1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación
Color
Color de fondo
Imagen de fondo
Color del borde
Fuente
Tamaño
  1. arteFLORmaratón2019a.jpg
  2. ARTEnbppPADRES.jpg


  3. ÉL, EL AMOR Y LAS FLORES
    Un prosema de © Katia N. Barillas


    Él, es como el amor y el amor es una flor que dibuja su sonrisa de azucena en cada gota de agua que suave se desliza -dejando ver el verdor de las hojas calizas- bajo su candor cristalino y transparente.

    Él, es como el amor… ¡Sí! ¡Es así! ¡Así es! Porque él lleva el olor que desprenden las amapolas, la hierba buena y el alcanfor. Sus humores son la brisa cayendo placentera; sus sensaciones huelen a la brizna marina que han soltado -una mañana cualquiera- los bancos de coral… ¡Así!… ¡Así es todo él! Se esconde en los nichos recubiertos por las esponjas de escarcha absorbentes, que tragan y devuelven -en su inanición permanente- cada lágrima llorada por el mar.

    Él, es como el amor y el amor sabe a verdad. Es hermoso y sonríe a la vida en libertad, como haría un soberano a su majestuosidad. ¡Sí! Mi amado, mi bien más querido, es como el amor, porque el amor es sincero, es fraternal, es solidario; es empático y verdadero; es el sentimiento más férreo y el más difícil de encontrar.

    Tanto cariño dado, tan sólo puede ser comparado, con el enigma que reviste a los ovarios de las flores dentro de los pistilos preñados de androceos… Son los androceos, sus críos, sus fetos, los inocentes que los sépalos protegen, en las cuevas que han hecho los pétalos asedados, para que las coloridas sigan el ambiente perfumando. Para que continúen enamorando nuestros encuentros breves, bajo los resplandores que desprende Selene, en los vaivenes de cada ola que mece a los nenúfares, sobre las plácidas aguas rastrilladas del lago y el estero; mientras, nosotros nos deleitábamos -entre besos y abrazos apretados- escuchando las notas subliminales que emergían -por entre las ramas de los ciruelos- desde el equipo de sonido que llevamos para que tocara los discos compactos de Richard Clayderman y Raúl Di Blassio. ¡Tanto amor fluctuaba en nuestro pequeño y a la vez inmenso espacio!

    Y ellas, las aromáticas, son llamadas: Gencianas, lirios, claveles. Y ellas, las que vierten los efluvios más sublimes, son nombradas: Crisantemos, dalias, caléndulas. Y ellas, las fragantes, son mencionadas: Gladiolos, anémonas y calas; anturios, begonias, mirtos y acacias; o simplemente alhelíes y azahares de naranjal, que coronan a la emoción suprema con que se adorna el sentimiento más puro, antes de fenecer y engullirse en las profundidades abismales, donde el error es el jerarca eminente difícil de enmendar, cuando el ego está latente, paliando los alaridos que va dando la consciencia en un llamado definitivo y final.

    Es por ello que, para demostrar cuánto le he amado, he cortado en papel de celofán -para él- un ramillete de versos hechos de caramelos, néctares y sacarina, los que me dispuse a escribir con los tallos dispersos que cayeron envejecidos desde el jarrón donde las tersas dieron -al sucumbir- el último suspiro subliminal y desteñido, desflorándose como el alma que abandona al cuerpo que le dio cobijo; y, ¡he aquí!... Yacen pálidamente rugosos y fundidos con el plasma bermejo que, como tinta semi espesa viaja por los tubos estrechos -que recorren todo mi cuerpo- junto al cariño eterno que tantas veces me hubo profesado mi enamorado amor-amante-amado, sobre el recio afluente que envolviera al inclemente tránsito de los años, en el recorrido que perennemente desconfiguraba las muestras de afecto que hubieron envuelto nuestros encuentros triviales, los que unas veces fueron hermosos y otras, otras fueron funestos y cargados de malos entendidos y terribles desagravios.

    Mas, él sabe que siempre, a pesar de las desavenencias por las que juntos hubimos pasado, estaré a su lado hasta las últimas consecuencias, arrecostada en su regazo protector, escuchando los pálpitos que aún da por mí, su jovial y cansado corazón.
  4. 20190516_230819.jpg