EfÍmera ilusión

CICLOS

Un año más que se va.
Un nuevo ciclo que llega.
¿Qué nos depara el camino?
Quizás hemos de unir los hilos
de las huellas descosidas;
o soplar las alas quietas
de los sentimientos dormidos;
o meditar haciendo énfasis
en lo que hemos perdido:
La sonrisa aquella de un
excelente amigo;
el consejo de una madre;
el abrazo de un padre;
la confianza de un hermano;
los besos de los hijos;
o la fidelidad, el amor y el
compañerismo
del cónyuge querido.
Quizás sea la mirada
que nos dio algún mendigo,
que deseando saciar su hambre
se nos acercó a pedirnos:
una limosna, una miga, un
harapo... ¡Da lo mismo!

Un año más que se va.
Un nuevo ciclo que llega.
¿Que nos depara el camino?
No sabemos si llegaremos
al final de otro período.
Es momento de reflexión,
de dejar atrás la envidia,
el odio, el rencor, el egoísmo.
No sabemos si la muerte
nos apagará de un tajo
la luz de la mirada;
ni tampoco intuimos
si cruzaremos invictos
el río Aqueronte...
O si Caronte
-el barquero del Hades-
confundirá nuestras sombras
-errantes y difuntas-
guiándolas con sus propios pasos
hacia el abismo obscuro,
por no tener un óbolo
para continuar el viaje.

Es menester ser sensatos
y de verdad arrepentirnos...
Por mi parte les digo:
Si he dañado u ofendido;
si he herido o atacado...
Hoy lo admito y
humildemente perdón pido;
pues, quien conoce de valentía,
sabe que disculparse
no denigra ni humilla.

Aprovechemos estos días
para hacer buenas acciones;
dar las gracias y ayudar
son actos que nos cuentan
cuando se acerca el final.
Por eso hagamos de cada día:
- Una perenne epifanía;
- una pascua que trascienda;
- un adviento que en las almas
como un hálito finito, permanezca.

Abracemos al espíritu divino
dándonos unos a otros:
- La confianza de la fe;
- la armonía de la paz
y la esperanza del amor.
Pero, sobre todo, no olvidar de
agradecerle al Creador
por permitirnos ser y estar
-ahora en éste lugar-
disfrutando de coloridos pastores
porque está llegando de nuevo
la santa navidad.

© Katia N. Barillas