Mundo poético de Jorge Lemoine y Bosshardt © Todos los Derechos Reservados

1.

Pero la soledad
esta es sin principio
esta que nos nombra
a veces tiene rumbo




2.

Mis manos te significaron toda la noche
como la sombra, como el eco
como las aves
vaciadas de un hornero
Te fui gesticulando la tristeza ritual
para nombrarte un poco con el verso.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Búscame el exilio sin haber estado
bébeme el olvido
para envenenar la golondrina o cerrar el camino tras tu espalda
jamás es ya no ser y no haber sido
Alza la mano, pájaro de los días
la historia te chorrea por la espalda
y la frente te sangra hacia mañana un vacío que no reconoces
El tú se sucede por la gente
yo que no he sucedido
Nosotros que no hemos sucedido
perdemos el acceso a alguna historia
abriendo a destiempo alguna esquina.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Ha sonado tu silencio
el ala de la tierra se aferró de un viento entero
tú no has sucedido aún
pero eres ya en otras veces como la muerte me viene buscando por mañana
La tierra ha partido
viajar es partir por tantas veces...
y tu silencio está sonando
en las palabras extraviadas
o en mi vigilia ciega


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

si los ojos se me queman de tierra
pájaro
y si el viento degüella silencios
sin abrir gargantas en las manos
pájaro ciego
y si brota el viento de las alas
pájaro entero
a medio cielo infinito
y punto


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

1.

Mis manos te significaron toda la noche
como la sombra, como el eco
como las aves
vaciadas de un hornero
Te fui gesticulando la tristeza ritual
para nombrarte un poco con el verso.




2.

Transitándome la historia he llegado hasta mí
yo que me anduve todo el rastro
Después de haberme sido tanto.




3.

Las cosas brillan como chillidos de frío
trompetazos de luz tienen sabor de agua
total
Miro mis manos y quedo detenido
ratos frente a los ecos simétricos de
los espejos.


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Búscame el exilio sin haber estado
bébeme el olvido
para envenenar la golondrina o cerrar el camino tras tu espalda
jamás es ya no ser y no haber sido
Alza la mano, pájaro de los días
la historia te chorrea por la espalda
y la frente te sangra hacia mañana un vacío que no reconoces
El tú se sucede por la gente
yo que no he sucedido
Nosotros que no hemos sucedido
perdemos el acceso a alguna historia
abriendo a destiempo alguna esquina.
Pero la soledad
esta es sin principio
esta que nos nombra
a veces tiene rumbo


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Ha sonado tu silencio
el ala de la tierra se aferró a un viento entero
tú no has sucedido aún
pero eres ya en otras voces como la muerte me viene buscando por mañana
La tierra ha partido
viajar es partir por tantas veces...
y tu silencio está sonando
en las palabras extraviadas
o en mi vigilia ciega


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Tensaré tu sangre como un arco

*

ciertos callados adjetivos con
que el ánimo acata la presencia de lo emocionante

*

colores indefinibles que exceden las
calificaciones del perfectísimo vocal
preciosismo técnico

*

El tiempo hace ruido en todas las cosas que tardan. Ese sonido a nunca.

*

No es la medida de Susana. De las Susanas. Es la mía.

*

No sé qué pasa. Y es evidente que lo que pasa pasa. Que cuando yo sepa.

*

Si mi fervor te desiste


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Abrirte
sobre tu silencio boquiabierto
como los caracoles
sonora de sombras y savia cerrada
en el ventrículo caliente
clavaré mi invasión
como un grito infinito
para poblarte el acecho de tus
ciegos
después. todo después
todo tendrá una palabra
porque somos pobres de silencio


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Estoy parado en el
andén del tiempo
me faltaron días
para mi historia
me faltaron los
hechos para
la vida
y veo hundirse
en el innumerable
nunca
la nuca de la vida
y me vuelvo caminando
pisando el vacío que voy


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

agarrada la boca en el silencio
como un perro

*

estoy enamorado de tu cuerpo y
eso es suficiente para
hacer gestos de colores con palabras

*

terminar aquí
intermitentemente


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Hoy he vuelto a olvidar algo. Una carta de Florencia está en un libro de Vinicius de Moraes. Me hace acordar a un huevo frío que en algún lado... También me olvidé de eso.
Cuando se ha olvidado tanto que ya no queda tiempo, se grita.
Esto es un grito: ¡¡¡No te vayas!!!
Siempre parte algo que no se alcanza. Se grita para pedir: ¡¡¡espérenme!!! Tal vez el por favor no suena muy claro (tal vez porque se corre)
No tenés barco Jaron. pero puede partir el tiempo. La espera entonces ya no me sería vigilia. Entonces faltaría yo también "en la medida de un llamado". Pero el llamado parte también y el muelle es un sitio de soledad; entonces sí, ya no se tiene otro "grito que el del último silencio".
Jaron amigo. Jaron mano. Jaron silencio. Jaron bueno. Jaron Jaron.
Todo está de una manera
Y el silencio que música vacía
y la sombra que dolor occipital de rastro
y la nuca que soledad de los que quedan
Y los otros que se mueren
penetrados del odio que no les pertenece
y todo que algo, Y vos que Jaron
vos que todo lo que vos
como la única manera de que seas
como la sola forma de que faltar sea ser irremplazable
Jaron que se nos van los días y ¡qué lástima! y ¡qué importa!
si estamos siempre juntos
Querido Jaron,
cualquier día en cualquier parte (todos los días, donde sea)


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Estoy en un lugar a donde no he llegado.

*

Voy a buscarte todos los días
con el alma descalza como un balde
como tú misma pozo y vasija
para temblarnos


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Una vez más todas las veces
una vez más todas las veces, y esta vez
una cualquiera pero ésta
(porque la verdad es ahora)
me vuelvo desde mi propio miedo
para medirme la larga espalda que te dejo.
Ahora comprendo
que no siempre partir es la soledad de un puerto
que tal vez el regreso es la soledad
de no volver a tiempo
y que el tiempo a veces es jamás.
Ahora comprendo que la espalda
la dejamos los dos en una historia
en un sitio sin mañana...


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

Te he despreciado tal vez como si sólo pudiera ser apariencia y no obstante golpeé todo lo que pude para saltarte la pintura, para hacer un lugar en tu coraza y poder mirar el frío y el miedo que abuzan por adentro. Entonces me encontré. Como si tu segunda defensa fuera pintarte de espejo debajo de la primera apariencia. Me encontré y me sentí solo rodeado del miedo de haber entrado imprudentemente, en el que comprendía era mi último minuto mi último sitio como alguien que comprende en un salón de espejos que lo acaban de matar (cuánto tiempo —tal vez la eternidad—) para presenciar la propia muerte)


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT