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    Cuando tiemblo en mis noches de sombra
    mi consuelo es verte en las vidrieras
    donde se refleja tu belleza de sirena
    con un halo de lluvia que inunda mi tristeza.

    De aquella selva de mis sueños
    sólo permanece en mi pensar sereno
    recuerdos de remordimientos,
    hechos del pasado lastimando
    el nado del cisne, desgarrando los escalofríos
    de mi sangre.

    Salto sobre mis incertidumbres,
    mis suspiros son los alisios
    las ilusiones fugitivas de sus sueños,
    embriagando la nostalgia de un corazón
    hecho racimo, desencajado.

    Un sueño ardiente, no consumado,
    mi ilusión es una cárcel en un abismo
    un templo inundado, placeres que no producen
    espasmos, fragancias inodoras,
    en un campo de cerezos en flor.


    Diosa de frágil cristal, acuarela del crepúsculo
    ¿dónde dejaste mis besos? en un arca de sables
    en un bosque oscurecido, temblando mi cuerpo
    en un lugar, donde vive la oscura melancolía.

    En qué hoja, en qué torrente dejaste nuestra esencia,
    con ella se marchó nuestro amor, cayendo por la cascada
    de la muerte, y jamás resucitó a la vida.



    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
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    Entre el discordar de mi alma nítida
    y tu blusón de pirata empedernida,
    mi corazón palpita
    como las campanas repican
    en la aurora bendecida.

    Eres mi libro abierto, una abeja
    haciendo poesía, yo tu pistilo,
    tu libro viral, el fulgor
    de un abismo en tu corola, el panal
    que produce la miel de tu alcoba.

    Tú eres la magia de la lámpara de Aladino
    un brillo en el aura de mi vida.
    yo, tú Robinson Crusoe, lo inesperado
    de la vida, la cantata de nuestro amor
    en un arca escondida.

    Yo, el ascua del brasero,
    la vanidad hecha arpía,
    incandescencia eres vida
    en el mar de las tinieblas
    amores derruidos por cadenas,
    una nota discordante en la fosa de las maravillas.

    Yo soy tu oda, la luminosidad
    de tu ajetreada vida, el respirar
    del barco ante una ola gigante

    Tú, el mar, la marejada
    que construyes moradas, en mi alma marchita.

    Quiero ser tu poema, tu melodía
    un vendaval en tu cuerpo
    una bondad en tu alma;

    Tú, mis misterios, mi noche callada,
    el alarido del lobo
    cuando la luna canta.
    A Ana Fabiana y Alde les gusta esto.
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    Quiero amarte
    como la mañana al día
    o la noche a la luna,
    sentir una descarga eléctrica
    de serpiente, allí,
    donde los sentimientos habitan.

    Quiero ser tu paisaje,
    tu jardín florido,
    las noches de espera,
    un espectro radiante en tu aura.

    Ser tu noche bendita,
    un solar vacío que yo ocupo,
    lo amueblo, lo decoro, lo llevo al cielo,
    a la gloria, al oasis en el desierto;
    una caravana de ilusiones, recorriendo
    tus dunas.

    Tú, mariposa que mi iris dilatas
    con tu belleza, eres un duende saliendo
    del lago, una piscina flotando,
    un quererme despacio, como una canción romántica,
    un adherirte a mi cuerpo, como una medusa.

    Abrazados, los cuerpos unidos,
    seamos fulgor, pasión, excitación,
    como el miedo, o la visión
    de un agujero negro, engullendo
    un sistema solar,
    excitación incontrolada, demolición
    del control.

    Enlazando las hojas
    que habitan en nuestra boca,
    como los canes en su acto amoroso,
    ser liana y bosque, un acueducto,
    una catarata siendo luz y sonido.

    Yo sello y tu carta, pegarnos,
    ser amantes solidarios,
    con destino a un universo
    donde florecen los jardines flotantes,
    ser mi guía por el mundo.

    El elixir del deseo, el sentimiento,
    la pasión,
    todo en un instante supremo.
    A Alde, Ana Fabiana y Pi-Radianes les gusta esto.
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    ¡Oh, cielo mío!
    ¿por qué me miras así?
    soy una entelequia, un desdoble del silencio,
    vibrando mi sentimiento en un mar de lamentos,
    de corolas eternas, de pistilos inciertos.

    Yo quisiera ser alma fosforescente
    andando el páramo y el molino
    de tu desangrada vida,
    de tus recovecos no escritos.

    Quiero que seas mi noche de estrellas
    el camino de la muralla, ese devenir errante,
    que me ciega y nadar quisiera por tu
    cabellera, reír por tu espalda, dormir
    en tu hoguera.

    ¡Oh, pájaro triste!
    cigüeña de paso en el estanque del amor,
    apisonadora de mis noches,
    sol de mi resurrección,
    agua oscura, sed de amargura.

    ¡Oh, cascada de mi vida!
    tortura mi ansiedad, acelera mi calma
    dame sosiego, cariño en la morada
    donde los pájaros trinan al calor
    de tu aliento.

    ¡Oh, caracola marina!
    desnuda mi alma, surca mi timón
    mi musculada espalda, un río de sangre
    en tu corazón soy por la mañana.

    ¡Oh, sed de mi vida!
    dame agua bendita,
    bendice esta noche estrellada
    surcando mi alma, con vientos
    huracanados, de aquella nostalgia
    que viene a visitarme, cuando me duermo,
    en la ensenada del huerto.
    A Alde y Ana Fabiana les gusta esto.
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    Las tardes de otoño
    con su tristeza mueren en mi ventana
    como yo desfallezco en tu alma.

    Un jilguero cantando,
    una voz callada ,
    dormir en tu vientre,
    cantar a la mañana
    que te quiere, mi adorada.

    Tú, mariposa, ensimismada
    con tu mirada alumbrando el horizonte,
    en un mundo de fantasía,
    enloqueces mi atardecer de luces naranja.

    Aturdidas auroras de plata
    alimentan tu aura y yo, mientras,
    corazón mío , penetro
    como brisa marina en tu cama.
    A Ana Fabiana le gusta esto.
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    Tú, esencia apasionada, un día de sol.
    Soy un pastor despertando
    tus pasiones más primitivas,
    haciendo fluir en tus venas, mi
    piel sedosa.

    Eres coqueta, mariposa;
    arden mis pensamientos
    en un recodo de la playa,
    como hojas hambrientas,
    perturbando mi descanso.

    Eres corola reducida
    azahar impenetrable
    curando mis heridas,
    mis pulmones se expanden.

    Tus olores de belleza, en el valle
    de tu amor, expresando poesía viva,
    son una rosa sin espinas.

    Eres fulgor, inundando de estrellas
    mis noches estrelladas,
    una cascada en la pradera
    que entra en mi cuarto.

    Una espuma en la farola
    de la esquina, con ternura
    hasta en la bombilla.

    Levito con tu viento,
    soy roca, lloro de verte
    disfrutar en contacto
    conmigo, naturaleza muerta,
    tan viva y eléctrica.

    Tú, ardes de emoción.
    me endulzas el corazón con pasión,
    envenenas mis venas de amor;

    Siento tus pupilas dilatadas
    cuando penetro en tu interior.

    Desvistamos nuestro candor
    nuestra esencia, corazón.

    Soy tu deseo, ávida de tenerme
    de acariciarme como te acaricia el sol;
    amarme sin finuras, a lo loco.

    Quiero una noche de luna risueña
    una explosión de tu aura
    alcoholizada de mi, de mi furor.

    Un cauce de bondad en el mar de la felicidad,
    un encanto en una selva de lujuria,
    un despertar corriendo, un correr despierto,
    soñar con raíces en la estela de tu sed.

    Morir de sed, de tu aliento,
    de tu temblor
    A Alde le gusta esto.
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    ¡Oh cielo mío! cuando te imagino
    quiero seas mi sueño,
    mi estructura, un delirio en mi mente
    que me incita a elucubrar
    sobre la ternura de tu alma, tu candidez de corazón,
    tu arrullo…

    Tu cuerpo diamantes lujuriosos
    que se dibujan como si fuese un comic,
    en un altar de diosa, te iluminas,
    te introduces dentro de mi,
    como un rayo lujurioso

    Eres mi muro, mi protección
    contra la dañina lluvia torrencial;
    siento ansia de tu belleza,
    te llevo en el bolsillo de mi chaqueta,
    en el horario de trabajo, incluso en los actos imprudentes
    que realizo por pensar en ti, sin tenerte,
    de enloquecer sin verte, de morir por ti, sin sangre.

    ¡Oh, mi martirio!, por qué sueño
    con hojas secas respirando nuestro aliento,
    alimentando nuestros aromas, a hierba cortada,
    a suelo mojado, cuando nos acurrucamos y nos besamos.

    Esa presencia de tu ausencia
    que me lleva a la locura.
    la villanía hecha belleza,
    una flor naciendo en el sendero de tu desnudez.

    Circulo por un túnel de embaucamiento,
    una sensación de aroma a clavo y canela
    me embriaga, noche tozuda, de sudores intensos,
    de momentos de delirio, sueños imposibles
    porque no existes, eres mi fantasía.

    Sé mi delirio, mi tormento, mi amor del alma
    una sensación inexplicable que ahonda en mi ser
    y se convierte en felicidad,

    Lava mi sangre, desierto de arena ardiente,
    seca mi corazón con tu amor;
    amor acurrucado sobre las mieles, driblando al ocaso,
    a la enfermedad del cansancio,
    que es la intolerancia y la rutina.

    Quiero poseerte entre tus sábanas festivas,
    en tu dormitorio, custodiado por ángeles invisibles.
    que cuidan nuestra historia de amor,
    álgida, fresca como el agua que brota
    de un manantial en la montaña.

    Eso espero de ti mujer.
    A Alde le gusta esto.
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    Paseando por la ribera del arroyo
    entrelazadas las manos como nubes en el cielo,
    oyendo el sonido cadencioso del agua en su triste camino
    hacia ninguna parte, en su discurrir
    entre guijarros centenarios, que va acariciando,
    desgastando, las piedras enamoradas del cauce.

    Al fondo vasto y solitario
    el sauce con su caverna,
    y la roca sollozando a la espera,
    lugar idílico donde enciende nuestra antorcha.

    Donde las miradas se confunden con luceros,
    y un olor a jazmín, envuelve el lugar de mágico misterio;
    cantos celestiales amparan nuestro lecho.

    Allí fuimos a sembrarnos de nuevo,
    a enraizar nuestros sentimientos,
    nos imbuimos en nuestros juegos amorosos,
    tú me desnudas, cómo desnuda el viento
    los árboles en otoño,

    Tú, mariposa con tu belleza
    haces temblar el iris de mis ojos
    y con esos labios puro deseo carnal
    para mí boca; suavemente besas mi cuello
    de terciopelo , haciendo que vea estrellas en el cielo,
    frío en mis entrañas y la tierra se va humedeciendo.

    Mariposa me acaricias ardientemente
    como el sol a la pradera, me desnudas de razón,
    me elevas hasta el paraíso de Adam,
    donde no hay serpientes ni castigos,
    caen rayos dulces de semblante bello.

    Tú, mariposa silenciosa, con manos de seda
    revoloteas sobre mi cuerpo, circundas
    la oquedad de mi vientre, el principio de mi vida.

    ¡Oh mariposa! cuando buscas
    en mi pistilo el polen de vida,
    succionando como un motor
    succiona el agua del pozo,
    un relámpago pasa por mi mente.

    ¡Oh mariposa!, qué deleite sientas la explosión
    de mi crema en tu lengua,
    sentir que me llevas dentro
    por la eternidad de los tiempos,
    que tú cuerpo y el mío, se han juntado
    en un abrazo eterno.

    ¡Oh , amor mío! qué momento más sublime,
    ya me había olvidado
    del trinar de los pájaros
    y el discurrir suave, del arroyo milenario.
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    Con una sonrisa me basta para subir al cielo de tu cuerpo,
    removiendo tus estructuras, gozando tus fragancias
    resucitando en un campo de hierbas rojizas ,
    cómo tengo el corazón, del amor que te profeso.

    Si me miras te amaría como se aman las luces brillantes,
    parpadeando, en una noche estrellada,
    donde tú y yo fuésemos la réplica, del amor
    en la tierra, de los luceros en el cielo.

    Si te miro caminar como andan los cometas
    en el cielo, con esa brillantez que hace espeluznar mi cuerpo,
    explosiono como los cometas
    cuando entran en contacto con la atmósfera
    de tu cuerpo, una palabra tuya derrite mis sentimientos.

    Si te tengo, me muero, si no te tengo ni respiro,
    estoy yerto en el humedal donde nos veíamos a escondidas,
    con los limoneros de testigos de nuestro amor secreto.

    Cuando te poseo las estrellas sonriendo
    van a tu pelo, lo hacen brillar,
    como el trigo cuando el sol lo calienta.

    Las ardillas bailan sobre tu vientre la danza del fuego,
    las serpientes resbalan sobre tu sensible cuerpo,
    deslizándose como en el hielo,
    Las termitas de mi corazón penetran en ti
    y somos la felicidad del universo.
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    Quiero caminar por la vida
    como lobo hambriento
    como caminan mis sentimientos
    por los prados, por los recovecos,
    por los recuerdos de una vida
    dudosa, frescura de manantial sereno.

    Quiero ser compañero
    del vecino del barrio donde habita
    mi alma, un poco cansada, pertrecha
    de un silencio adormecido imperturbable.

    Una luz en el ocaso,
    un arcoíris en la mañana,
    un seductor acomplejado,
    o mejor, un acomplejado seducido.

    Quiero ser las piernas
    de mi amada por la mañana,
    un jilguero abandonado
    después de poner sus huevos,
    una lumbre que te caliente
    cuando sientas frío,
    la soledad acompañándote.

    Quiero cocinar contigo, beberme tu aliento,
    ser un conquistador sin destino, un amante que no ama,
    un suspiro que nunca ha salido de la garganta,
    un sonido silenciado por la campana del destino.

    Llévame por caminos anchos,
    de felicidad, donde no exista la oscuridad,
    solo luz y poesía.

    Quiero ser un fantasma del tiempo
    coronando valles desiertos
    un estupor de la luz
    una obcecación en la noche.

    Quiero ser aire, susurro,
    lamento, brotando de mi dicha,
    mi juventud eterna.
    A Alde le gusta esto.
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    Tristeza que se enreda en mi cuerpo,
    lámpara que cuelga desnuda,
    batallas pérdidas, en la nostalgia
    de la melancolía devastada.

    Un amor sin pétalos, lleno de espinas,
    aromas agrios, venas que no fluyen
    en esta pertrecha vida, de pasiones turgentes,
    en la que estoy sumido.

    Me tienes roto el corazón, quisiera pegarlo
    con algo de ternura, de auroras brillando
    en alguna esquina; cansado estoy
    de sombras y noches frías, tuberías congeladas,
    como el invierno de mi línea del tiempo.

    En mí perviven, rostros retrospectivos,
    decisiones embriagadas, traicionadas
    por acciones donde ni siquiera llegan las penas
    crepúsculo enmohecido, trinar enloquecido,
    silencio derruido.

    Vivo en una hoguera de muerte,
    en cavernas de murciélagos
    con oscuridad eterna,
    desnudo estoy entre paredes de blasfemia.

    Humedades generadoras de muros de musgo,
    dejadme florecer, vagando por espirales de sueño,
    abismos de bondad, tapando las puertas melancólicas,
    destruyendo los ocasos de nubes oscuras.

    Llama brotando de mi pecho,
    buscando abrir la puerta de la alegría,
    de la bondad hacia la vida;
    encontrando siempre el candado,
    de la cancela cerrado.

    A Bernardo de Valbuena y Alde les gusta esto.
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    Soy otoño y la tristeza me invade
    al llegar el umbral del frío invierno
    ya sin hojas en mis árboles
    marchitos y desabrigados
    necesitan la manta para no pasar frío.

    Los pájaros ateridos, sus plumas
    dejan crecer para hacerse un abrigo;
    las serpientes buscan su roca de olvido
    donde pasar la noche más larga sin escalofríos.

    Húmeda melancolía en las ventanas
    dejando caer las lágrimas
    que el rocío ha vertido
    en sus transparentes cristales.

    Soy pradera amarillenta, flores marchitas
    cielos melancólicos, oscuros;
    las nubes viajan a lomos de un caballo
    en el escenario del ocaso del tiempo.

    Bosques de cobre con hadas encantadas
    riachuelos que ríen y retumban con su panza
    al caer por la cascada,

    Los árboles lloran al ruido de las motosierras
    les quitan sus hijos, sangran sus brazos
    desnudos se quedan.

    Mar enfurecido, peces de plata
    barcos que bailan al son de una montaña
    de espuma y los vaivenes de tango
    en sus deliciosas noches cuando llega el ocaso
    del día y se despierta la luna.

    Soy suspiro de flores marchitas en la inmensa pradera
    mariposas brillando en los días grises,
    llenos de tristeza, estrellas dormidas en el cielo
    oleaje que muere en la orilla, desnudando el follaje
    de.l brillo primaveral y dejándolo en melancolía
    A Alde y Pi-Radianes les gusta esto.
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    El amor es...
    un soplo de aire fresco
    el que siempre nos da la vida
    y alimenta a nuestro corazón,
    El amor es, una sinfonía de Mozart,
    Un ensueño del alma
    un tango bailado
    con verdadera pasión.

    El amor es...
    Una mariposa revoloteando bajo
    tu vientre,
    un perder la razón en una sinrazón
    llena de contrastes y felicidad
    como nunca he sentido yo.

    El amor es...
    Un deseo lleno de ternura,
    un barco sigiloso
    en la ensenada del puerto,
    una flor siempre abierta
    Que te nombre y me nombra;
    porque sabe, que solo nos amamos
    y nos amaremos eternamente

    ¡Por siempre los dos...!
    A Alde y bristy les gusta esto.
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    Cada día que pasa eres más bendita,
    pasiflora que me envuelves
    en tu manto de amor
    en la cañada del alma,
    donde cantan los ruiseñores
    a mi amada.

    Esa amada que siempre siembra
    mi dicha con agua bendita
    que surge de su interior
    como si fuese viento fresco de levante.

    Eres flor de mis días,
    dicha de mis penas,
    consuelo de mi alegría,
    vagas por los arenales de la vida
    construyendo casas de mirto
    en el bosque de mi corazón
    que parece un surtidor de agua
    que riega tus pozos, los alimenta,
    como los acuíferos subterráneos
    alimentan a los pantanos.

    Eres una acacia
    en un monte perdida,
    yo te busco corazón de nieve,
    aire que hincha mis pulmones,
    te busco y te encuentro hablando con la mañana,
    qué esplendor despliegas, qué hermosura la tuya,
    amarillenta como si fueses una asiática,
    bella como las plumas del guacamayo.

    Bendita seas en esta jungla de pasión,
    amada mía, envuélveme con tu capa de cariño,
    acaríciame con el viento
    que viene allende del océano, fresco,
    con ganas de tenerte, de abrazarte de oler tu cuerpo
    y enamorarse de ti,
    como se enamoran los adolescentes
    con amores que matan, intensos,
    como el sol del mediodía
    en mi tierra, Andalucía.

    Eres mi amada
    estás quieta en mi cama,
    me relames el alma,
    me tienes embaucado, con tu mirada tímida,
    ardiente, los labios húmedos te delatan,
    me quieres todo,
    como la gaviota a su presa,

    penetrar en tu mar, en tu garganta,
    darte besos de fresa
    que te adormezcan con sutileza.

    Quiéreme clavel mío,
    átame a tu cuerpo,
    que no quiero separarme
    de ti ni un momento.
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    ¡Oh suntuoso semblante!,
    cabello ardiente, tez serena,
    dientes brillantes
    como luceros resplandecientes,
    iris abierto, verdor de pradera.

    Valles sin profanar
    mirad esa belleza
    que hace ensombrecer la tierra,
    girar las galaxias,
    esconderse la fealdad y la malicia,
    oscurantismo de nuestra vida.

    Los mejores vinos se descorchan
    para ofrecerte sus caldos
    de pasiones embriagadas,
    acompañantes de fiestas
    desde tiempos ancestrales.

    Eres el sueño de las hierbas risueñas del prado,
    armonía de colibrí cruzando el páramo,
    dándole verdor y alegría.

    Lo yermo revive, con tu resplandor de belleza.

    Burbujas de setos, hay en nuestra casa,
    donde brillan los muebles de parafina,
    suelos embellecidos con nuestro calor,
    y rincones que ya no hablan, han enmudecido,
    con la fragancia de nuestro amor.

    Soy fosforescencia de invierno en tu pelo,
    el que hace palpitar tus manos con caricias
    de terciopelo, soy tu alma viviendo en mundos
    de ópera de Mozart, el origen de tu vida.

    Soy tu sujetador embelesado
    en tus ubres de pecado,
    soy tu gato y te persigo,
    como a los ratones vagabundos;
    una esmeralda en tu cielo de olor a incienso.

    Soy una serpiente deambulando
    por el paraíso de tu cuerpo,

    entonces,

    se estrechan las calles, los portales se abren
    se acelera el ritmo de tu arroyo, vergel mío.

    Con nuestro amor somos consoladores
    de amantes frustrados, maridos
    que ya no viven atormentados, los hemos endiosado,
    contaminado de nuestro brillo, rojo, intenso,
    como las rosas en el paraíso de tu cuerpo.

    Somos los acompañantes de una orilla solitaria
    bailando sobre tu sexo, como se baila un tango;
    amado destino que surge, en cualquier descampado.
    A bristy y Alde les gusta esto.