o Hanói?
    ¿Tal vez sea un distinguido Londres
    o los voluptuosos senos de París?
    Mejor soy lo que más sé…
    La piel febril,
    las manos sudorosas,
    los nervios del sexo,
    la última melodía de los cuerpos,
    la balada del estrecho ombligo y aquella húmeda rosa
    en la alcoba gris de la memoria,
    en la cama de la fantasmagórica
    residencia,
    esa
    en la que habitan los sentimientos desnudos
    que se aparean
    entre los gemidos del silencio.
  11. Bastante alejado de la civilización
    incluso lejos de Hanói
    cerca del zarpazo que desgarra del Tigre
    de la ponzoña de la Cobra
    de los colmillos de la Gran Furia Asiática
    de las lágrimas y la sal tumefactas en el ojo
    y del sabor áspero/amargo del rencor
    un hombre aún resiste
    aún resiste con la bayoneta clavada en el pecho
    están pateándolo
    están fusilándolo
    están degollándolo
    lo están torturando
    lo matan/ lo resucitan
    para luego volverlo a matar

    lo matan psicológicamente
    físicamente/ moralmente
    le meten ratas en la sangre
    le queman su condición racial
    lo rasuran hasta el hueso
    lo atan con oxidadas cadenas de hambrunas
    pestes y quebrantos
    lo aprisionan con grilletes de nauseabundos anélidos
    lo hacen vomitar sus tripas/ su confianza
    hasta los pedazos de su desecho corazón

    lo hacen mirar hasta el hartazgo
    la violación y el homicidio de su mujer y su hija
    y lo vuelve a patear
    hasta que escupe suplicas en forma de hemorragias

    pero ese hombre aún resiste
    mutilado de piernas y brazos aún resiste
    decapitado/ mil veces asesinado/ exterminado
    así y todo
    aún resiste

    para poder un día escapar
    y llegar a su patria
    mas sin saber que se topará con un país
    diferente
    un país que comenzó otra guerra
    una guerra sin final
    que mata con esquirlas de indiferencias
    con exilios
    con deshonras y rechazos
    una guerra fría
    que nadie puede ganar
    una guerra sin trinchera ni resguardo
    hacia los excombatientes de Vietnam
    A Lucevelio le gusta esto.
  12. El teléfono no suena
    por la falta de amigos,
    por las razones de un cielo
    al cual yo ignoro por completo
    con mi delirio y mi trance.
    La cita se canceló
    en la hora puntual, la apetecible puta
    que tanto reclaman mis bajos instintos
    nunca apareció en aquel paraje
    donde las horas y el sopor
    se volvieron bestias hambrientas de la conciencia.
    Y la mañana “que fábula más ridícula,
    más falsa”
    usa siempre su antifaz
    de espectro oriundo del remordimiento
    que se esconde en la sangre.


    Sólo me queda alzar la botella
    que libera todas mis miserias
    y brindar conmigo mismo,
    a estas alturas,
    es lo único que me permite disfrutar de la noche
    y sus facciones de mujer.
  13. Entre tanto navegar por torrentes de sal
    con las heridas latiendo cada instante de pleamar
    con las lágrimas desbordando el vaso
    con las sofocadas estrellas
    diurnas
    del fracaso…

    ¡Ay!
    En la hoguera dejamos alegrías y todo tipo
    de humores/ también sueños
    mientras la noche desciende sobre nuestros abrojos
    con su metálica cortina de alquitrán

    y miramos
    con el polvo impregnado en los ojos
    una mañana pálida
    un alba sin despertar
    buscando una costa que no tenga arena
    que no sea lejana
    una costa sin naufragios
    sin éxodos
    o una isla azul
    que ansía la nada

    y reclamamos
    y reclamamos con el llanto octogenario
    acarreando las soledades en la espalda
    con las animosidades punzantes
    que se clavan
    como cuchillos oxidados
    de la memoria de los años

    y reclamamos
    y demandamos como si fuéramos
    omnipotentes de nuestro propio azar

    ¡Ay!
    Demandamos hasta que la sangre suplica
    hasta que la fiebre se vuelve letargo
    hasta que la respiración cesa
    al compás del sopor y su eternidad

    ¡Ay!
    Me doy cuenta que así y todo
    todavía
    no sabemos valorar
    la sonrisa de la piel de nuestro quebranto
  14. Lo intachable que finge una sonrisa
    las palabras muertas
    el melodrama sobre la acera
    el abatimiento/ el hastío
    demoliendo epopeyas
    los colmillos hincando en la sangre
    el antifaz de todos
    y cada uno de los anonimatos
    el cielo de cenizas

    hasta cuándo
    los fatídicos ademanes
    los insoportables rostros
    pálidos y fríos
    los vuelos sin altura
    los caminos de cornisas

    hasta cuándo
    la noche ciega del mundo
    la sombra con su piel marchita
    la soledad octogenaria
    la luna con su llanto de estrellas
    la universal inocencia extinta

    hasta que alguien diga basta
    y expulse la simulación sin resentimiento
    y se deshaga de su traje de miedo
    y se olvide del ojo del dolor
    y la muerte se vuelva nuestra cara
    más amena
    frente a los muros de la indiferencia

    y tal vez así
    el corazón de piedra
    pueda latir
    o emitir un rugido de mil gargantas
    aunque sea una sola vez
    antes de volverse añicos
    A Jarave le gusta esto.
  15. Que cruel desdicha
    creíste como un escéptico
    promulgaste en vano
    no supiste qué hacer con tantos años de amor
    consumiste horas e instantes
    noches y días
    y con los ojos ciegos probaste el borde del precipicio

    finalmente
    te aferraste a un manojo de sueños
    y los pintaste de pesadillas
    y así
    te tragaste de un sorbo la vida

    hoy tus fantasmas
    aquellos
    con los cuales no supiste convivir por pavor
    velan tus diseminadas cenizas
    lamentándose
    con apenas unas tenues palabras
    que llegan al oído
    diciendo
    que cruel desdicha